miércoles, 29 de febrero de 2012

“Patria” nació para juntar y amar

Aída Quintero Dip
Este 28 de febrero participé en un intercambio profesional muy fructífero propiciado por el Taller Martí y el Periodismo que tradicionalmente desarrolla la Unión de Periodistas en Santiago de Cuba, como preámbulo a la jornada por el Día de la Prensa Cubana, que se celebra el 14 de Marzo, precisamente en honor a la fundación del periódico Patria por José Martí, en fecha similar de 1892.
Me sentí halagada, me estremecí otra vez con el verbo ardiente y patriótico de nuestro Martí, aprendí un poquito más de su enjundiosa obra, magisterio, ética y, sobre todo, de su periodismo.
Lo mejor fue estar rodeada de estudiosos y amantes sempiternos de la obra martiana, quienes aprovechan el más sencillo de los encuentros para traer al Héroe de Dos Ríos a la vida con toda su vigencia.
Todo empezó cuando los doctores Israel Escalona, presidente de la Unión de Historiadores de Cuba en la provincia, y Damaris Torres, investigadora del Centro de Estudios Antonio Maceo, disertaron en torno a la trascendencia que el más universal de los cubanos dio a la historia en su labor periodística para servir a la Revolución, como excelente comunicador que tenía conciencia de para qué y para quién escribía, tocando siempre las fibras del ser humano.
Comprendí mucho más sus palabras cuando la periodista Adis López González defendió su ensayo En la infinita sensibilidad: donde vive el pensamiento y la acción, que sobresalió por el tratamiento poético al periodismo martiano y el análisis profundo del periódico Patria.
La colega recalcaba una frase que simboliza la verdadera dimensión del órgano: “Patria nace para juntar y amar y para vivir en la pasión de la verdad”. “Patria nace a la hora del peligro para velar por la libertad”.
Y es que Patria tenía el espíritu de José Martí, era parte de él, como el hijo amado en el cual volcó su amor infinito por Cuba.
Nada útil ni conmovedor faltó en sus páginas desde los valores que había que inculcar en las nuevas generaciones hasta los pormenores de la lucha en pos de la independencia de la nación.
Porque si a un plan obedecía el enemigo: de enconarnos, dispersarnos, ahogarnos… La respuesta tenía que ser -advertía Martí- también de altura: Apretarnos, juntarnos, burlarlos, hacer al fin nuestra Patria libe. Plan contra plan.
Siempre he sentido un respeto extraordinario por ese órgano que más que un periódico era la voz de Martí, convocando a la Guerra Necesaria, y logró éxito como ningún otro en la época por sus excelentes artículos y espíritu amigable y conmovedor, con énfasis en el trabajo por la unidad real y creadora.
Como herederos de Patria, cuya creación resume el concepto martiano de que el periodista es un soldado de las ideas, pienso que estamos en deuda con el legado periodístico del Héroe Nacional, no solo en la divulgación de sus ideas precursoras y enjundiosa obra política, económica, social, científica, sino, sobre todo, en la aprehensión y puesta en práctica de su magisterio en el ejercicio de un oficio que mucho puede aportar en el perfeccionamiento de la sociedad, esencialmente en estos tiempos de difícil coyuntura en que es vital la resistencia a una guerra que se nos hace a pensamiento y a pensamiento estamos convocados a librarla.

