jueves, 28 de junio de 2012

Josué, Floro y Salvador, entre los héroes, su destino



Aída Quintero Dip
El  30 de junio es una fecha bien prendida al corazón de los nativos en la rebelde y heroica ciudad de Santiago de Cuba. Ese día de 1957 -época en que la urbe era un hervidero de rebeldía contra el régimen de Fulgencio Batista-, tres de sus mejores hijos se inmolaron en una acción revolucionaria.
La tiranía pretendía crear una imagen deformada de la realidad cubana, con el fin de ofrecer la impresión de un clima de paz y normalidad, restándole crédito a la existencia de un foco insurreccional armado en la Sierra Maestra, y con esto dar por sentado que aquel régimen de facto gozaba de estabilidad.
Por esos días hubo un notable incremento de la acción revolucionaria, y el 28 de mayo de ese año ocurrió la victoria de las fuerzas del naciente Ejército Rebelde comandadas por Fidel en El Uvero. Los órganos represivos multiplicaron sus criminales métodos intentando contener el espíritu de combatividad que crecía.
El Movimiento Revolucionario 26 de Julio y sus  combatientes clandestinos no podían quedarse con los brazos cruzados  y  bajo la dirección de Frank País fraguó una acción audaz, para  boicotear un gran mitin político, en el céntrico Parque Céspedes  de Santiago de Cuba,  y  poner en ridículo a sus organizadores, en la que mueren Josué País García,  Floromiro Bistel Somodevilla y Salvador Alberto Pascual Salcedo. 
Así describía aquel hecho en un trabajo periodístico la corresponsal en La Habana de The New York Times, Ruby Hart Phillips. «(...) Santiago era un campo armado. Policías y soldados estaban apostados en todas las esquinas. Los carros patrulleros rugían por la ciudad. Las calles se encontraban desiertas. Parecía como si Santiago estuviera bajo un bombardeo (...) Se me hizo evidente el verdadero horror de lo que estaba sucediendo en Cuba (...)».
La audacia y heroísmo mostrados por los tres jóvenes inmolados quedaron grabados eternamente en  el corazón e historia de luchas de su  pueblo, como un ejemplo de absoluta fidelidad a la causa de la Patria y la propia Revolución, cuyo triunfo no pudieron disfrutar.
Los protagonistas de la acción sobresalían por sus valores humanos y revolucionarios. Frank, hermano de Josué,  era muy audaz, arriesgado, y exigía que en la acción se fuera así, pero que no se perdiera la vida inútilmente por apasionamiento. En tal sentido luchaba con Josué, que era muy apasionado y muy fogoso, aunque también lo admiraba mucho.
Era notable la diferencia de caracteres entre ambos: Frank introvertido y parco al hablar, y Josué, extrovertido, pero poseedor de una innata rebeldía contra todo lo injusto a su alrededor, sin embargo un especial grado de afinidad prevalecía entre ellos desde la niñez, que convertía esos nexos de hermandad y compañerismo en algo digno de  resaltar.
 Haydée Santamaría, Vilma Espín y otros compañeros de lucha testimoniaron
que Josué idolatraba a Frank. Juntos abrazaron el ideal liberador a raíz del golpe de Estado  de la camarilla batistiana, el 10 de marzo de 1952; no escatimaron tiempo ni condiciones para dedicar, en grado sumo, esfuerzo, sacrificio e inteligencia  a esa lucha de pueblo, con la realización de acciones desde el medio clandestino, dirigidas a contribuir al derrumbe definitivo del oprobioso régimen tiránico y lograr una radical transformación de la vida social, económica y política de la nación.
Cuando la estoica madre, Doña Rosario, conoció de la caída de su pequeño Josué, se encaminó serenamente hasta el hospital. Una vez frente al cuerpo de su entrañable hijo, se produjo una fuerte escena de dolor reprimido. Con una mirada triste y profunda amargura, pero sin lágrimas, dijo ella entonces: “¡Qué lástima...! Han tronchado una vida que empezaba, llena de ilusiones...”
Tras aquella infausta jornada Frank, quien se hallaba en vigilia, destrozado por la irreparable pérdida, oculto e impotente, escribía su desconsolado poema dedicado “A mi hermano Josué, a mi niño querido”, en el cual lo consideró entre los héroes, su destino.
Después del Enero de 1959, Doña Rosario  hizo sembrar flores blancas y flores rojas en la tumba de Frank y Josué, en el cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba; las primeras  como tributo a la pureza de su primogénito, y la segunda, para hacer lo mismo ante la rebeldía de su hijo menor, según reseñó la combatiente, ya desaparecida, Gloria Cuadras de la Cruz.
Josué, Floro y Salvador dejaron un legado imperecedero para las nuevas generaciones de cubanos, los tres héroes siguen viviendo en el alma del pueblo.

