jueves, 29 de mayo de 2014

La AIN, mi imprescindible escuela




Aída Quintero Dip


Atesoro gratísimos recuerdos de mi labor en la Agencia de Información Nacional, primero en la corresponsalía de Santiago de Cuba, donde fui ubicada una vez graduada en la Universidad de La Habana, en julio de 1977, y después en la de Ciudad de La Habana, cuando ya tenía un poquito más de experiencia y cierto oficio en el Periodismo.
Siempre valoré la agencia  -como le decimos cariñosamente- como mi segunda gran escuela, sobre todo, en el sentido de la práctica profesional y por el rigor y la exigencia que prevalecía en aras de la calidad del trabajo, además de la disciplina y responsabilidad que fueron cimentando en mi formación.
Había algo bonito en la AIN:  era una agencia joven que se nutría de recién graduados, pero los más veteranos en el trabajo nos consideraban como iguales, no había diferencia, desde el principiante hasta el más consagrado nos alentaba el mismo objetivo de trabajar bien, representar bien a la AIN, y los que más sabían se esmeraban por enseñarnos.
Esa circunstancia yo la valoré mucho, y este medio de prensa se convirtió en mi segunda universidad, mi casa grande, y su colectivo en parte importante de mi familia.
Quienes trabajamos en la AIN, al principio, nos molestaba un poco el anonimato, pues no nos acreditaban los despachos, pero después solo nos interesaba el prestigio de la institución y eso nos enorgullecía, pues en la prensa cubana había una alta estima de la seriedad y profesionalidad de la agencia.
Cuando comencé en Santiago de Cuba me contrariaba el hecho de que me cogían algunos errores en la redacción, funcionaba un equipo implacable en la Central a la hora de revisar cada despacho, y yo que me había diplomado con uno de los mejores expedientes en la universidad no lo concebía.
Después agradecí tanto rigor porque la enseñanza fue profunda, adquirí el hábito de ser cuidadosa, de investigar lo que escribía y de no equivocarme, pues eso es fatal para todo el que empieza en el Periodismo.
Esa severidad me marcó mucho, y cuando años después me desempeñé  en el periódico Sierra Maestra, enseguida me seleccionaron  de correctora de estilo y luego jefa de Redacción por casi 15 años; influyó el aval que tenía de la AIN.
También en esos años aprendí algo vital: el desempeño  colectivo  es más importante que sobresalir como individualidad.
 No puedo negar que me dolía un poco porque ver su crédito es la aspiración lógica de todo periodista y eso no ocurría en ese tipo de labor.
Mis amistades y familiares me preguntaban, dónde tú trabajas porque no veo tu nombre por ninguna parte, así tuve muchos años de mi vida y ahora estoy feliz porque lo que aprendí en la AIN  se consolidó de tal manera que entre los reporteros se distingue a quienes han adquirido el oficio en esa escuela de la profesión periodística.
Tengo innumerables anécdotas, algunas muy gratas, desde que en el cast de la AIN salía mi nombre y mis trabajos seleccionados como los mejores a nivel de todo el país, reconocimientos en el Consejo de Dirección por determinadas coberturas de actividades con Fidel en la capital cubana, la selección para cubrir eventos de nivel como el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, el centenario de la Protesta de Baraguá, donde habló Fidel, aniversarios del 26 de Julio, congresos en el Palacio de Convenciones, atención a delegaciones de alto nivel que viajaban a Santiago, junto al Comandante en Jefe...
Recuerdo con mucho cariño el aniversario 20 de la fundación del  II Frente Oriental Frank País, cuando Fidel inauguró el Mausoleo a los Mártires,  encendió la Llama Eterna y habló. Yo, además de cubrir ese importante acto, fui escogida para reflejar el recorrido del Comandante en Jefe y sus acompañantes por las instalaciones inauguradas allí.
El fotógrafo de Granma que iba conmigo me dijo: Hoy es un día muy grande para ti porque eres la periodista que reseñará de primera mano este acontecimiento, y yo tenía apenas unos meses de graduada. Lo hice todo bien y me felicitaron, fue como mi primer premio.
En otra ocasión tuve una triste experiencia profesional, integré un equipo de trabajo nacional que visitó a Chivirico, al sur de la Sierra Maestra, a recoger testimonios de la familia del custodio Pedro Ortiz Cabrera que había muerto cuando protegía la embajada de Perú, ante el ataque de un grupo de antisociales.