domingo, 26 de febrero de 2012

Lealtad y orgullo

AÍDA QUINTERO DIP
La historia de Cuba ofrece ejemplos elocuentes de lealtad a los principios como mejor herencia en la formación de las nuevas generaciones, y para la defensa de una nación donde abundan las personas que han bebido el legado de sus héroes y mártires y les será muy difícil traicionar la gloria que se ha vivido.
En tal sentido sobresalen acciones en el acontecer nacional como la del Cacique Hatuey, quien en la hoguera, donde lo pusieron los colonialistas españoles por su rebeldía, rechazó hacerse cristiano e ir al cielo, como le pidió el sacerdote, para no encontrarse allá con los esclavizadores de los suyos.
A Carlos Manuel de Céspedes, el cual dio el primer grito de independencia en La Demajagua, para darle libertad a sus esclavos,lo consideramos con justeza el Padre de la Patria, porque refutó dejar la lucha para salvar a su querido hijo Oscar, que había caído prisionero de las tropas enemigas, alegando que todos los cubanos eran sus hijos.
El digno camagüeyano Ignacio Agramante, al escuchar a un conspirador independentista quejosamente preguntar cómo íbamos a liberar a Cuba, siendo muy superior el poderío militar de los colonialistas españoles, sin vacilar, exclamó: “¡Con la vergüenza de los cubanos!”.
Esa misma vergüenza llevó a los valerosos bayameses a quemar su amada ciudad, el 12 de enero de 1869, antes de rendirla a los pies del enemigo.
Mariana Grajales, nacida en esta indómita tierra de Santiago de Cuba -para orgullo de sus pobladores-, mientras sus hijos Antonio y José daban un paso al frente para sumarse a la revolución, se dirigió al más pequeño de su prole y le indicó empinarse para que también respondiera al llamado del deber.
El guajiro matancero Secundino Alfonso, ordenanza del Brigadier Pedro Betancourt, al ver caer del caballo a su jefe, le cedió el machete y su propio caballo y lo protegió, hasta morir disparando contra el enemigo.
Otro ejemplo que vale la pena rememorar en la historia de Cuba es el de la madre de Calixto García Iñiguez, cuando supo con angustia que éste había caído prisionero en manos de los españoles, dijo: “¡Este no es mi hijo!”, pero al saber que se había dado un tiro, que no logró matarlo, expresó: ”¡Ese sí es mi hijo!”
José Martí, siendo apenas un adolescente, cargado de cadenas y grilletes, le escribió a su madre, rogándole que, en vez de llorar, pensara que entre las espinas, nacen las flores. De cara al Sol supo el Héroe caer en combate tras sembrar un jardín de ideas que hoy se esparcen y rinden frutos en su Patria.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Novios, amantes, enamorados…

Aída Quintero Dip
Amores que conmueven, que sufren la separación y añoran el reencuentro; vencen adversidades y transpiran esperanza; provocan lágrimas y alegrías; ejemplos de lealtad y sacrificio por la felicidad de los demás; forjadores de virtudes en la distancia; así son los amores de Adriana y Gerardo, Olga y René, Fernando y Rosa Aurora, Elizabeth y Ramón que han dejado de ser íntimos, de ellos mismos, para hacernos sus cómplices.
Emocionante hasta sentir el pecho apretado y el corazón sin aliento fue escuchar sus voces este 14 de Febrero, su mensaje de amor y nostalgia por la ausencia de la mujer amada, sus canciones predilectas, y saber otra vez y otra vez cuánto aman, cuánto añoran, cuánto luchan, cuánto esperan, cuán altruistas son nuestros Cinco hermanos.
Enternecedor fue confirmar nuevamente de qué madera están hechas estas heroínas, Marianas de estos tiempos, mujeres a la altura de sus héroes, que como esposas siguen forjando a los hijos que han crecido sin la presencia tan importante del padre. Y Adriana y Rosa Aurora que duelen mucho más porque no han podido engendrar el milagro de la vida.
Podrían parecernos leyendas normales de enamorados, pero estas tienen un hálito de grandeza, de lo sublime; se alimentan de cartas, poemas, llamadas telefónicas, retratos, se nutren de la savia de la solidaridad de un pueblo que está de su lado y de amigos que los apoyan. Es una causa que merece el triunfo.
Todas las separaciones duelen, pero tal vez la que más lágrimas provocó fue la de Adriana porque contra su Gerardo se ha ensañado la crueldad del imperio, su odio hacia la Revolución cubana. “Por eso en este día de felicidad, romance y regalos no encuentro mejor obsequio para ti que ofrecerte mi futuro, porque ya eres dueño de mi pasado y de mi presente”.
Agradezco a la Televisión cubana el especial regalo de este 14 de Febrero, Día de los Enamorados, al ofrecernos ese pedazo de historias de amor de los Cinco tan puro, humano, todo entrega. Ojalá nunca les falte “Una luz en la oscuridad”, como la de Radio Rebelde, que alienta de manera singular a estos novios, amantes, enamorados de la vida, dignos de respeto y admiración.
Ellos y ellas ya tienen su propio canto, ya han hecho suyo su himno de amor: Te amaré hasta el fin de los tiempos. Te amaré y después, te amaré....
Los amores de Adriana y Gerardo, Fernando y Rosa Aurora, Elizabeth y Ramón seguirán creciendo tras las rejas, y el de Olga y René en la distancia de una libertad supervisada, si yo, tú, él, ella, nosotros, todos, multiplicamos la lucha para que ese regreso a la patria amada sea más temprano que tarde, y proseguimos la pelea hasta conquistar toda la justicia, a la manera de nuestro José Martí.