miércoles, 27 de junio de 2012

Santiago de Cuba, tierra que alienta y enamora



AÍDA QUINTERO DIP
La historia de Santiago de Cuba no se hubiera enriquecido en tiempos de Revolución sin el aporte de personas laboriosas como Silvia Taquechel Hernández, delegada de circunscripción por nueve mandatos, una de las de mayor veteranía en esa función;  Vanguardia Nacional consecutivamente como trabajadora de la Cultura, y de las personalidades galardonadas con la Placa Conmemorativa 490 Aniversario de la fundación de la villa, entregada por única vez en el 2005.
 “Santiago de Cuba es parte de mi vida, es sentido de pertenencia y  motivación permanente para obrar en su beneficio; la amo tanto,  que haría lo imposible por servirle y enaltecerla. Cada día cuando amanece le doy gracias a la vida y a Santiago por estar ella y yo interactuando y amándonos mutuamente.
“Respeto mucho lo que representa esta ciudad y este pueblo para Cuba,  para la Revolución y hasta para el mundo. Como santiaguera me he sentido reconocida por lo que he hecho, pero pienso que siempre estaré en deuda con una obra que necesita cada día de los brazos de sus hijos.
Eloína Miyares Bermúdez, eminente pedagoga e investigadora del Centro de Lingüística Aplicada, una vida consagrada a elevar la cultura del idioma; Doctora Honoris Causa de la Universidad de Oriente, merecedora del Escudo de la Ciudad, y como para resumir una vasta obra al servicio del pueblo, fue condecorada con el Título Honorífico de Heroína del Trabajo de la República de Cuba, lo que dice más que mil palabras.
”Santiago de Cuba es para mí la vida. He viajado, pero estar en mi tierra natal es lo que más deseos de vivir y de realizarme me aportan. Adoro todo cuanto tenga que ver con Santiago: su paisaje, los niños, los peloteros, los artistas, su  historia extraordinaria, y nuestro pueblo con su carácter, su alegría y  personal comunicabilidad.
“Hasta comerme un mango de bizcochuelo es especial para mí.
“Me estimula ser santiaguera, vivir, crear aquí, y las muestras de cariño que he recibido como reconocimiento a mi obra, que es también de Vitelio, mi compañero en la vida y el trabajo, y de Cuba entera”.
Constructor a pie de obra por más de 30 años, fue jefe de la brigada Huracán, de la ECOA 58,  dedicada a la edificación de viviendas para damnificados de los ciclones, Ricardo Veranes Carrión es el ejemplo personificado. Ostentar desde el 2001 el Título Honorífico de Héroe del Trabajo de la República de Cuba, da fe de la  estirpe de un hombre que no se vanagloria de su grandeza.
“Para mí es un alto honor y una suerte haber nacido en Santiago de Cuba y, sobre todo, haberle servido  como un buen hijo, porque la historia que acumula  es digna de respeto y admiración. Solo pensar en el asalto al cuartel Moncada, el levantamiento armado del 30 de Noviembre, en sus héroes y mártires y que aquí nació la Revolución, me llena de orgullo por vivir en esta tierra tan heroica. Siento satisfacción de haber contribuido a la obra del presente como albañil  a pie de obra, ejecutor,  jefe de cuadrilla y maestro de los nuevos en el oficio para perpetuar  lo que con tanto amor hacemos.”
Wilkie Delgado Correa, Doctor en Ciencias Médicas, Profesor Titular y Consultante, Profesor de Mérito, que imparte clases en la facultad de Estomatología de la Universidad de Ciencias Médicas; escritor, periodista,  hombre de pensamiento profundo y probada militancia, con numerosas condecoraciones como premio a su obra, la última colocada en su pecho fue  la Orden Lázaro Peña de III Grado.
“Santiago es, además de tierra y humanidad especiales de cubanía, un aliento y un espíritu de rebeldía indomable que irrumpe cuando es necesario para jalonar de heroísmo y epopeya la historia patria, mientras cotidianamente vive su vida con la filosofía de crear de la nada, lo poco o lo mucho, las razones para construir e inventar una felicidad compartida con todos los compatriotas y con otros pueblos”.