Esa familia, desde su madre Luisa, estaba destrozada, era un joven campesino muy querido y hasta los vecinos lo lloraban. En esa ocasión tuve que subir montada en un caballo por empinadas lomas y precipicios.
 Una vez pasé un susto terrible. En una información sobre el Mausoleo a los Mártires de II Frente yo había escrito los kilómetros cuadrados del área donde estaba enclavado; la nota salió en Juventud Rebelde unos días antes y me dijeron que Raúl quería saber quién la había hecho porque tenía un error, que esa cifra era demasiado grande.
Mi agenda estaba intacta con los datos que me había dado el oficial que atendió la construcción. Como Raúl quería verme para que explicara, yo fui primero a ver al oficial, quien me dijo tranquila que todo está correcto. Así fue y pude respirar y seguir bien el trabajo.
Tuve oportunidad de entrevistar a personalidades relevantes de la vida cubana, recuerdo con especial cariño al profesor y doctor Rodrigo Álvarez Cambras, artífice de la ortopedia, quien fue mi médico, porque  fui operada de la columna; al pionero de los trasplantes de corazón en Cuba, el profesor Noel González; a Pedro Luis Ferrer, un maestro de maestro, con una participación trascendente en la Campaña de Alfabetización y en la obra educacional cubana.
También a la primera mujer práctico de puerto, en un trabajo que titulé Una Orquídea en el puerto, pues ese es su nombre; a las Heroínas del Trabajo de la República de Cuba, Gliceria del Pilar, maestra de Palma Soriano, y Edda Iris, una obrera de la fábrica La Avispa de El Caney,  y tantos otros nombres que me enaltecen.
Participé en las actividades por el 15. aniversario de la AIN, cuando  Fidel nos sorprendió gratamente en el círculo social José Antonio Echeverría, de La Habana, donde se desarrollaba la celebración,  y guardo como una reliquia hasta fotos de ese feliz momento.
La AIN me educó en ser una periodista integral, debía estar preparada para asumir con buenos resultados cualquier actividad, de cultura, deporte, economía,  ciencia o la historia, independientemente de que atendiera algún sector, “De la nube hasta el microbio”, decía José Martí.
 Y no había periodista de provincia, todos éramos de la Agencia de Información Nacional y como tal debíamos actuar aunque estuviéramos en Baracoa, Tercer Frente,  Pinar del Río o en la capital del país. La diferencia la daba el talento, el olfato periodístico, la sagacidad de cada cual.
Nos enseñaron a ser coherentes, objetivos  en las informaciones, en los servicios especiales, a dar argumentos, a  ir a la raíz de los problemas, a hacer referencias en los trabajos,  no ofrecer datos fríos sino darle vida a cada palabra, a cada hecho, a ser veraces y oportunos. Eso le dio distinción, rango a la AIN. 
En los años en que La Habana fue como un laboratorio de la Revolución, yo trabajaba en la Corresponsalía de la capital. Se inauguraban obras por doquier, había muchos intercambios con científicos,  médicos de la familia, estudiantes, trabajadores, y en ocasiones no se sabía que iba Fidel, pero él aparecía.
 A mí, si me daba tiempo llamaba a la Oficina Central, estoy aquí, no había que decir nada más. Ellos sabían que la AIN tendría las primicias, había extrema confianza en cada reportero, nos habían formado en ese sentido de la responsabilidad.
 Ahora he vuelto a la AIN, después de varios años de ausencia, no como visitante sino como dueña y señora, y además deudora, de un órgano de prensa que amo y respeto entrañablemente.
No vine como periodista, soy la corresponsal jefa de la AIN en Santiago de Cuba desde julio del 2013 y como tal representé al colectivo en las celebraciones  por el aniversario 40 de la agencia, este 21 de mayo.
Me sentí estimulada y feliz por reencontrarme con varios colegas, homenajear a Martí ante el Mausoleo capitalino, participar en una finísima gala cultural, cual regalo de los artistas; recorrer la zona de desarrollo de Mariel, de gran perspectiva para la economía cubana,  y visitar el Mausoleo a los mártires de Artemisa.
Estar en ese sagrado sitio fue la realización de un viejo sueño, como vivo en la tierra del Moncada siempre admiré la osadía de los 28 jóvenes de ese pedacito de Cuba que vinieron hasta Santiago, el 26 de julio de 1953, para no dejar morir al Apóstol de la independencia de Cuba en el año de su centenario.
Como dijo el poeta Naborí: Hay sangre de Artemisa en la bandera.