martes, 14 de febrero de 2012

El planeta reclama auxilio

AIDA QUINTERO DIP
Hace casi medio siglo, algunos comenzaron a expresar inquietudes sobre el medio ambiente, frente a una civilización bárbara que estaba destruyendo las condiciones naturales de vida, y peligrando la supervivencia en el planeta.
Cuando por primera vez se ponía sobre el tapete ese delicadísimo tópico, muchos pensaron que se trataba de personas exageradas. Pero realmente estaban muy bien informadas, eran inteligentes e iniciaban así la misión de concientizar a la opinión pública sobre el tema, con la angustia de que fuera tal vez demasiado tarde para adoptar medidas.
Lo más lamentable que se releva en este asunto, es que quienes por sus altas responsabilidades políticas debían mostrar las mayores preocupaciones, reflejaban más bien desconocimientos, y hasta desinterés y desprecio por esa cuestión.
Cada año hay nuevos intentos por hacer algo útil, pero no se avizoran cambios halagüeños. Ante ese gran dilema se celebra cada 5 de junio el Día Mundial del Medio Ambiente, y más que sentir regocijo por festejarlo con resultados a su favor, la especie humana tiene nostalgia e incertidumbre por el futuro del planeta.
De acuerdo con apreciaciones de un previsor como Fidel, el acelerado deterioro del medio ambiente clasifica entre los problemas cardinales que agobian al mundo en este milenio, lo cual indica la urgencia de buscar alternativas para salvarlo, si aspiramos a tener garantía de futuro.
El asunto incluye en el mismo rango de prioridad las funestas consecuencias de la proliferación de armas de exterminio y del incremento de pobreza, hambre, enfermedades, desempleo…
Ahora nos separan casi 20 años desde la Cumbre de Río de Janeiro, convocada por las Naciones Unidas, que contó con la presencia de Fidel, quien ha dicho que “pese a la proliferación de discursos, compromisos y promesas, muy poco se ha hecho. Sin embargo, la conciencia del mortal peligro crece. Debe crecer y crecerá la lucha. No hay alternativa.”
Y lo más grave aún es que la población mundial seguirá aumentando aceleradamente cada año, según el criterio de expertos. La gran alarma provocada por esa explosión demográfica, unida a la apresurada degradación de las condiciones naturales elementales para la supervivencia de la especie, ha causado verdadera consternación en muchos países, ya que la mayoría de los crecimientos ocurrirán en las naciones del Tercer Mundo.
Conociendo el creciente deterioro y reducción de los recursos de la tierra y el agua, las hambrunas que ocurren en muchas áreas geográficas, la indiferencia y el despilfarro de las sociedades de consumo, así como también los problemas educacionales y sanitarios de la población mundial, si no se resuelven, es como para imaginarse una gran catástrofe.
No puede desdeñarse nada que tenga que ver con el daño ecológico y la destrucción del medio ambiente, porque esto puede poner en peligro la existencia misma de la humanidad. Esa es la advertencia, el planeta, nuestra casa común, reclama auxilio.

lunes, 13 de febrero de 2012

Canto a la esperanza de una madre

*Historia que revela cómo Rita y su hijo, esgrimiendo amor y entereza, le tendieron una trampa a la adversidad