Muchos han vibrado de emoción ante los jonrones  de Alexeis Bell Quintero,  el  versátil pelotero del equipo Santiago de Cuba, hombre récord  de la pelota cubana. Lo ha aplaudido su afición, también en campeonatos Juvenil en Venezuela y de Holanda, en la Olimpiada de Beijing y otros tantos eventos, pero el reconocimiento que más le ha calado: haber sido invitado de honor al 2. Clásico por Fidel.
“Santiago significa todo para mí, porque es la  ciudad donde nací, me crié, y me ha dado mucho amor y calor de su gente. Yo la  adoro y le rindo honores, primero, defendiendo la camiseta por la Patria chica en el terreno de béisbol, y después, representando esas cuatro letras que me llenan de orgullo.
“Ahora está más bonita, tiene más fuerza, está en su mejor momento con nuevas obras, incluso para el disfrute de los niños. Es una urbe de cerca de 500 años de fundación, pero realmente no envejece, la hemos hecho florecer”.
Desde el responsable puesto de maestro, avalado por 32 años de ejercicio, que conjuga con la de metodólogo integral de Educación Primaria, el M.Sc. Alberto Pérez Rizo ha hecho una importante contribución al crecimiento de la instrucción en Santiago de Cuba, mediante la formación de  las nuevas generaciones con una sólida base de conocimientos y como buenos patriotas.
“Utilizando como herramienta  la enseñanza de la Historia, he redoblado mi  amor y  consagración en el trabajo en honor a esta ciudad rebelde y heroica, porque es mucho lo que significa, para mis contemporáneos y las generaciones que vendrán, su  contribución a la soberanía Patria.
“Santiago de Cuba es para mí la mejor historia que puedo enseñar a mis alumnos, porque está viva y tangible, sus protagonistas  transitan todavía por sus calles llenándolas de gloria. Pienso que la  encumbro haciendo renacer en cada clase el espíritu y la energía hombres y mujeres que lo dieron todo por esta ciudad y por Cuba como Antonio Maceo, Juan Almeida, Frank País, Vilma Espín y Gloria Cuadras”.
El Premio de Periodismo Gloria Cuadras, M.Sc. Miguel Ángel Gaínza Chacón, sagaz periodista, siempre detrás de la noticia, de la buena entrevista, capaz de asumir cualquier tópico con igual profesionalidad;  Vanguardia Nacional del Sindicato de la Cultura, miembro de su Comité Nacional;  un enamorado confeso de la ciudad.
“No dispongo del don de la palabra hermosa. Me conformo con decir que cuando  necesito reforzar mi espíritu salgo a caminar sus calles, donde tengo la impresión de que respiro mejor. 
“Santiago es como una mujer bella, esplendorosa por sus calles ondulantes, sus balcones siempre dispuestos a las guitarras. Mi ciudad es mi orgullo, es mi existencia, es mi aliento; mi gente también me ayuda a vivir, aunque esas mismas personas no reparen en que son así y que tienen el sortilegio de la amistad espontánea, de la solidaridad, de esa manera única de robarse el corazón del otro”.