martes, 27 de mayo de 2014

Cual horno que va quemando por dentro




 María Elena Balán Saínz
  Es cierto que en muchos lugares, en recintos cerrados se prohíbe fumar, pero así y todo quien gusta de prender un tabaco o cigarrillo no repara en los daños a su salud ni en la de quienes pasivamente reciben lo expelido sobre ellos.
  Cual horno que va quemando por dentro, aunque aparentemente represente un placer al individuo acostumbrado a fumar, ese humo salido con profusión contiene unas 60 sustancias cancerígenas como el arsenio, cromo, hidrocarburos, polonio, benceno, y otras son irritables y tóxicas como el formol, amoniaco, nicotina y monóxido de carbono.
  Lo peor es que quienes no tenemos adicción al tabaco, estamos igualmente involucrados como fumadores pasivos.  Mis vecinos, por ejemplo, los prenden desde temprano y desde el portal de su casa “regalan” toda esa polución que el aire cuela por las ventanas.
  Tras salir a tomar el ómnibus, igual te encuentras en la parada muchos que son fumadores y aunque te alejes o te tapes la nariz, cae sobre ti la carga contaminante. Y si  decides  adelantar y montarte en un viejo auto clásico, de esos que tienen el rótulo de taxi, entonces ahí también te va persiguiendo, por lo general, las bocanadas de otro adicto.
   Ninguno  de ellos piensa entonces en que  el 86 por ciento de las muertes por cáncer de pulmón son atribuibles al tabaquismo, al menos así lo demuestran las estadísticas en Cuba, las cuales igualmente refieren la incidencia de las enfermedades respiratorias crónicas, las cardiovasculares y la úlcera péptica.
  Entiendo que aunque no quieran, la mano se les cuela en el bolsillo o cartera y sacan el cigarrillo con deleite, porque bien es cierto que los adictos al tabaco desarrollan dependencia y sufren síntomas de abstinencia cuando no lo consumen.
  No  obstante, si deciden abandonar ese gusto pueden someterse a tratamiento, pero a partir de su propia decisión y fuerza de voluntad. ¿Qué no se puede? Pues les digo que sí, porque yo misma fui fumadora, allá por la época cuando era estudiante y la cercanía de exámenes hacía que bebiera más café y encendiera un cigarrillo. Luego decidí dejarlo y lo logré.
  Otras muchas personas también se propusieron abandonar ese mal hábito y alcanzaron su propósito. Creo que resulta oportuno hacer caso al alerta de la Organización Mundial de la Salud: “De no invertirse la tendencia actual,  causará unos 10 millones de muertes cada año hasta el  2020”.
  Lejos de representar un placer, como decía una vieja canción, fumar constituye el acto de exponerse a una muerte lenta y silenciosa, no solo las personas que tienen esa adicción sino también aquellos que comparten la convivencia y resultan, de hecho, fumadores pasivos.
  El mundo entero, ante la inminencia de las nefastas consecuencias de ese mal hábito, desarrolla una campaña con el fin de restar adeptos al tabaco. Para ello se aprovechan todos los medios, e inclusive espacios televisivos con alta audiencia, hacen referencia a ese problema.
   Pero no son muchos los fumadores que interiorizan los mensajes y es común escuchar comentarios como: “mi tío fumó toda la vida y no se murió de eso”, o también otros que resignadamente dicen: “de algo hay que morirse”, aunque ven ese fenómeno como una cuestión ajena a su persona.
   Nuestro país, a pesar de ser una Isla pequeña, muestra una alta cifra de fumadores, y lo peor es que el número de cigarrillos consumidos por una persona mayor de 18 años es alta.
  Cada día observamos que son numerosos los jóvenes que comienzan a incursionar en el tabaquismo, muchas veces porque sus padres padecen la adicción o porque tienen compañeros de estudio que también lo hacen y los invitan a echar una fumadita.
   De esa primera vez pasan a otras y así, sucesivamente, hasta convertirse en un elemento del cual no pueden prescindir.
   Muchas veces lo hacen bajo el erróneo concepto de que dan la impresión de ser más hombres y resultan atractivos ante las muchachas, lo cual es un error, porque son otros elementos los que determinan la madurez y la proyección de un joven.
   Ante la cercanía del 31 de mayo, Día Mundial sin Tabaco, en lugar de poner sobre el cenicero un cigarrillo, coloquemos una rosa, empeño inicial para ir restando adeptos al tabaquismo.

