domingo, 22 de enero de 2012

Altruismo en la medicina cubana

AÍDA QUINTERO DIP

Cuba ha ganado un prestigio internacional reconocido en el campo de la salud, no únicamente por la calidad de su Medicina y alto nivel y profesionalidad de los servicios que presta, sino también por la integralidad de su recurso humano, de personas dotadas de una capacidad -en ocasiones desconocida en el mundo de hoy- de brindar amor en cada consulta y sentirse identificadas con el sufrimiento de sus semejantes.
Pacientes de Venezuela,Bolivia, Nicaragua, Haití, o de lejanos países africanos, sobre todo los que viven en parajes inhóspitos y de difícil acceso, en comunidades donde nunca había llegado un galeno, son testigos de esa devoción por curar y mejorar la salud de los seres humanos que caracteriza a los médicos, enfermeras y técnicos cubanos que cumplen misión en diversos países.
Tal reconocimiento a los compatriotas del sector eleva nuestro ego; ellos son símbolos de la identidad nacional. Constituye casi una herejía no experimentar orgullo de ser contemporáneos con personas que andan por diversos rincones de la tierra salvando vidas sin distingo de edad, color de la piel, ideología, idioma en que se habla o dinero que el paciente lleva en sus bolsillos.
A una actitud tan desinteresada y devoción por obrar bien, de sentir en lo más hondo el dolor ajeno y hacer hasta lo imposible por aliviarlo, se adiciona el mérito de ejercer la profesión lejos de casa, del cariño de los seres queridos; sin comodidades, a veces con las condiciones indispensables, e incluso, en situaciones de riesgo cuando han atravesado selvas o lagos, o han acudido ante terremotos y tsunamis.
Cada palabra que se escriba para premiar ese esfuerzo y sus resultados sería poco. Cada imagen que se publique no bastaría para mostrar en toda su grandeza el gesto altruista que solo nace y fructifica en almas nobles, de elevados sentimientos de amistad y solidaridad, como caracteriza a ese ejército de batas blancas que honra a la Patria con su desempeño.
Esos mismos valores que con frecuencia enaltecemos de quienes cumplen misión en el exterior, los poseen con creces los que se desempeñan con similar heroicidad y altruismo desde su puesto en la retaguardia, en las unidades asistenciales cubanas.
Abundan historias que merecen capítulos y permitirían evaluar con justeza a esos incansables médicos, enfermeras y técnicos de disímiles especialidades que en los hospitales, policlínicos, consultorios, cuerpos de guardia, y hasta en las farmacias hacen de la Medicina un sentido de la vida y no un medio de vida.
Y quisiera reflejar un ejemplo entre muchos, pues no alcanzarían los días del año para encomiar y honrar a la usanza martiana, la labor de sencillas personas que trabajan en una unidad asistencial insignia, expresión de los avances de la Salud Pública en Santiago de Cuba como el hospital general Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso.
Porque demostraciones de altruismo también abundan en casa, amén de dificultades, carencias e insuficiencias.Coincidirán conmigo en este aspecto, la mayoría de los atendidos en la Sala 5 A del “Juan Bruno Zayas”, con un especialista en Medicina Interna como Enrique Vázquez Sarandeses, asistiendo esmeradamente cada día a sus pacientes con acertados diagnósticos y tratamientos;regalando la mejor de su sonrisa por las mañanas al llegar y cada tarde al despedirse.
Quizás lo más valioso de la labor de este médico es el amor que transpira por la Medicina y por la vida, expresado en buenas acciones, perceptibles también en cada pase de visita enseñando a sus alumnos. Lección tras lección para formarlos integralmente como médicos de una nación como Cuba, que no tiene fronteras y donde el ser humano es lo más importante.
Y puede haber lunares en nuestra Salud Pública, lo admitimos, algun maltrato, un examen incompleto, una atención tardía, un mal servicio… pero son los menos y nunca podrán empañar una obra tan gigantesca hecha por hombres y mujeres con defectos y virtudes, pero bien calificados, enamorados y consagrados, la mayoría, a lo que hacen.
Hay que escudriñar bien en cada hospital, policlínico, consultorio o cuerpo de guardia para valorar que la solidaridad humana, los cubanos no lo ejercemos solo cuando asumimos tareas en el exterior; hay muchos ejemplos que confirman que también se manifiesta en casa, en el responsable puesto de la retaguardia.

