jueves, 21 de noviembre de 2013

Un maestro, evangelio vivo



    Aída Quintero Dip  
    Quién mejor que Rolando Beltrán Hurtado para figurar en la selecta lista de galardonados con el Premio José de la Luz y Caballero que se otorga, cada dos años, a pedagogos que presentan a concurso enfoques y enjundiosos análisis sobre la vida y obra del célebre educador cubano del siglo XX.
   Quién mejor que este discípulo suyo que, como muchos otros de sus coterráneos, ha hecho realidad la profecía del insigne maestro: “Enseñar puede cualquiera, educar solo quien sea un evangelio vivo”.
   El concepto de maestro es algo mágico para este hombre, le sugiere, le estimula, le emociona, siempre le convida al compromiso y al trabajo sin límites, ante un empeño que le ganó desde que era apenas un escolar.
   Su apego al magisterio le nació a Beltrán bajo la influencia de muy buenos profesores que le dejaron huellas, al revelarle el encanto de las primeras letras y los primeros números. “En el recuerdo guardo nombres imprescindibles en mi formación como César Castellanos y Liliam Pascual”.
   Al responsable puesto de forjar nuevas generaciones  se ha dedicado con tanto amor que acumula más de 20 años consecutivos  mereciendo la condición de Vanguardia Nacional, además de ostentar la Orden Lázaro Peña de III Grado, las medallas  de Proeza Laboral y por la Educación Cubana.
   También exhibe con orgullo en su pecho de santiaguero nato la Orden Frank País, entre otros reconocimientos y distinciones que lo honran.
   Todo eso y más le permite confesar: “Nada en mi vida tendría sentido sin la escuela, sin la algarabía de más de mil niños y niñas que colman las aulas de saber y alegría.
   “El  seminternado Abel Santamaría de El Caney, en Santiago de Cuba, que dirijo desde hace unos 30 años es la mayor motivación de mi existencia”.
   Beltrán fue de aquellos jóvenes que respondieron a la convocatoria de la Revolución, en 1963, para hacerse maestro, que como dijo José Martí es hacerse creador.
   Entonces  pasó por la imprescindible escuela de Minas de Frío,  Topes de Collantes y Tarará, donde asimiló influencias de paradigmas en el magisterio como Rafael María de Mendive y Raúl Ferrer.
    “Esos hombres también han marcado mi actuación; merecí el Premio Raúl Ferrer, en 1998, por mi trayectoria laboral en el sector, así como la distinción que honra al maestro de José Martí por mis años de servicios en un frente tan importante para el progreso de la nación”.
   No hay secretos en esos logros, “sí consagración al trabajo, amor con que asumo las tareas, el ejemplo personal como cuadro, cohesión en la labor de todas las organizaciones, respaldo de los padres y de la comunidad y, esencialmente, por contar con un colectivo de buenos maestros y auxiliares.
   El desempeño en la dirección del plantel no le ha limitado como maestro impartiendo clases,  siempre educando, forjando. De esto dan fe sus reiteradas evaluaciones de MB como profesor y la condición de Educador Ejemplar desde 1982 hasta hoy, cuando ya es máster en Ciencias de la Educación.
   Además de su asidua participación en foros y eventos de pedagogía, en los cuales ha expuesto experiencias de avanzada, aplicadas con resultados en el seminternado.
    Pero más le estimulan los éxitos de su escuela, modelo de la educación cubana, centro de referencia  y Vanguardia Nacional por varios años consecutivos, puntera en el cuidado de la propiedad social y fomento de parcelas que apoyan la formación integral del escolar, con un movimiento cultural competitivo, y promociones de ensueños.
   Un hecho sui géneris es el desarrollo por iniciativa propia del movimiento Seguidores de Abel que permite fomentar valores patrióticos y revolucionarios, y al cual pueden aspirar todos los alumnos, pero merecer la condición únicamente los más integrales en el estudio y cumplimiento de las tareas pioneriles.
   Abundan ejemplos de la simiente que van regando en el ámbito santiaguero y más allá. Migdalia Escudero es una referencia;  en el “Abel Santamaría” concluyó con excelentes notas la Enseñanza Primaria y después regresó con nuevos sueños a su escuela: fue a defender allí su tesis de Doctora en Ciencias Pedagógicas.
   Como Migdalia hay muchos jóvenes profesionales que aportan en universidades, industrias, hospitales, instituciones científicas, que no olvidan que allí adquirieron la primera luz de las manos de buenos maestros que sintetiza Rolando Beltrán Hurtado.
   Esa es la mayor recompensa, el más dulce premio, dice quien disfruta ahora los últimos lauros a su centro escolar: El Premio Los zapaticos de rosa, el más alto galardón que otorga la organización de Pioneros José Martí a personalidades e instituciones cubanas; y la bandera de Proeza Laboral por el desempeño en la recuperación,  tras los embates del huracán Sandy, en octubre de 2012.