miércoles, 20 de junio de 2012

Mi periódico es un soldado



Aída Quintero Dip

Nacido bajo el fragor de las balas y de los rigores de la compartimentación exigida en la lucha clandestina, en el Santiago de Cuba ancestralmente rebelde y heroico; el periódico Sierra Maestra sigue siendo, como el 7 de septiembre de 1957, un soldado de la Revolución.
Igual que las indómitas montañas orientales donde se fraguó la libertad,  su nombre es comprometido y de combate y no lo ganó gratuitamente, para merecerlo un grupo de intrépidos jóvenes del Movimiento 26 de Julio tomó la letra impresa como bastión y sembró una semilla.
Hijo de la impronta guerrillera y del ideal libertario de Fidel Castro y de Frank País, vio la luz este agitador en tiempos de clandestinaje, honrando a Patria, que más que un periódico fue la voz de José Martí anunciando la nueva era americana, cuando lo fundó  el 14 de marzo de 1892 para hacer la Guerra Necesaria; o El Cubano Libre, calificado durante la contienda independentista  como artillería pesada de la Revolución.
El Sierra Maestra no solo cumplió esa misión; después de la victoria de Enero de 1959 multiplicó su quehacer y se convirtió en alfabetizador  de ideas nuevas, testigo y testimoniante de la obra colectiva, perpetuando la memoria de momentos trascendentales, estremecedores, definitorios, pero, esencialmente tocando la mente y el corazón del pueblo.
A las puertas de su 55. aniversario, el colectivo de hoy con sus colaboradores de siempre y fundadores al lado, cual centinelas, no recibe la fecha con los brazos cruzados, vanagloriándose de sus resultados. Está presto a asumir los desafíos del periodismo militante y creador de estos tiempos difíciles, ante un mundo convulso y globalizado.
Mejor Centro Nacional del sindicato de la Cultura, lugar destacado en la emulación de la UPEC,  la obtención de premios periodísticos  y el infinito  privilegio de ser buscado cada sábado por los santiagueros y cada día por los internáutas, son motivaciones para continuar adelante, estimulados, además, por atesorar desde abril de este año, la Réplica del Machete del Generalísimo Máximo Gómez, otorgada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Los logros no envanecen a los actuales trabajadores. Solo hay espacio para fomentar  el conocimiento, la cultura, la búsqueda de formas más originales y de profundidad en los contenidos, en los cuales  prevalezca la calidad profesional; solo hay  tiempo para seguir tomándole el pulso a nuestra época, reflejarla aún mejor  y ofrecer un mensaje eficaz, objetivo y oportuno a los receptores.
Prioridades son, también, trabajar consagradamente y ser celosos guardianes de la coherencia, la identidad, la elegancia,  que constituye el estilo del periódico, y esforzarnos por cumplir la misión estratégica de organizar y dirigir la cobertura que permitan garantizarle un perfil propio a nuestro órgano.
No todo está hecho, la deuda está en pie. Informar, educar, persuadir, crear opinión, orientar, argumentar, son verbos urgidos de conjugarse mejor en la prensa cubana y en particular en nuestro Sierra Maestra, en este mismísimo siglo XXI para acercarnos a la máxima martiana, porque únicamente así  se resumen de manera elocuente  los objetivos y las misiones  del  periodismo ético y revolucionario que el Apóstol predicó:
“Toca a la prensa encaminar, explicar, enseñar, guiar, dirigir; tócale examinar los conflictos, no irritarlos con un juicio apasionado; no encarnizarlos con un alarde de adhesión tal vez extemporánea, tócale proponer soluciones, madurarlas y hacerlas fáciles, someterlas a consulta y reformarlas según ella; tócale, en fin, establecer y fundamentar enseñanzas, si pretende que el país la respete, y que conforme a sus servicios y merecimientos, la proteja y la honre”.
En consonancia  con tales preceptos, este soldado fiel afilará su puntería periodística, y se empeñará por dar siempre en el blanco, para parecerse mucho más a la vida que palpita a su alrededor, a su pueblo y a la sociedad que marcha hacia delante, pese a todas las adversidades.

lunes, 18 de junio de 2012

Vilma cual Mariana


“Fáciles son los hombres con tales mujeres”