martes, 17 de enero de 2012

La grandeza de un pueblo no podrá ser eternamente bloqueada

Aída Quintero Dip

El criminal bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba, decretado oficialmente desde el 3 de febrero de 1962, acumula casi medio siglo de ignominia, y el rechazo internacional que lo ha caracterizado es demostración fehaciente del carácter inhumano de esa política, implantada por una nación poderosa hacia un pequeño país en sus pretensiones por socavar la Revolución.
No obstante las presiones que ejerce el gobierno estadounidense para restarle apoyo en la Asamblea General de la ONU a las Resoluciones presentadas por Cuba para sancionarlo, la inmensa mayoría de la comunidad internacional  ha votado a favor de la condena  a ese verdadero acto de genocidio, a esa práctica de guerra,  que significa el bloqueo económico, comercial y financiero, impuesto  para doblegar la Revolución  e imponer en la isla los designios de Washington.

Ha sido permanente el propósito de infligir graves daños a la nación cubana, doblegar al pueblo y asfixiar la economía provocando pérdidas enormes en diversas ramas y renglones.
El bloqueo también ha costado vidas por la imposibilidad de importar medicamentos y equipos para la salud; abundan testimonios de las vicisitudes y sufrimientos con el terrible saldo de muertos y lesionados; son lacerantes los episodios de madres que han sufrido porque sus hijos han tenido que esperar por tratamientos -algunos imprescindibles para la vida- porque la tecnología existente para la solución al problema,  es exclusivamente norteamericana.
Esa violatoria política de las normas del derecho internacional, transgrede principios de la Carta de la ONU y contradice los propósitos  suscritos en los foros mundiales, dirigidos a alcanzar la cooperación y a impedir  conflictos  entre las naciones.
Suman miles las personas en el mundo que piensan  y atribuyen la  continuidad del bloqueo no a la preocupación del gobierno estadounidense  por el potencial económico y militar cubano, sino a su ejemplo de defensa de la soberanía, y a su sentido de dignidad, justicia social, y solidaridad con los pueblos y hermanos del planeta.
La historia de Estados Unidos no registra otro ejemplo  en que se haya montado una estructura tan extensa de leyes, disposiciones, decretos, enmiendas y reglamentos, además de la prohibición y sabotajes a compras y ventas, créditos y  acceso a nuevas tecnologías, encaminados a destruir a un país libre, aspirante únicamente a desarrollar su propio modelo social.
Nadie sabe cuántos años más continuaremos bloqueados, ni los nuevos presidentes de los Estados Unidos que se echarán al hombro esa infamia.  Sí está muy claro el espíritu de resistencia y la certeza de que algún día los pendones del bloqueo caerán despedazados a nuestros pies porque la historia, la heroicidad y la grandeza del pueblo de Cuba no podrán ser eternamente bloqueadas.
Las causas justas vencen a la larga, tal vez  nunca como ahora  es más potente la voz del mundo para condenarlo.