viernes, 16 de mayo de 2014

Bendito día dedicado a la familia



   Aída Quintero Dip
   El Día Internacional de la Familia, este 15 de mayo, fue de ajetreo y utilidad, sobre todo, en el Memorial Vilma Espín, de Santiago de Cuba, ciudad natal de la Heroína, donde sesionó el Taller Mujer, Género y Familia, y se le rindió tributo a una persona tan especial que dedicó su vida a la lucha por el bienestar de sus semejantes.
   Me sentí congratulada por haber interactuado con los participantes y socializado los conocimentos. Primero me llamó la atención la investigación de la doctora Ileana Benítez, profesora de la Universidad de Oriente, quien acentuó  la urgencia de fortalecer el trabajo de educación sexual desde las instituciones formales y, fundamentalmente, en el seno de la familia.
   Ella recalcó la necesidad de que las políticas sociales se dirijan cada vez más a garantizar las condiciones de la salud reproductiva, no solo en el sentido médico que está seguro en Cuba, sino en el de satisfacer otras prioridades y condiciones materiales de vida.
   Dijo -con argumentos y razón- que ello repercute en la tendencia de disminución del número de hijos, motivada también por ideales reproductivos de familia pequeña.
   La especialista en Sociología estimó, asimismo, que se reduce la edad para comenzar las relaciones sexuales, propiciando la maternidad en la adolescencia, con riesgo para la salud e implicaciones económicas y sociales.
   Esos resultados de su investigación Comportamiento reproductivo en la familia cubana. El caso de Santiago de Cuba, fueron expuestos en el Taller y suscitaron gran interés en el auditorio, a causa del impacto del problema plantado en el núcleo básico de la sociedad.
   La doctora María Julia Jiménez, coordinadora de la Cátedra Género y Sociedad, de la Universidad de Oriente, destacó que el evento evidenció mayor calidad y diversidad en las indagaciones, respecto a otras ediciones, y más concientización de las personas hacia aspectos que preocupan a la sociedad cubana actual.
  Los participantes debatieron unos 40 trabajos de la autoría de profesionales de las universidades santiagueras y estudiantes que versaron sobre asuntos sugerentes como Escuela, familia y comunidad; Mujer, género y masculinidad;  Mujer, participación y poder; Prevención y Mujer, género y arte.
  Con motivo del Día Internacional de la Familia, y desde las comunidades, también se desarrolló una jornada para afianzar valores de la familia Maceo-Grajales, en Santiago de Cuba, tierra natal de esa estirpe devenida en patriotas de prominencia en la lucha por la independencia nacional.
  Rosaida Sánchez, miembro del Secretariado de la Federación de Mujeres Cubanas en el territorio, dijo que en los intercambios se acentuó la necesidad de fortalecer el desempeño de los núcleos desde el barrio, dado el apremio de cimentar el ejemplo de una familia que acunó hijos valientes, generosos y dignos.
  Agregó que enfatizaron en el trabajo de prevención y atención a casos sociales para fomentar cualidades como la honestidad, laboriosidad y responsabilidad, tan necesarias para el fortalecimiento del proyecto social cubano.    

viernes, 9 de mayo de 2014

Celia brota como las flores



Aída Quintero Dip
No tuviste mejor tiempo para brotar que en el mayo de las flores que adornaban invariablemente tu pelo; parece que te prefirió porque tú eres como la primavera: siempre está naciendo.
Ese día 9 de 1920 en Media Luna, Manzanillo, brilló una luna llena para alumbrar con tus ojos el cielo de la Patria, desbrozar los caminos más difíciles y enderezar las situaciones más álgidas y torcidas.
Tú eres tan transparente como los riachuelos de la sierra: siempre estás naciendo y creciendo hacia el mar, hacia el infinito.
Y quién dice que alguien tan virtuosa tiene tiempo para morir. El 11 de enero de 1980 solo depositamos en la tierra una semilla, que germinó para hacer emerger la flor más autóctona de la Revolución.
Cómplice de obras imperecederas, desde la protección de los principales documentos, de la memoria de la Revolución para crear la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, y poner manos e inteligencia en un Palacio de Convenciones y en el Parque Lenin o paraíso verde de La Habana.
 Supiste dar reconocimiento merecido a cada campesino y hombre o mujer bienhechores que abrigaron primero,  y lucharon después  al lado del glorioso Ejército Rebelde.
 Los propios héroes que te rodearon en la ciudad del clandestinaje, en la sierra y en el llano combatiente, crecían ante tu estatura de mujer singular, forjadora de sueños. 
Fuiste Norma junto a Haydée Santamaría, Frank País y Vilma Espín; guerrillera al lado de los rebeldes y de Fidel, para ser siempre heroína.
 Y volverás al Pico Turquino a venerar  a José Martí, a la Plaza de la Revolución a defender principios, a hacerte sentir en el escaño de diputada, y hasta a la Asamblea General de la ONU irás junto a Fidel para denunciar e exigir que a Cuba hay que respetarla.
Eres presencia viva, has legado fidelidad, fortaleza, compromiso, y ahora sabemos que si la Revolución es tocada, si el país es agredido, Cuba entera sería Celia.