Cartas de los Cinco, el gran tesoro de Ana Iris




Aída Quintero Dip

    Se enorgullece con razón  Ana Iris  Limonta Gutiérrez de ser una de las santiagueras que más cartas ha recibido de los Cinco, desde que se dedicó al noble gesto de darles aliento a sus compatriotas, mediante mensajes de hermandad y amor,  además de vivencias de la Cuba querida  que les llegaba como bálsamo en sus celdas de los Estados Unidos.
    Esta historia comenzó en el 2003, cuando decidió escribirle a Antonio Guerrero Rodríguez, uno de los antiterroristas cubanos, motivada por el altruismo y entereza de este hombre -igual que sus cuatro hermanos- y teniendo en cuenta el vínculo afectivo del Héroe con Santiago de Cuba, cuidad en la que radicó y trabajó durante varios años.
    Ana Iris preside un Comité de Solidaridad por los Cinco con miembros de la Asociación Nacional del Ciego (ANCI) y vecinos del reparto La Risueña, en la Ciudad Héroe, donde ha dado calor a esa idea para avivar la lucha por la libertad de Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Fernando González que cumplen, este 12 de septiembre, 15 años de cruel encarcelamiento.
   Ellos, junto a René González, quien ya cumplió su injusta condena, fueron arrestados en Miami el 12 de septiembre de 1998 por alertar sobre acciones violentas planeadas por organizaciones terroristas anticubanas, asentadas en territorio estadounidense.
    Constituí el Comité  después de conocer a Mirha, la madre de Antonio, durante una marcha de mujeres que, en gesto solidario con los Cinco y su familia, tuvo lugar en el municipio de San Luis donde yo residía, cuenta quien después de jubilarse como trabajadora no docente de Educación, pone empeño y corazón a estos afanes.  
    Tengo más de 30 cartas, la mayoría de Tony, pero también de Ramón y de Fernando. Esas misivas representan mi tesoro y solo lamento que perdí algunas cuando el huracán Sandy, en octubre del  2012, deterioró parte de mi casa.
   Antonio es un hombre de mucha sensibilidad. Cada mensaje suyo es un poema de lealtad y amor hacia Cuba y  su pueblo.  En una de estas me expresaba: Tus líneas llenas de patriotismo y de hermandad llegaron a mis manos y me dieron un gran aliento para seguir firme y optimista en la batalla.
   En otra me dejaba claro su indoblegable posición: Por fin llegan las cartas desde Cuba.  Se cumplen 13 años de injusto encierro, pero nada ha podido ni podrá apagar nuestra entereza y esa felicidad de sentirse uno útil y fiel ante la  Patria y la humanidad, prosigue su relato Ana Iris.
   Con Antonio Guerrero entablé una linda amistad, alimentada por la afinidad en los ideales y principios. Él no solo me escribía, sino que también me enviaba poemas y fotos de Ernesto Che Guevara y de José Martí; algunas con su madre cuando lo visitaba en la cárcel, y hasta una con Weinglass, en el 2008.
   Me honro igualmente con varias cartas de Ramón, en una me decía: Otro año de batalla, retos y victoria concluye y queremos hacerles llegar el amor, y gratitud eternas de Los  Cinco. Cada uno de ustedes representa la fuerza y el optimismo que jamás nos han faltado en estos más de 12 años de injusticia. Y se despedía con cinco besos y el cariño de cinco hermanos.
   Ana Iris recuerda en especial la que recibió de Fernando, en febrero del 2012, en la que aseguraba: Con cada carta como la tuya nos llega el aliento de la Cuba aguerrida, de nuestra juventud combativa y de nuestros niños sanos y patriotas. Sabemos honrar esas tradiciones, no desmayaremos en la lucha  y, junto a ustedes, alcanzaremos la victoria.
   La alegría por el intercambio con los Héroes, ella la compartía con los demás miembros del Comité de Solidaridad y con el pueblo en general en actividades programadas, sobre todo, por la delegación del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, la Federación de Mujeres Cubanas, la ANCI  y hasta tenía su espacio en las emisoras de radio de los municipios.
   Los Cinco son seres humanos entrañables, increíbles, capaces de sacrificarse por la felicidad de los demás, yo los quiero y siento como mi verdadera familia. Cuando no me envían respuestas estoy inquieta, cuando leo o veo algo referido al caso en la prensa me alegro, porque eso indica que vamos rompiendo el silencio y acercamos el día de su libertad definitiva.
  Ellos me han confesado que es difícil, en ocasiones, mantenerse escribiéndoles a las tantas personas que les mandan cartas, por eso he buscado otras vías para comunicarme, por ejemplo, con Tonito, el hijo de Antonio, que me llama por teléfono y también tratamos de encontrarnos cuando viene a visitar a su mamá y a su abuela en Santiago de Cuba.
   Piensa Ana Iris que ha sido premiada y encontró un sentido muy útil a su vida desde que se consagró  de esta forma tan modesta y hermosa a luchar por el regreso a casa  de los Cinco luchadores antiterroristas cubanos.