lunes, 16 de enero de 2012

Rubén Martínez Villena: Periodista cubano que supo tomarle el pulso a su época

AÍDA QUINTERO DIP
Aunque pareciera que un poeta  de la exquisitez y valía de Rubén Martínez Villena tenía muy poco que hacer en una redacción de periódico, ciertamente su multiplicidad de  talento y el imperativo de alzar su poderosa voz  de patriota, a favor de la nación cubana, lo convirtieron en un profesional de la pluma.
En la labor periodística de quien llegó a ser  un intelectual de gran prestigio, está  la esencia, no solo de su estro lírico y ensayos literarios, sino de la evolución de su pensamiento político, puesto al servicio  de las mejores causas en la prensa revolucionaria.
Este devenir comienza con la publicación  de los  primeros artículos de tipo político acreditados en el periódico Heraldo de Cuba (marzo, 1923) y en El Universal (octubre, 1923), cuando el joven recién graduado de abogado se encuentra inmerso en la llamada “Campaña por la regeneración de Cuba”, más conocida en la historia  como Movimiento de Veteranos y Patriotas, desde el cual redactó muchos de los boletines aparecidos en aquella época, en la prensa nacional.
Sus escritos fueron exponentes de una rebeldía innata contra la injusticia  y una crítica acerba contra los gobernantes de turno.
Así su prosa, tan honesta como vertical,  desemboca en la corriente firme del marxismo-leninismo  y toma  -ya en el lenguaje, ya en el enfoque-  dimensiones nunca antes logradas por el poeta que,  al renunciar a la fama y a las comodidades materiales, alcanzó la inmortalidad.
Los trabajos de Martínez Villena en la revista  Venezuela-Libre  -fundada y dirigida por él con un matiz francamente antiimperialista- ponen de manifiesto a un periodista de prosa ágil, dinámica y selecta, y marcan un hito de ascenso que  reflejan la madurez del intelectual revolucionario.
Constituyen un legado sus últimos artículos, escritos bajo la indignación debido a la masacre cometida por el gobierno  de Ramón Grau San Martín contra la masa de pueblo,  el 29 de septiembre de  1933, en la ceremonia de depósito de las cenizas de  otro destacado  revolucionario cubano, Julio Antonio Mella,  su entrañable amigo y guía político, que había sido asesinado en México, el 10 de enero de 1929.
El periodismo le sirvió de arma de combate  y modo expresivo a este  poeta que comprendió  el valor de la prensa y la necesidad  de utilizarla como vehículo de agitación  y propaganda. Tan así lo concibió, que en los últimos meses de su azarosa vida de  revolucionario señaló: “Un Partido sin un órgano de opinión es igual a un hombre sin lengua”.
Es precisamente en la década  del 1923 al 1933 que el líder deviene en periodista y refleja en su obra su toma de conciencia  acerca de la necesidad de emplear la profesión en la divulgación de las ideas revolucionarias. Es así como sale de su pluma una prosa manifiesta de combate mediante ensayos, proclamas y artículos en defensa del proletariado y de su Partido de vanguardia.
Con su dinamismo peculiar Rubén Martínez Villena mostró en sus trabajos el pulso de la época, lo cual constituye tarea esencial del periodista en  cualquier tiempo.
Es ineludible recordar lo útil de su existencia, cuando se cumplen 78 años de su muerte,  ocurrida el  16 de enero de 1934. De él dijo Raúl Roa García, el Canciller cubano de la Dignidad: “Desafió mil veces la muerte y quemó alegremente la vida”.