                                             José Martí
Aída Quintero Dip
Vilma Espín Guillois,  nacida  el 7 de abril de 1930,  en la ciudad de Santiago de Cuba, demostró con su vida y con su obra que es  fiel heredera de las tradiciones de lucha de nuestro pueblo y  de la estirpe de Mariana Grajales, por lo que  clasifica entre las cubanas  más prominentes de todos los tiempos.
Esta excepcional mujer ocupa por derecho propio un lugar destacado en la historia de la Patria, a la cual se consagró en cuerpo y alma  desde la etapa prerrevolucionaria  hasta el logro del triunfo, y en los años de Revolución en el poder.
En la biografía de esta heroína  de la clandestinidad y combatiente del Ejército Rebelde descuella la participación activa en movimientos de oposición a la tiranía, pues al fundarse la organización Acción Nacional Revolucionaria, que más tarde se convertiría  en parte integrante del Movimiento 26 de Julio,  trabajó muy vinculada a esta bajo la dirección de Frank País.
Cuando ya estaba muy  perseguida  -en 1957- y prefirió bautizarse como Débora,  tuvo que pasar a la clandestinidad; para entonces  era miembro de la Dirección Nacional del Movimiento. Poco antes de que Frank fuera asesinado,  la nombró  coordinadora provincial del Movimiento en Oriente.
En junio de 1958 se incorpora a la guerrilla; el II Frente Oriental Frank País, bajo el mando del entonces Comandante Raúl Castro,  fue el escenario donde dio riendas sueltas a sus afanes libertarios hasta el final de la guerra.
Vilma trabajó tesoneramente en el proceso de integración de las organizaciones revolucionarias femeninas  hasta fusionarse en una sola Federación de Mujeres Cubanas,  fundada por Fidel el 23 de agosto de 1960, y fue tan justo que desde entonces la aclamaran como su presidenta, que sus contemporáneas estuvieron orgullosas de haber recibido el nuevo milenio con ella todavía al frente, y esa misma tenacidad, y ese mismo afán de crear y multiplicar del principio.
Al triunfo de la Revolución cumplió, además,  otras tareas que pusieron a prueba su exquisita sensibilidad y voluntad sin límites, como por ejemplo, la responsabilidad de la creación y presidencia del Instituto de la Infancia, empeño en el cual también hizo gala de su dedicación y ternura.
Apenas en 1959, dirigió el  Comité Organizador Cubano que trabajó con vistas al Congreso de Mujeres Latinoamericanas,  que se celebraría en Chile;  y presidió la delegación de las más de 70 cubanas que asistieron.
Entre otras muchas condecoraciones como reconocimiento a su destacada  hoja de servicios a la Patria,  ostentaba la Medalla XX Aniversario y la Orden Ana Betancourt; en 1979, el Soviet Supremo de la URSS le otorgó el Premio Internacional Lenin, por sus aportes al fortalecimiento de la paz entre los pueblos.
Su voz se hizo sentir muchas veces en la arena internacional;  en numerosas tribunas reflejó los intereses y aspiraciones de las mujeres del III Mundo, abogando por la paz y solidaridad entre los pueblos, por lo que no extrañó que fuera elegida en 1964 vicepresidenta de la Federación Democrática Internacional de Mujeres.
Vilma Espín fue fundadora del Partido Comunista de Cuba  e integró la selecta lista del primer Comité Central en 1965, condición que mereció hasta su muerte. También fue miembro del Consejo de Estado desde su fundación, y en el 2. Congreso del PCC, en 1980, resultó elegida miembro suplente del Buró Político, mientras en el 3. Congreso la promovieron a miembro efectivo de esa instancia de dirección, responsabilidad que desempeñó  hasta 1991, como reconocimiento a su probada militancia, méritos y lealtad.
Vilma era el brazo derecho de Frank, el jefe nacional de Acción y Sabotaje del M-26-7, a quien le sirvió hasta de chofer para protegerlo en los momentos  en que era uno de los combatientes más perseguidos por la tiranía, durante los años difíciles de la lucha clandestina en Santiago de Cuba.
Heredó la rebeldía de su amada ciudad natal, la misma que la viera desafiar al régimen en la época de estudiante de Ingeniería Química Industrial,  en la Universidad de Oriente,  que ante el peligro la refugió en sus casas para que nadie pudiera dañarla; la misma que la sintió  por sus calles combatiendo y forjando sueños, la eligió diputada al Parlamento cubano y que le entregó siempre un cariño muy especial por considerarla una de sus hijas más queridas.