miércoles, 13 de noviembre de 2013

La novia eterna




Por : Susana Gómez Bugallo  y Yuniel Labacena Romero
        Juventud Rebelde
Todo se le nubló y dejó de respirar cuando le informaron lo ocurrido con su esposo. Entonces Adriana se quedó sola consigo misma para decidir lo que quería hacer, y se dio cuenta de que, además de querer acompañarlo, él necesitaba de su comprensión
Fue dando brincos desde que colgó el teléfono hasta la celda. Era la primera vez que se escuchaban después de tres años. Por fin podía tener la confirmación de que «¡Adriana existía!», y junto a ello saber cómo estaba su familia.
La historia nos la contó hace algunos meses Adriana Pérez, la hermosa mujer que lleva 15 años a la espera de su «hombre».
Cuando le informaron lo ocurrido con su esposo todo se le nubló, dejó de respirar. Entonces se quedó sola consigo misma para decidir lo que quería hacer, y se dio cuenta de que, además de querer acompañarlo, él necesitaba de su comprensión y llegó a esa conclusión «por las bases sólidas que tenía su matrimonio de diez años.
«La primera vez que oí a Gerardo después de tres años hablamos con mucha ecuanimidad, sin que ninguno llorara. Era el mismo hombre que había dejado de escuchar años atrás», cuenta ella y resulta difícil de creer, porque ese tiempo sin saber de alguien que dejó de dar señales sin aviso pudiera ser una razón para olvidarlo.
Pero estos años no lograron apagar en Adriana unos ojos llenos de amor y esperanza. La esposa de Gerardo Hernández, uno de esos hombres sencillos devenidos héroes, sabe dar lecciones si se trata de resistencia, verdad y lealtad.
«Comencé a desencadenar todos los recursos que no sabía que tenía para llegar al final. Esa siempre ha sido mi meta. Llegar lo más saludable posible y con un matrimonio sólido. Él me dice que llevar 26 años en las condiciones que lo hemos hecho, ya es un mérito.
«Gerardo me comenta que muchos no llegan a la mitad pudiendo resolver sus problemas todos los días. Y aunque algunos crean que hemos durado porque no convivimos, nuestro éxito está en tener la comunicación necesaria.
«Ha hecho que esto no sea una fase de estancamiento, de costumbre, de rutina. Siempre está en la motivación para cambiar. Tiene un gran por ciento de éxito en esta relación por sus valores, sus cualidades, su nivel de entrega, no solo a lo que ha hecho, sino a mí.
«A pesar de la incertidumbre, de no saber cuándo regresará, vivo orgullosa de haberlo elegido y sobrepasar los momentos más difíciles. Lo quiero con todos sus valores aunque no idealizo a mi hombre».