lunes, 9 de enero de 2012

La cultura de hondura popular nutre cubanía del santiaguero


Aída Quintero Dip
Santiago de Cuba es una plaza fuerte en la cultura, con un rico acervo, reconocido en todo el país e internacionalmente,  que ha trascendido luego del triunfo de la Revolución,  sobre todo, por su calidad, hondura y alcance popular.
Atrás quedó la política cultural de los gobiernos burgueses, de carácter eminentemente simbólico, que servía para denotar la clase en el poder, con exponentes que no representaban  genuinamente la cultura nacional, sino más bien la foránea. Era un arte de elite. El sentido de lo culto se apegaba al arte burgués universal y no se correspondía con el contenido popular de toda la cultura.
Sin  ninguna atención especial y oficial  hacia quienes cultivaban el arte por convicción o por azar, se introducían en el sistema mercantilista del momento tanto músicos, trovadores, escultores, artistas de la plástica. Otro fenómeno eran las sociedades negras que defendían tradiciones afrocubanas y francohaitianas: la Tumba Francesa La Caridad de Oriente, La Tahona, Cabildo Carabalí Olugo y Cabildo Carabalí Izuama, que de milagro subsistían.
La Revolución victoriosa representa, esencialmente,  una Revolución social y cultural que estructuró todo un sistema  dirigido a satisfacer las necesidades culturales y fortalecer los rasgos más genuinos y auténticos de lo nacional.
Santiago de Cuba contribuyó de manera importante a este desarrollo; los artistas se organizaron  en las entidades
que nacían al calor de los nuevos tiempos como la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba y la Asociación Hermanos Saíz.
Así se incentivó la creación  de las instituciones culturales básicas, de acuerdo con las diversas manifestaciones artísticas y literarias, y comenzó a promoverse el arte y la literatura local a nivel nacional e internacional. Además, se fundó un sistema  de escuelas para la formación  de artistas y profesores,  y se organizaron acciones sistemáticas de la programación cultural y el movimiento de aficionados, atendidos por las casas de cultura, que felizmente irrumpieron en el panorama del territorio.
La concepción de la política cultural de la Revolución ha posibilitado la participación del pueblo en variados proyectos,  que benefician el arte y la cultura en toda su vastedad; abarcan desde la zona de montaña hasta el litoral, y  se dedican especialmente a los grupos vulnerables y a la población penal.
Santiago de Cuba también es escenario habitual  de eventos de trascendencia en la música, como los festivales  Boleros de Oro, Internacional de Coros, Matamoros Son, y de la trova Pepe Sánchez; en la plástica es anfitriona de varios salones: ECOLOR, de Fotografía, David,  Premio de la Ciudad de Artes Plásticas, Cartel del Carnaval,  Evento de Paisaje,  Terracota, Internos, Salón del Caribe; en la danza  del estival Internacional de Ballet, Máscara de Caoba, Premio de Coreografía Amalia Cué In Memoriam, mientras en el teatro se destacan el Festival Máscara de Caoba y Encuentro Municipal de Teatro.
Antes de 1959 el patrimonio tangible se encontraba en manos de unos pocos, solo había algunas personalidades como Emilio Bacardí y Enrique Bofill interesadas en poner a disposición del gran  público, las obras patrimoniales de la localidad, donde sobresalen hoy  unos  15 Monumentos Nacionales y dos Patrimonios Culturales de la Humanidad: Castillo San Pedro de la Roca (El Morro) (tangible) y Sociedad Tumba Francesa La Caridad de  Oriente (intangible).
Todo el desempeño  cultural santiaguero tiene un complemento importante en varias instituciones culturales de relieve nacional e internacional, como un hecho inédito y fruto de la Revolución. Pudiéramos ejemplificar con  la Casa del Caribe, Centro de Estudios Maceísta, Oficina del Conservador de la Ciudad, Centro Cultural Africano Fernando Ortiz, Fundación Caguayo, Ateneo Cultural Bravo Correoso…
Mención aparte merece el esfuerzo de los especialistas en el terreno investigativo, en las instituciones culturales, digno de reconocer,  con la realización de eventos integradores de gran impacto, sobre todo en el pueblo.
Es, en resumen, una cultura que clasifica como sostén de la nación, porque la fortalece y defiende; condimentada de talento  y tesón,  con creaciones sui géneris y enorme heroicidad, que sintetizan la cubanía del santiaguero.