AÍDA QUINTERO DIP

En un modestísimo pero amoroso hogar de El Caney, en la oriental provincia cubana de Santiago de Cuba, vive Rita García Hierrezuelo, una mujer dedicada y vivaz a quien de verla se le descubre una identificación plena con esa madre que José Martí intuía debiera llamarse Maravilla.
Hay que conocerla, oírla hablar del desvelo y atención hacia el hijo discapacitado, de la esperanza que en todos los sentidos anima su vida, para comprender que ese nombre le viene como anillo al dedo.
A pesar de los problemas de salud, y de tantos asuntos que le roban el sueño y a los cuales entrega cabeza y corazón para resolverlos, Rita es la vitalidad en persona para servir a Rider Miguel Hillet García, de quien es el brazo derecho en las buenas y en las malas, en los momentos difíciles y en los días de felicidad.
Lo mismo ha sido sostén imprescindible las 14 veces que lo han sometido a delicadas operaciones, que cuando silla de ruedas en manos lo lleva a los ejercicios de rehabilitación, y a las actividades culturales para que él disfrute como cualquier otro muchacho de su edad, o deleite a los demás con esas canciones que en su voz parecen soles tras un día lluvioso.
“La devoción, paciencia y ternura son virtudes necesarias para cualquier madre, pero hacen más falta aún cuando se tiene un hijo como Rider Miguel.
Y Rita está agradecida porque el Estado cubano le ha hecho más tolerable su situación. Ya no tiene que ir todos los días al hospital general Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso, de Santiago de Cuba, a trabajar como auxiliar de limpieza, o como lo hizo primero en la rama gastronómica, para mantener el hogar y la familia, ni dejarlo solo mientras cumple su labor, porque ahora recibe un salario para cuidarlo.
“Únicamente un país como Cuba es capaz de hacer eso por las personas humildes y necesitadas de apoyo como es mi caso. Yo estoy más que satisfecha, contenta; por la salud y rehabilitación de mi hijo se hacen todos los esfuerzos.
“A Rider le diagnosticaron una atrofia occipital izquierda de nacimiento que le produjo una lesión en el cerebro y retardo motor, por lo que tiene muy poca movilidad en los pies y en las manos. En otro país no tuviera las posibilidades de integrarse así a la sociedad.
Rita recuerda que de las 14 intervenciones quirúrgicas, ocho se la han hecho bajo la experta mirada del doctor y profesor Rodrigo Álvarez Cambras, con un equipo multidisciplinario, en el hospital ortopédico Frank País, de la capital cubana, una verdadera cátedra, de alto prestigio nacional e internacional en la especialidad.
Ahora ella está preocupada porque “quieren hacerle una operación de rodillas, que le da garantía de poder caminar, y como es lógico tengo un poco de miedo, pero también mucha confianza”.
Respaldo estatal por medio, madre e hijo constituyen un perfecto binomio para enfrentar los retos que imponen su discapacidad. Los dos la han asumido con igual responsabilidad y entereza.
“Antes de ponerse en práctica el Programa de Estudio Genético, del cual somos beneficiarios, yo era la maestra del niño, le enseñé las primeras letras, y después a leer. Actualmente da clases con una maestra ambulatoria, yo aprecio mucho su trabajo.
“Él tiene voluntad, no se deja vencer por los inconvenientes, siempre muestra interés por el estudio. No perdemos nunca la esperanza, le gusta la computación y ahí yo veo un buen campo para desarrollar su inteligencia”.
La Asociación Cubana de Limitados Físico-Motores (ACLIFIM) también ha puesto su granito de arena en esta historia. “El niño es miembro de la asociación, que igualmente se ocupa de su bienestar e inserción en la vida útil; la silla de ruedas fue un regalo de la dirección nacional”.
Rider Miguel se ha convertido en un muchacho famoso en El Caney; no hay actividad cultural en una escuela, un barrio o en la Casa de Cultura donde no sea invitado especial y regale al auditorio sus canciones.
¿De dónde le viene esa afición por el canto?, le pregunto a su mamá.
“Pero no te has dado cuenta de mi apellido -expresó asombrada Rita- somos familia del Dúo Los Compadres; mi mamá es Rita Hierrezuelo Ruano, prima de Lorenzo y Reynaldo Hierrezuelo”.
Parece que el muchacho se cogió el parentesco para él solo, en su afán por perpetuar a los célebres músicos; enhorabuena se dedica a cantar y a cantar, cuando no está estudiando o jugando pelota, parchís, dominó, tenis…desde su silla de ruedas.
El Estado, Rider Miguel y su amorosa madre se empeñan -con resultados- para que su vida no sea diferente a la de los demás.

jueves, 2 de febrero de 2012

Sara, la voz de “La Victoria”