Humor que hace vivir

«Gerardo tiene cierto sentido del humor que sabe utilizar con mucho respeto y críticamente. Es optimista, no solo por esta situación, sino desde antes, lo que le ha servido para llegar hasta aquí.
«Aprovecha ese humor y no falta un momento para enlazarlo con la cotidianidad. Eso te hace más llevadera la situación matrimonial. Ayuda saber que hay un hombre que está ahí para cuando lo necesites».
Y ese sentido del humor la acompaña siempre, aunque muchas veces, Gerardo dice que ella «mata su musa» y no lo deja «acabar de madurar». Solo que él no la ha visto reír a carcajadas en la soledad de la noche leyendo sus ocurrencias.
«Me da pena por la gente que me escuche riendo sola. Pero es que siempre está al tanto de todo. Yo digo: ¿cómo sabe que esto está ocurriendo?
«Lo admiro muchísimo como patriota por su rigor, disciplina, fidelidad con todo. Lo admiro por todas las cosas buenas que ha sabido mantener», expresa, y pensamos en que ese cariño mutuo es el secreto para trascender al tiempo.
«Somos dos personas diferentes. Él aparentemente es un hombre relajado, que no le da importancia a las cosas, que siempre está riendo… Yo soy más directa, me gusta todo en su lugar y soy más seria a la hora de enfrentar la vida. A cada rato le pregunto si no piensa madurar y me dice que no», recuerda entre risas.

Un nivel superior para el amor

«A nosotros nos cambió la vida de hoy para mañana. Tener que hablar bajo la presión de que te escuchan; él con un cronómetro en la mano para calcular el tiempo que le queda de llamada. Que te dice ¡“te dejo, te dejo”!, y te quedas con la palabra en la boca. O cuando sientes detrás del teléfono la voz de un guardia llamándolo», afirma y recuerda que ya tienen correo electrónico —que se lo aprobaron hacía poco—, y la comunicación fluye mejor, aunque está monitoreada y se la dilatan bastante.
«¿Cuántas cosas ustedes hablan con sus novios?, ¿cuando su mamá o su papá tienen un problema, para quién se viran? Para la pareja. Es lo mismo de nosotros y no lo tenemos. Siempre discutimos los asuntos y tratamos de saber qué es lo queremos y cómo.
«La comunicación ha sido muy importante y el enemigo lo sabe. Quizá por eso la ha evitado tanto y mantenido bajo control, incluso la interrumpe cada vez que puede. Pero siempre buscamos un nivel superior, siempre decimos que no pueden acabar con ella. El amor da todo esto», alega.
Un amor que pudiera parecer tan imposible e inmaterial, sabe alimentarse bien de ciertos detalles. «Cuando tengo la posibilidad le compro un regalito. Y lo pongo a adivinar. Esa es la forma de que se mantenga dentro de la convivencia.
«No sé hacer postales, no tengo facilidad para hacer dibujitos ni para adornar lo que le mando. Él sí. Yo tengo otro tipo de detalles. Él se muere porque le haga un poema. Yo le digo: “¡Ay, mijo si yo te hago un poema tú te divorcias!” Como no tengo esa creatividad le copio los poemas, las canciones...
«No sé cantar, no me acuerdo de una letra de canción. Él me canta canciones para que las siga y lo que se arma es… Como él dice: “¡Tú, el Himno Nacional y corre!”. Pero así te diviertes y vas haciendo las cosas...
«Esos son los valores que hoy sigo defendiendo. Los valores de ese hombre que elegí cuando tenía 21 años y que, aunque no madure, ¡lo hago madurar a palos! Y él a mí en algunas cosas, porque no me ha podido enseñar a dibujar».
Gerardo ama el deporte nacional. Y cuenta con una narradora de calidad para «transportarlo» al estadio. Industriales es su equipo favorito y Adriana cuando ve un juego de pelota le cuenta cada detalle por teléfono, y cuando gana se echa a llorar porque «no debía ser yo quien disfrutara de eso porque él lo siente, esa es su pasión».
Y ese dolor Adriana no lo grita pero deja heridas, a veces no tan perceptibles. «El otro día le decía: “Yo diera cualquier cosa por tener ropa de hombre colgada en el pedacito donde tiendo. ¿Tú sabes qué hago a veces? Lavo todas tus ropas y las cuelgo. Las recojo y las vuelvo a doblar”. Son las cosas cotidianas que cualquiera hace, que aburren, porque no todo el mundo tiene ganas de lavar ni de planchar, sin embargo, eso es lo que añoro. Porque no lo tengo hace más de 20 años».