En ella se conjugaron de manera excepcional  el valor y la entereza de Mariana Grajales, la visión anticipadora de Ana Betancourt, así como también  la fidelidad  y sensibilidad de Celia Sánchez y Haydée Santamaría; en ella estuvo intacta  la rebeldía de la Sierra, que fue cimentándose poco a poco hasta formarla como un cuadro íntegro, de solidez ideológica a toda prueba, que supo forjar virtudes en las nuevas generaciones.
Vilma tuvo el honor de representar el estoicismo de la mujer cubana  en el levantamiento armado de Santiago de Cuba,  el 30 de noviembre de 1956, junto a Haydée, Gloria Cuadras y otras tantas santiagueras firmes y leales, que vistieron el verde olivo dispuestas a apoyar el desembarco del Granma para ser libres o mártires,  como había pronosticado Fidel.
Hasta su muerte,  la adornó una singular sonrisa,  que la distinguió entre los guerrilleros en los días de la Sierra Maestra, cuando ella y Celia eran las niñas lindas de la tropa y los rebeldes lo mismo les regalaban flores, las protegían como a una hermana para que nada pudiera pasarles, o las acompañaban a riesgosas misiones.
Sintió la satisfacción de haber forjado  -junto a Raúl- una hermosa familia, pródiga de amor, de cuatro hijos y ocho nietos;  seguramente quiso perpetuar en ella -de alguna manera- su vida y experiencia clandestina y guerrillera, pues dos de sus hijas llevan sus más conocidos nombres  de guerra: Déborah y Mariela.
Desde la victoria,  el primero de enero de 1959, le aguardaron tareas decisivas  en la edificación de la nueva sociedad y en la lucha para que la mujer ocupara el puesto merecido. Vivió años de avatares y desafíos disímiles,  pero siempre conservó esa dulzura, mezcla de madre, compañera, amiga, capaz de analizar con igual entereza los  problemas que entorpecen el pleno desarrollo de la sociedad, y  disfrutar de sus avances y éxitos.
Una de las obras que la perpetuará al paso de los siglos es la conducción de la transformación de la mujer cubana, convertida hoy en una poderosa fuerza, protagonista de misiones decisivas para el avance socio-económica y político de la nación;  ella fue  guía indiscutible de la lucha por lograr la verdadera igualdad de derechos y oportunidades.
Conservó hasta el final su fibra de combatiente  sin fronteras,  que en foros internacionales  encarnó el espíritu de lucha del pueblo cubano, amante de la paz, defensora sempiterna de la dignidad de mujeres y niñas  contra los flagelos que atacan hoy al mundo, especialmente en cuestiones relacionadas con el abuso y prostitución infantiles, el comercio de niñas y niños, y la violencia contra ellas y ellos.
Las presentes y futuras generaciones tendrán que venerarla, además,  por su fidelidad a la causa, y especialmente a Fidel, como intérprete ferviente y creativa de sus ideas; por los importantes servicios que prestó a la Patria y por anidar los valores  más auténticos de la cubanía.
Con una mirada optimista, pero inconforme aún por lo realizado en la organización femenina, en una de sus últimas visitas de trabajo a Santiago de Cuba había confesado: “Contamos con muchas reservas  para hacer maravillas en bien de la Patria y la humanidad,  se puede hacer más porque la mujer tiene alas para volar más alto”.
Siempre se sintió dichosa de ser contemporánea de tantas mujeres valiosas  que han puesto su talento y se han consagrado al servicio de la Revolución, por eso conducir los destinos de la FMC más que un trabajo, lo consideró un placer inigualable.
“Su lucha y  legado están en la esencia de los valores humanos”,  dijo en la velada solemne en honor a la heroína,  su entrañable amiga y compañera en los trajines clandestinos y luego del triunfo”, Asela de los Santos, quien sintetizó el vacío que dejaba Vilma, expresando: “¡Cuánto te vamos a extrañar!”
Su muerte -18 de junio de 2007- causó profundo dolor no solo en Cuba, sino también entre las organizaciones femeninas internacionales,  por la inspiración que ella significó en todos los sentidos. Una dirigente de la Federación Democrática Internacional de Mujeres la calificó con dos palabras: única y trascendente, y otras coincidieron en señalar que el mundo le debe mucho a la contribución de Vilma Espín, considerada una de las figuras de más prestigio y autoridad.
Si José Martí la hubiera conocido, seguramente  tuviera que decir de ella lo mismo que una vez expresó de Mariana Grajales: “Fáciles son los hombres con tales mujeres”.

