Aída Quintero Dip
Diciembre
vino repleto de sorpresas para mí, de alegrías;
disfruté cada encuentro, cada intercambio con el sabor de lo inusitado,
la certidumbre de haber tenido un buen 2013 y la esperanza de un año nuevo
mejor.
En la Asamblea IX Congreso
de la Federación
de Mujeres Cubanas de mi provincia de Santiago de Cuba, a la que tuve el honor
de ser invitada, conversé unos minutos con
Asela de los Santos, combatiente, nativa de la legendaria ciudad,
entrañable amiga de Vilma Espín, una
reliquia de la historia Patria.
Ella, con su
proverbial modestia, no lo considera así, pero Cuba la sabe protagonista de
altura en momentos cruciales de la lucha
por la libertad. Precisamente, del primer día de enero hablamos.
Compartí con
Surina Acosta, la amiga que dirigió la organización femenina por varios años en
este territorio y ahora nos deja, pero también se queda por la obra que hizo y
porque seguirá en otra responsabilidad de la querida FMC en el ámbito
nacional.
Surina, una
Mariana de hoy sorprendente, deja huellas, por su capacidad para aglutinar a
las mujeres en torno a misiones y empeños, y
sensibilidad para ser receptiva ante cada preocupación y problemas tanto
personal, laboral, familiar y profesional.
Conocí a
Bárbara Durades, a quien la delegación de San Luis al IX Congreso -al que ella
asistirá- presentó como la mejor machetera del país, que lleva 19 zafra con la mocha en la mano
adornando cual flor los cañaverales.
Y entre el júbilo y el respeto de las presentes por su hazaña, esta corajuda mujer confesó con
modestia que seguirá escribiendo historia, la alientan sus cinco hijos y una
fuerza increíble todavía, a pesar de la dura faena.
Elogié a
Solanch Sanz, la joven delegada por Palma Soriano que habló con la pasión de
los años y la madurez que exigen los tiempos, para hacernos sentir orgullo del
relevo.
En diálogo
con ella supe que era alumna de mi hija Celia, profesora de Derecho en la Universidad d Oriente,
a quien sus discípulos, que representan a la Federación Estudiantil
Universitaria (FEU) la seleccionaron este curso
como Camino a la
Excelencia, mérito que pueden alcanzar los profesores
noveles.
Participé
este diciembre en la Asamblea
del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) en la provincia, donde departí con Kenia Serrano, la jovial
presidenta de la institución, que me abrazó efusivamente al encontrarse con su
amiga de Facebook, otra trinchera desde donde damos a conocer al mundo la
realidad de Cuba.
Estuve
también con Mercedes Acosta, Zeyda
Suárez, Maricarmen Alcolea,
Francisco Velázquez y otros tantos amigos y amigas en una
mañana y parte de la tarde para reflexionar en la Asamblea de los
Comunicadores Sociales santiagueros.
Me reuní con
los paisanos de la filial de la Unión
Árabe de Cuba
que tienen una hermosa máxima: “Quien ama a su Patria
de origen, merece tener otra que lo cobije”. Allí brindamos por la paz, la
unidad y la armonía familiar.
Disfruté la
noche del 24 un encuentro con los colegas de la prensa y aplaudí el
otorgamiento del Premio Mariano Corona Ferrer por la Obra de la Vida a la consagrada
periodista de la CMKC Radio
Revolución, Elvira Orozco Vital.
Y mi madre me
acompañó este año con mucha salud, a pesar de sus 92 años. Ella también
compartió las alegrías y los regalo que me trajo diciembre.
Diciembre me
recordó a nuestro José Martí: “La felicidad existe sobre la tierra, y se la conquista con el ejercicio prudente
de la razón y la práctica constante de la generosidad”.