Lo difícil del amor

El 7 de noviembre de 1986, Gerardo logró un beso de la muchacha que había conocido semanas atrás en la parada de La Rampa, camino a la escuela. Por fin la joven del poema compuesto el mismo día que la vio iba a convertirse en su novia eterna.
«No conocí a Gerardo siendo héroe. El de mi casa es el Gerardo hombre, el que elegí porque me gustó, porque teníamos intereses idénticos para el futuro, que proveníamos de familias muy unidas y un ambiente estable».
Entonces llegan más risas y esa historia de cómo su mamá se apareció en casa del muchacho misterioso para conocer a la familia. El cuento de que con tres días de noviazgo, Gerardo aceptó la invitación a almorzar de la suegra porque ella «le vio, el hambre reflejada en el rostro». La burla otra vez de esa suegra porque «ya Gera se estaba quedando calvo».
«Cuando a Gerardo lo consideraron culpable me llamó y me dijo: “Mi reina, ya todo terminó. ¿Ya lo sabes? Culpables todos de todos los cargos”. Sentí que la voz le tembló y le dije: “Tranquilo, sabíamos que iba a ser así, hay que seguir adelante”… Él respondió: “¿Tú sabes lo que nos espera? No bajo de cadena perpetua”. Le contesté: “Tranquilo, yo sé que va a ser cadena perpetua”. Fue un momento muy duro», rememora.
Cada situación ha sido compartida. El amor no permite que el sufrimiento sea de uno.
«Intenté permanecer 24 horas encerrada en el baño de mi casa para ponerme en el lugar de Gerardo. Quise tener la sensación de ver lo que él podía estar sintiendo. No las terminé. Salí. Porque tenía al alcance de mi mano abrir la puerta», cuenta.
Gerardo y Adriana continúan con la familia que han formado entre sobrinos y familiares. Pero ese deseo de depositar lo mejor de cada cual en un ser humano quizá no pueda hacerse realidad si prevalece la injusticia que ya los ha separado por 15 años.
«Por mi edad lo estoy dejando sin la posibilidad de tener hijos. Sin embargo, él está preocupado porque, por su situación, tal vez no podré hacerlo. Pero no tenemos hijos porque el Gobierno de Estados Unidos no lo ha permitido y la situación política conllevó a que ellos tuvieran que estar allá y que a las edades en que los condenaron, no lo habíamos hecho.
«Fuimos comprando cositas poco a poco, otras nos las regalaron. Algunas las compré más adelante porque estábamos en período especial y para mí era muy difícil sacar de un salario para la canastilla. Muchas están sanas, guardadas, y son las que en un momento determinado tomaré y regalaré para que alguien les dé uso».
Pero Adriana es fuerte y se lo debe al amor de Gerardo. A pesar del llanto, a pesar del dolor, a pesar de la distancia, a pesar de la incertidumbre…
«No sé si la relación nuestra va a ser toda una vida así. Tengo confianza y esperanza en que no ocurra, en que Gerardo regrese. Pero también tengo los pies sobre la tierra. Hoy la ley dice que Gerardo, con dos cadenas perpetuas, manipulación y todo un proceso contra él, se muere en la cárcel. Hoy para Adriana y Gerardo ese futuro no puede ser».
Aunque triste, a veces conversan sobre ello:
—Bueno, ¿qué vamos a hacer? Te doy la oportunidad de que hagas con tu vida lo que quieras, le ha dicho Gerardo.
—No, yo sigo contigo hasta donde sea.
—Lo único que quiero es que estés segura de que puedes bajarte de esta guagua. Hasta hoy voy a seguir estando orgulloso de lo que has hecho porque me has entregado tu vida. Lo único que te puedo garantizar es que esta guagua va por un camino complicado, que vas a dar tumbos de un lado a otro, que vas a poder vomitar, que vas a poder sentir náuseas. Pero lo único que te puedo decir es que esta guagua va en camino a las estrellas.