martes, 12 de junio de 2012

Gloria del deporte y ejemplo de lealtad



Aída Quintero Dip
He comprobado una vez más que los cubanos somos una gran familia, que se caracteriza por sentir en carne propia cualquier infortunio de los demás. A lo largo de mi vida y  de los hechos acaecidos, lo he confirmado.
Lo reafirmo nuevamente ahora cuando supe de la  dolorosa pérdida de Teófilo Stevenson Lawrence, esa Gloria del  Deporte cubano que sentó cátedra en el boxeo y fue ejemplo de lealtad a su pueblo y a su Revolución.
La noticia conmovió a mi hogar, a mi barrio, al colectivo laboral. Era tema de conversación en el transporte público, en las bodegas y en las tertulias callejeras. Todos se referían al atleta como un ser cercano, querido, además de resaltarlo como fiel exponente del boxeo mundial.
Es que Teófilo con su sobresaliente actuación en el pugilismo se ganó el cariño de hombres, mujeres y niños que lo admiraban no solo por sus increíbles pegados sobre el ring, sino por su caballerosidad y humildad en las áreas de competencia y fuera del cuadrilátero también.
Él, Alberto Juantorena y otros tantos  que nos llenan de orgullo, son ídolos de generaciones de jóvenes que nacieron y crecieron respetándolos  por la gloria que dieron a la Patria,  por el amor  con que sudaron la camiseta, y la disciplina que mantuvieron para ser siempre grandes.
Amén de lauros y medallas que colgaban de su cuello, de ser triple campeón olímpico y mundial  de boxeo,  y de  todo lo que mereció en su fructífera carrera deportiva,  me queda el recuerdo imborrable de la actitud patriótica de Stevenson.
Fue aquella ocasión en que los mercaderes del deporte le ofrecieron altísimas sumas de dinero para que traicionara a su Patria,  y él respondió que no cambiaba el cariño de millones de cubanos por todo el oro del mundo.
Si este pugilista era ya un atleta de calibre, consagrado y respetado en el ámbito deportivo nacional y fuera de nuestras fronteras, aquella sentida  confesión lo colocó en el altar de la honra.  Con ese gesto tan altruista y digno se ganó  mucho más la consideración de su pueblo.
Ahora ante su muerte, pienso en sus raíces humildes que nunca  desdeñó, en su gente del central Delicias, en Las Tunas,  que lo amaban como nadie, y pienso en nuestra Bandera, su Bandera de la Estrella Solitaria, que está a media asta por la pérdida de un hijo bueno.
El movimiento deportivo cubano está de luto, pero el ejemplo de atleta íntegro de Teófilo Stevenson seguirá ondeando en los cielos del mundo cada vez que un compatriota represente esas entrañables cuatro letras que él defendió siempre con la pasión de su fuerte pegada.

lunes, 11 de junio de 2012

El legado de la filosofía martiana


AÍDA QUINTERO DIP
La necesidad de una reflexión  filosófica y cultural profunda constituye un imperativo de los tiempos de cambios que vivimos. Y el legado que nos dejó en tal sentido José  Martí es imperecedero.
En 1887, al analizar con visión premonitoria los peligros que se gestaban  desde Estados Unidos, el Apóstol indicó: “Se van levantando en el espacio, como inmensos y lentos fantasmas, los problemas vitales de América: -piden los tiempos algo más que fábricas de la imaginación y  urdimbre de belleza. Se puede ver en todos los rostros y en todos los países, como símbolos de la época, la vacilación y la angustia. El mundo entero es hoy una inmensa pregunta”.
Ha transcurrido más de un siglo de esas palabras y mantienen una vigencia renovada. ¿Cómo responder a esta interrogante en el siglo XXI cuando el desafío se presenta de una manera más dramática y universal? Los cubanos, por suerte, contamos con el arsenal de ideas filosóficas presentes en el pensamiento de José Martí.
Tenemos el privilegio de conocer sus concepciones  acerca de lo que él llamó “la ciencia del espíritu”;  las ideas expresadas con belleza poética en los versos de  “Yugo y Estrella” o sus esbozos de gran valor en el campo de la pedagogía en relación con los vínculos, por ejemplo,  entre la bondad y la inteligencia.
Asimismo nos apropiamos de su concepto de que todo hombre lleva dentro una fiera dormida, pero al mismo tiempo somos seres admirables capaces de ponerle riendas a la fiera.
Los criterios en torno a la importancia de la educación y la cultura en la liberación humana, o sus ideas éticas y estéticas y la relación entre estas: “o nos condenan juntos/  o nos salvamos los dos”, tienen asombrosa  vigencia y utilidad. Ocurre igual con las  concepciones sobre el equilibrio del mundo,  analizadas tanto en lo individual como en lo social, y en su dimensión universal.
Resulta que en Martí hacen síntesis  valores  y conocimientos  diversos. La tradición bolivariana  y latinoamericana que el Héroe Nacional cubano enriqueció  con su vida en México, Centroamérica y Venezuela,  y las ideas y sentimientos antiimperialistas  surgidos desde las propias entrañas del imperio yanqui,  donde vivió por más de 15 años,  y  completó allí su pensamiento político, social y filosófico desde la óptica de los intereses latinoamericanos. Fue, realmente, el analista  más profundo sobre la realidad norteamericana de la última mitad del siglo XIX.
José Martí encarna el símbolo más alto de dos siglos de historia cubana y americana. Una cultura que desde su gestación y nacimiento está volcada hacia la acción y vinculada,  por tanto,  a los problemas inmediatos y acuciantes de la actualidad.
Sus seguidores debemos saber usar mejor los verbos amar, pensar, si queremos asumir el mensaje martiano y enfrentar los desafíos que  hoy tiene ante sí la humanidad.

