sábado, 17 de noviembre de 2012

El mejor huracán de la temporada



Aída Quintero Dip
El mejor huracán de la temporada está azotando ahora mismo a Santiago de Cuba como un fenómeno meteorológico atípico. Se mantiene estable desde el propio 25 de octubre hasta este 17 de noviembre y augura seguir con vientos y lluvias de amor, trabajo y solidaridad, haciendo renacer la vida de cada pedacito de esta tierra rebelde, hospitalaria y heroica, hasta que se recupere totalmente.
No se llama Sandy ni Flora ni Gustav ni Alma, ni deja como huellas esos tristes recuerdos que laceran corazones y provocan lágrimas, al sumar cuantiosas pérdidas materiales y hasta de vidas humanas, imposibles de resarcir.
Tiene  todos los nombres que caben desde la Punta de Maisí hasta el Cabo de San Antonio, de cubanos que  han sentido como suya la tragedia vivida por los santiagueros; desde el rincón más inhóspito de esta zona de Cuba hasta La Habana, Sancti Spíritus, Granma, Las Tunas, Guantánamo, Camagüey, Holguín, Ciego de Ávila, Pinar del Río, Villa Clara, Cienfuegos.
Pudo tener la osadía de llegar hasta suelo indómito en avión o en barco, haberse originado en sitios tan lejanos como Venezuela, Ecuador, Bolivia, Rusia y Japón, y transformar sus fuertes ráfagas en alimentos, o en tejas para los techos y cemento para las casas, industrias, escuelas, hospitales…
Podría llamarse José Luis, el jefe de la brigada internacionalista José Félix Ribas, formada por jóvenes y experimentados albañiles, carpinteros, electricistas y plomeros de Venezuela, y haberse estacionado en el programa de ejecución de viviendas, en la popular barriada de San Pedrito, rehabilitando el devastado fondo habitacional  de la urbe.
El mismo José Luis ha corroborado que este huracán de arduas faenas es el mejor de la temporada: "Venimos con las herramientas en las manos y el corazón latiendo de amor por Cuba", aseveró.
Podría ser Reynielvis, el soldado de Imías, en Guantánamo, para quien más que una encomienda constituye un deber revolucionario y un honor contribuir a la pronta recuperación de la Ciudad Héroe, de un pueblo que siempre ha estado en la primera línea.
Hazaña es la palabra exacta para calificar la página que escribieron   los combatientes del Ejército Oriental en las calles de Santiago de Cuba. Tras las últimas lluvias y vientos del potente “Sandy”,  ellos inundaron con el huracán del trabajo, las arterias principales para la recogida de desecho forestal que obstruían las vías.
Podría ser Adelso, el tunero que llegó el propio día 27 de octubre y que celebró su cumpleaños 48  lejos de la familia, entre cables caídos, postes en el suelo y el apremio por restablecer el servicio eléctrico, una de las afectaciones más serias y perentorias.  “Nunca había venido a Santiago de Cuba, pero sabía por los demás que era una ciudad muy hermosa, y aunque quedó devastada por los embates de Sandy, no deja de impresionar su fortaleza.”
Fortaleza podría ser un buen nombre para el mejor huracán de la temporada, en aras de sintetizar el protagonismo de tantos hombres y mujeres dedicados afanosamente a la recuperación; para reflejar las manos solidarias de aquí y de allá que se alzaron ante la convocatoria de levantar un Santiago de Cuba con la hidalguía de siempre para orgullo de sus moradores y de la Patria toda.

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