Hay que vacunarse contra la violencia



Israel Hernández Álvarez 

   “Disculpe, por favor”, expresó un hombre luego del pisotón que inconscientemente le propinó al joven, de unos 20 años.
  “Qué disculpe, ni disculpe, lo que tiene es que ver por dónde camina”, respondió airado el transeúnte, quien  continuó proliferando palabrotas en medio de su injustificada furia, hasta que ambos se fueron a las manos.
   Ese es solo uno de los hechos de violencia que en ocasiones ocurren en plena vía pública innecesariamente.
   Hay quienes obvian la cortesía, las buenas costumbres: dar disculpas, solicitar perdón o aceptarlo ante un hecho involuntario, y en su lugar emplean la guapería.
 Son muchas las manifestaciones de brutalidad que contradicen las normas de convivencia en una sociedad civilizada como la de Cuba, de la cual se ha dicho que es una de las más educadas del mundo.
 ¿Por qué esos modos de actuación siguen presentándose entre nosotros?
 ¿Acaso las difíciles condiciones económicas que vive el país han contribuido a perder la cordura?
  ¿Será que patrones de conductas extranjeros, vistos en televisión, vídeos u otros medios audiovisuales, están influyendo sobre la realidad cubana?
  Interrogantes como esas podrían convertirse en temas de estudio por psicólogos, sociólogos, o cualquier investigador que desee ocupar su tiempo en asuntos tan importantes.
  La familia, célula fundamental de la sociedad, debe ser promotora de la armonía y no de la discordia, sin embargo a diario se ve a madres y padres que dañan física y psicológicamente a sus hijos y ello los convierte en seres violentos para el resto de su vida.
 Resulta penoso que adolescentes actúen de forma tan feroz que son capaces de privar de la vida a sus semejantes en un riña que, en la mayoría de las veces, pudo haberse evitado con la comunicación, con ese don que le dio la naturaleza a los seres humanos que es la palabra.
  Varios hogares se han enlutado para siempre al recibir en una sala de cuidados intensivos o en la morgue de un hospital a un hijo que horas antes lo habían despedido en una noche festiva.
 La mala formación y falta de amor familiar constituyen ingredientes en actuaciones que llevan en sí el sello del salvajismo y provocan hechos vandálicos.
 Si propugnamos insultos y ofensas en hogares, centros laborales, en la calle u otro sitio donde convivamos es imposible evitar la brusquedad que tanto lacera a los buenos sentimientos.
  La violencia, de acuerdo con estudios, tiene varias formas de expresión y puede ser ejercida mediante presión síquica o abuso de la fuerza con el propósito de obtener fines contra la voluntad de la víctima.
   Se explica también por especialistas en la materia que constituye “una acción ejercida por una o varias personas en donde se somete de manera intencional al maltrato, presión, sufrimiento, manipulación, etc, que atente contra la integridad tanto física como psicológica y moral de cualquier persona o grupo de ellas”.
   Más que conceptualizar el término, sin soslayar sus  definiciones científicas, de lo que se trata es de evitar esa tendencia, creciente en estos años del denominado período especial que vive Cuba.
    Resulta más hermosa la paz, la armonía, la avenencia, la amistad, porque esos atributos unen y hacen fuerte a los seres humanos para enfrentar las dificultades objetivas de estos tiempos de crisis en el mundo, por eso hay que "vacunarse" contra la violencia.