jueves, 7 de junio de 2012

Ciego de Ávila es también un equipo grande



Aída Quintero Dip
Aunque han pasado unos días, espero que el asunto que me motiva no haya envejecido. Siento que se ha hablado poco de la hazaña del equipo de Ciego de Ávila, nuevo campeón de la pelota cubana. Y bien sus atletas y el cuerpo de dirección merecen el elogio pues se crecieron como ningún otro elenco en los play off.
No solo porque es la primera vez en la historia de la provincia avileña que un elenco de béisbol alcanza la corona, tan anhelada por su pueblo; ni siquiera porque se han mantenido en los primeros lugares en las últimas series nacionales, muestra de solidez en el apego a las técnicas y rigores del juego, y madurez de sus peloteros.
Este equipo ganó la disputada corona porque hizo maravillas en el terreno durante el play off no por casualidad, sino como continuación de lo que había exhibido en el campeonato.
Una de las mejores defensas de la 51 Serie Nacional, una ofensiva en la que abundaron jonrones y extrabases, rozando o rompiendo records, y un soberbio pitcheo que sintetizan los nombres de Vladimir García y Yander Guevara.
Ahora recuerdo dos joyas defensivas en los últimos dos juegos del play off, de las manos de Mayito Vega y Borroto; los jonrones que nos hacían levantar de los asientos, de Rusney Castillo, uno de los más sobresalientes en ese aspecto; y también los del veterano Issac Martínez y el jovencito Raúl González, el coraje de Yonder Guevara, lanzando hasta el décimo inning del último desafío de rompecorazones, como si hubiese acabo de iniciar el juego, y el hit de oro de Barbán.
Y no me refiero a cuestiones técnicas porque no soy experta en este campo, sino a las emociones y alegrías que me proporcionaron estos aguerridos atletas, quienes sudaron por amor a la camiseta, lo dieron todo por su equipo con disciplina y una sencillez y audacia dignas de reconocimiento.
No hubo altanería en ninguno cuando casi con el campeonato en el bolsillo, consideraban que nada estaba decidido hasta el out 27 porque estaban peleando frente a un equipo grande.
Nunca los escuché ufanarse de la gloria que tenían al alcance de las manos, con tres juegos ganados y uno solo perdido en la final; solo querían triunfar para darse ese gusto ellos mismos y ofrecerlo a sus parciales avileños y a toda Cuba.
Y dieron lecciones a las nuevas generaciones de peloteros. El día que perdieron el juego entre el noveno y el décimo innings, cuando prácticamente lo tenían a su favor, debe haber sido amargo para ellos, pero no se amilanaron, en el desafío siguiente salieron para más, y lo lograron con creces.
Me inclino ante la modestia de esa gloria deportiva que es Roger Machado. Con una sonrisa que nunca le vimos en momentos de tensión del play off, el día de la victoria se declaró el hombre más feliz del mundo. No era para menos, el manager del equipo de Ciego de Ávila acababa de ganar junto a su aguerrido conjunto la primera corona que obtiene su provincia en el clásico nacional. La merecen tras haberla acariciado casi en la campaña anterior, tras haber sudado la camiseta en el terreno, dar muestra de coraje y del mejor juego en el pitcheo, la ofensiva y la defensa.
Minutos antes de levantar la copa que fue besada con emoción por cada uno de los peloteros, Machado dedicó el triunfo a los Cinco Héroes. Hermoso gesto, a la altura de su victoria.
Cuba cuenta con un nuevo campeón en la pelota, otro miembro en la selecta lista de los equipos grandes.