Aída Quintero
Dip | Fotos: Miguel Rubiera Jústiz
Con motivo
del aniversario 59 de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), fundada gracias
al espíritu visionario de Fidel y Vilma el 23 de agosto de 1960, un grupo de 25
integrantes de la organización de sobresaliente trayectoria fueron condecoradas
con las órdenes Mariana Grajales y Ana Betancourt, en nombre de la Patria.
Entre las
cinco agasajadas con la Orden que honra a la madre de los Maceo estaba Margiola
Sánchez del Campo Guilarte, directora del Memorial Vilma Espín, de Santiago de
Cuba, quien expresó al concluir la ceremonia de entrega, que ese reconocimiento
simboliza para ella el compromiso de seguir siendo útil a la Revolución y a la
FMC.
Con la
modestia que la caracteriza, también señaló que, aunque el galardón premia a un
grupo selecto de federadas, se extiende al esfuerzo colectivo de toda la
organización, a la que le ha dedicado con tesón y sin miramientos 25, de sus 35
años de vida laboral.
En la
ceremonia de condecoración se destacó la brillante trayectoria política,
laboral y social de esas mujeres, dignas defensoras de la obra revolucionaria;
y Margiola feliz junto a otra santiaguera, Juana Esmérida Torres, jubilada de
una dulcería, merecedora de la Orden Ana Betancourt.
Días
después, en la paz de la institución que dirige desde su inauguración en 2010,
aún emocionada dijo: “Llevar en el pecho un estímulo que honra a la
estoica mambisa, conferido por el Consejo de Estado, es multiplicar la
veneración hacia quien consagró a la Patria todos sus servicios y la sangre de
su esposo e hijos”.
De niña la
admiraba, le enorgullecía haber nacido en la misma tierra que ella, y a medida
que crecía entendía mejor por qué el mayor general José María Rodríguez
Rodríguez (Mayía) refirió, en una ocasión, que pocas matronas producirá Cuba de
tanto mérito, y ninguna de más virtudes.
Margiola ha
tratado de ser una Mariana de estos tiempos, con disposición y eficiencia ha
asumido disímiles tareas, primero como cuadro de la Unión de Jóvenes Comunistas
y luego de la FMC, de la cual fue miembro del secretariado en la provincia de Santiago de Cuba por varios
años.
Dirigir el
Memorial, confiesa, es un regalo para mi vida porque tuve la dicha de conocer a
la Heroína, intercambiar asuntos de interés en pos del avance de la mujer, y
ahora tengo el privilegio de profundizar en su obra y en su vida, tan plena y fundadora, para trasmitirla a las nuevas
generaciones y mantener vivo su legado”.
Dulce,
diligente, querida y respetada en su colectivo, con la sonrisa a flor de
labios, Margiola es licenciada en Español y Literatura en el antiguo pedagógico
santiaguero donde, al graduarse en 1984, se quedó como docente durante cuatro
años y resultó educadora ejemplar.
Galardonada
con la Distinción 23 de Agosto y la Orden Ana Betancourt, desde el 2010; ha
asistido a cinco congresos de la FMC, en tres como delegada y dos como
invitada, muestra de que estamos ante una mujer con el corazón puesto en cada
batalla para hacer invencible nuestra obra.
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