jueves, 5 de enero de 2012

Cuba en este enero de las barbas guerrilleras


Wilkie Delgado Correa
En este enero del 2012 desfilarán  recuerdos e ilusiones como en los días del primer enero. 
El primero de enero de 1959 triunfó la Revolución cubana ante el derrumbe estrepitoso de una dictadura feroz y sangrienta. Nada pudo el apuntalamiento económico y militar del régimen por el gobierno yanqui ante el empuje armado del pueblo liderado por Fidel. Fue entonces que un mar de pueblo, festejando la libertad conquistada, recorrió en fiesta multitudinaria el país de oriente a occidente. 
A partir de entonces aquel enero significó un alba de las bellas cosas, en la que ha brotado el fruto de los sueños acumulados durante siglos, aunque en un proceso naturalmente difícil, pero convertido en mil veces más difícil por el vecino gigante de las siete leguas. 
Ha pasado el tiempo, tal vez moroso o apresurado, según la percepción de cada uno, y al cabo se han llenado las manos colectivas del fuego de la tierra y se ha realizado el reparto entre nosotros, este acto sublime de endulzarnos con sencillez la vida.
Así que debemos decir que en este enero del 2012 desfilarán  recuerdos e ilusiones como en los días del primer enero que inauguró nuestra fiesta de victorias con las manos armadas de fusiles. Todavía se preserva con orgullo aquellos fulgores de un estallido súbito y grandioso de una humanidad que se redime y alcanza con sus manos su destino.  
En este enero se recuerda todo: desde la tarde de la arremetida con piedra para así dar respuesta a una ofensa y atropello e iniciar otros actos clandestinos, hasta el sol que se perdía en las lomas para alzarse también y ser un símbolo del derrumbe tremendo de la noche que fue la tiranía. 
Por eso en este enero de las barbas guerrilleras está presente un largo desfile de gestos y memorias, en el que las palabras han sido consecuentes con los actos, en el que la lucha y la sangre derramada no lo ha sido en vano, en el que la libertad y la justicia han ido de las manos de una solidaridad compartida, en las buenas y en las malas, con otros pueblos y en el que sueños y realidades han ido abrazados como hermanos salidos de un mismo vientre. Y sobre todo, en el que se ha sabido defender el todo y las partes, y se ha desterrado el arrepentimiento, la genuflexión, el arriado o el cambio de banderas y el coqueteo ante el enemigo de carácter novedoso o inveterado. 
Los niños despertarán en este enero con el júbilo pueril de un horizonte apacible, a pesar del mundo borrascoso que amenaza con tormentas sucesivas de uno a otro confín. Los hombres y mujeres partirán hacia el trabajo para afrontar la vida fácil o difícil de cada uno, con la risa y la broma a flor de labios, cualidad innata del cubano, y la alegría inmensa que habita este país de siempre. Y aún habrá reservas de energías para afrontar inconformidades, carencias y entuertos, manteniendo la dignidad tan alta como las palmas y preservarla como un culto heredado que nunca estará en venta ni se dejará arrebatar por fuerza alguna. 
Y es que la revolución no es solamente palabra para los labios airados de las rebeliones ni para llenar las paredes de la historia en la noche de la ciudad con letreros nerviosos, prohibidos, apresurados, que quieren inscribir la primavera en los muros encalados de los solares yermos y en los límites geométricos de los edificios. 
Cuánto de anuncio hay en la palabra, de agitación de puños a los cuatro vientos, de convocadas rebeldías de siglos, de asaltos y caídas y de renovados pasos hacia el futuro. 
La Revolución es también el germen de los cambios, la voluntad de las voces preteridas con un dogal a lo largo de toda la existencia, la sangre que perfila los contornos, la dimensión y esencia de las cosas rescatadas de la sombra y del olvido en un amanecer de la violencia o la paz necesarias. Es la posibilidad de la grandeza ejercitada sencillamente, con fiebre, por la gente común, las multitudes, por encima de las estatuas descabezadas del pasado. 
La Revolución es también el fruto de adelantar la aurora a puros empujones y arremetidas; el día de las jornadas largas, de las metas; la hora de acorralar a las alimañas y proteger la vida, la verde hierba, la semilla, la espiga y el tesoro del rocío.   
Y también el cambio del paisaje, la profusión de las alegrías, la liberación de voces y palabras nuevas. Es vislumbre del mundo soñado y presentido que se hace, de repente, real, palpable y evidente.  
Pero también la condición humana al fin recuperada, poseída, incorporada al hombre victorioso y la poesía del trabajo estallando bajo la presencia bienhechora del sol en una patria nueva. 
Nosotros conversamos de estos temas en ocasión del nuevo año mientras cae la tarde y el escarlata del horizonte se torna llamarada en cualquier palmo de tierra del planeta. Y no dejo de pensar en este enero en que todo es posible como en una primavera mágica. Y noto que mi escritura se transforma y que la música acompaña a las palabras porque sé que es maravilloso este momento de sentir  a un corazón emocionado y ver a un pueblo liberado de cadenas.

miércoles, 4 de enero de 2012

CANTO A FIDEL


Aunque hayan transcurrido 53 años, cada vez que llega ese gran día de enero en que los cubanos saboreamos el dulce premio de la libertad,  nos dan deseos de celebrar, de compartir, de gritar a los cuatro vientos que somos felices aquí, y de rememorar  los  momentos más trascendentes de  aquella epopeya que marcó y cambió la vida de este generoso pueblo. Por eso quiero regalarles un hermoso canto, muy conocido pero siempre emocionante, de la cubanísima poeta matancera Carilda Oliver Labra.

CANTO A FIDEL

No voy a nombrar a Oriente,
no voy a nombrar la Sierra,
no voy a nombrar la guerra
-penosa luz diferente-,
no voy a nombrar la frente,
la frente sin un cordel,
la frente para el laurel,
la frente de plomo y uvas,
voy a nombrar toda Cuba,
voy a nombrar a Fidel.
Ese que para en la tierra
aunque la Luna le hinca,
ése de sangre que brinca
y esperanza que se aferra;
ése clavel en la guerra,
ése que en valor se baña,
ése que allá en la montaña
es un tigre repetido
y dondequiera ha crecido
como si fuese de caña.