Aída Quintero Dip
La noticia de la muerte de la destacadísima cantante y compositora Sara González conmocionó al pueblo de Cuba, y seguramente más allá de nuestras fronteras donde su música, su arte, su canto, su calidez humana, también trascendió.
Este miércoles 1 de febrero dejaba de latir el corazón de una cubana íntegra y revolucionaria; mujer de incansable amor al trabajo dotada de una voz excepcional; intérprete paradigmática que dejará huellas como forjadora del Movimiento de la Nueva Trova.
Sentimos que A “La Victoria”, “Girón”, “Su nombre es pueblo” y otras muchas, les falta desde este instante la intérprete más genuina, la que hizo gala de virtuosismo en esas canciones emblemáticas que quedarán para siempre, junto a ella, en el alma del pueblo.
La intelectualidad de la nación rinde tributo ante sus cenizas en la sede del Instituto cubano de la Música en La Habana, y enaltece su obra. Allí no faltaron ofrendas florales de Fidel y Raúl para rendirle postrer homenaje a Sara González.
Pero el sentimiento de dolor por la pérdida de una de las grandes trovadoras cubanas, que provoca un vacío en la cultura nacional, se ha extendido a lo largo y ancho del Archipiélago donde también dejó su impronta.
Le doy la razón a quien escribió refiriéndose a ella: “Pero la muerte no es tan cierta si se ha dejado una estela, un camino, una pista…por donde caminen quienes busquen nuestra esencia”.
Le doy la razón, asimismo, a quienes han significado que su obra es un importante sustento de la cancionística cubana de todos los tiempos, particularmente la patriótica y revolucionaria.
Y a los que emitieron juicios de Sara como una persona maravillosa, y a quienes valoraron su ejemplo de ser humano, con una actitud insuperable ante la vida y el canto.
No tengo dudas, Sara será para siempre la voz de “La Victoria”, ese himno que era único en su tono tan elocuente como intimista, que cada vez nacía nuevo de su garganta como un torrente de luz y amor.
Sara escribió como para ella misma, porque: “La muerte con su impecable función de artesana del sol, que hace héroes, que hace historia…”

miércoles, 1 de febrero de 2012

Madres corajes debieran llamarse las que engendraron a los Cinco

Aída Quintero Dip
Cada día 5 de cada mes la voz de la solidaridad internacional se alza más poderosa todavía para clamar por la libertad de los Cinco, y aunque la gran prensa de los Estados Unidos ha hecho mutis para ocultar al mundo la verdad sobre estos valerosos cubanos y su altruista misión de luchar contra el terrorismo, se va rompiendo poco a poco el muro del silencio.
La referencia a un asunto el que se ha ensañado la crueldad de los enemigos de la Revolución cubana, que tiene en vilo a millones de cubanos muy atentos en cuanto ocurra respecto a ellos, me hace pensar invariablemente en sus familiares, los más sufridos por la ausencia de sus seres queridos.
Pienso en esas madres suaves como un pétalo de rosas pero fieras como leonas en la lucha para que liberen definitivamente a sus hijos y regresen a casa. Madres pródiga de ternura y rectitud como Irma, Magali y Mirtha que desempeñaron un papel decisivo en la forja de estos hombres, devenidos héroes por la hidalguía que mantienen tras cruel encierro luego de un juicio amañado e ilegal realizado en Miami donde fueron injustamente condenados.
Y René ahora libre de las rejas de la cárcel donde estuvo, sigue preso en Miami con “libertad supervisada”, una injusticia sobre otra contra un hombre que igual que sus cuatro hermanos solo ha luchado por salvar a su pueblo, y a otros pueblos como el de los Estados Unidos, de la muerte y de acciones terroristas.
Mucho tienen los Cinco de las madres que los engendraron y educaron porque con su amor contribuyeron a forjar esa voluntad de acero que los distingue, esa capacidad de crecerse ante la adversidad y de nunca llorar ante el enemigo, aunque sí entre amigos como lo hizo recientemente René ante la maravilla de La Colmenita.
Su madre Irma Sehwerert, y Magali Llort madre de Fernando, en una ocasión en que tuve la suerte de abrazarlas, durante una conversación en uno de los recesos de las sesiones del 8. Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba, me confesaron aspectos de la nobleza y fortaleza de sus muchachos, y del amor que inculcaron en ellos por Cuba, la libertad y la justicia.
Sus hijos han devenido héroes pero de carne y hueso, los ven como personas con un nivel óptimo de discreción, muy serias y responsables para todo; pero, por otro lado, como cubanos rellollos, que gustan de las jaranas, el baile y la música, que no han perdido su capacidad de amar y de luchar.
Y la ignominia contra esos dignos cubanos no puede demorar tanto. Duele escuchar a Mirtha, quien dijo recientemente que teme, por lo avanzado de su edad, no tener tiempo para esperar el regreso de su hijo Antonio.
El pueblo, en pago a su sacrificio, no abandonará jamás la lucha hasta conquistar toda la justicia en el caso de los Cinco, y sus madres están en primera fila en ese combate, así lo han confesado y así lo han demostrado.
Si José Martí las hubiera conocido hubiera tenido que decir de ellas lo mismo que una vez expresó de Mariana Grajales: “Fáciles son los hombres con tales mujeres”.