Ese Fidel insurrecto
respetado por las piñas,
novio de todas las niñas
que tienen el sueño recto.
Ese Fidel -sol directo
sobre el café y las palmeras-;
ese Fidel con ojeras,
vigilante en el Turquino
como un ciclón repentino,
como un montón de banderas.

Por su insomnio y sus pesares,
por su puño que no veis,
por su amor al veintiséis,
por todos sus malestares,
por su paso entre espinares
de tarde y de madrugada,
por la sangre del Moncada
y por la lágrima aquella
que habrá dejado una estrella
en su pupila guardada.

Por el botón sin coser
que le falta sobre el pecho,
por su barba, por su lecho
sin sábana ni mujer
y hasta por su amanecer
con gallos tibios de horror,
yo empuño también mi honor
y le sigo a la batalla
con este verso que estalla
como granada de amor.

Gracias por ser de verdad,
gracias por hacemos hombres,
gracias por cuidar los nombres
que tiene la libertad...
Gracias por tu dignidad,
gracias por tu rifle fiel,
por tu pluma y tu papel,
por tu ingle de varón.
Gracias por tu corazón,
¡Gracias por todo, Fidel!


martes, 3 de enero de 2012

La fortuna de las buenas acciones


Aída Quinterto Dip
Vender asombros aunque parezca una fantasía,  encierra mucha realidad, sobre todo si es a cambio de buenas acciones,  al estilo de un instructivo y sugerente espacio,  que hace unos años dedicaban a los niños y niñas en el popular  programa informativo Haciendo radio, de la Radio Rebelde cubana.
Asombros que van desde aprender algo novedoso de la flora, la fauna,  la historia, hasta estimular la búsqueda, el saber y el amor hacia todo lo útil y bello que nos rodea; buenas acciones encaminadas a fomentar el altruismo y la bondad,  motivando al infante a respetar los símbolos patrios, tender las manos al anciano que cruza la calle,  atender las clases y hacer las tareas o ayudar a mamá en los quehaceres hogareños.
Ahora que iniciamos el año 2012 y rondan las felicitaciones porque unos a otros nos deseamos las mejores venturas en la vida personal, laboral y social, es saludable meditar y proponernos también ser más tolerantes y flexibles en el trato y comprensión de los demás, al tiempo que intransigentes ante  lo mal hecho y las indisciplinas sociales que afean la vida y  perjudican el entorno. En fin, llenarnos de buenas acciones.
Estas hacen falta en el trabajo cotidiano para hacer blanco a la eficiencia  que reclama la economía cubana en tiempos difíciles y de actualización de su modelo, en todas las ramas; en el  aprovechamiento de la jornada, en la responsabilidad y disciplina en cada puesto para rendir al máximo, cumplir con calidad y hacer más con menos recursos, para que la sociedad siga avanzando.
Buenas acciones necesitamos este año entre los trabajadores que prestan servicios en la salud, el comercio, la gastronomía y el turismo para que florezca más la sonrisa, el buen trato y la excelencia en el servicio al cliente, igual en el caso de un nacional que de un foráneo.
Que reine la solidaridad, la cooperación  y sucumba el egoísmo en las relaciones entre familiares, amigos, vecinos y compañeros de labor, para seguir unidos forjando esta gran obra colectiva con el rigor de un orfebre y la ternura de un maestro.
Desechemos un poco esa desenfrenada añoranza, en algunos,  de poseer lo que no está a su alcance, ni es imprescindible para la vida. Y que piense en su proceder aquel que se siente superior y subestima al prójimo, simplemente por el sitio donde trabaja o las remesas que recibe.
Es pobre de espíritu y de estimación quien así actúe, al ignorar una gran verdad  que las personas valen por lo que son y no por lo que tienen u ostentan.
El acercamiento a un tema tan sensible, que no pretende herir susceptibilidades, me hace recordar al sándalo, ese árbol de madera amarillenta,  muy olorosa, oriundo de las costas de la India y varias islas de Oceanía, pero con una singularidad que usted apreciará  al final de este trabajo y que sería un lindo asombro para los niños y niñas en la aspiración de que crezcan a plenitud.
Porque ‘”el camino es fácil y sin espina para el que hace el bien”, según expresa una frase célebre; anímese a llenarse de buenas acciones y a ser como el sándalo, que perfuma al  hacha cuando lo hiere.