viernes, 27 de julio de 2012

Sus figuras parecen refulgir entre los muros del Moncada


Miguel Ángel Gainza Chacón
Aún sin salir el Sol, las figuras de los jóvenes moncadistas parecían refulgir, y en tropel victorioso volvían a estremecer los muros del Moncada como hace 59 años.
Imposible, a pesar de la tradición, que el asalto simbólico no traiga de nuevo a la memoria aquella mañana de la Santa Ana, en que Fidel y la Juventud del Centenario fueron al encuentro con la historia, para limpiar de afrenta al Apóstol.
En verdad, parecía que Abel Santamaría Cuadrado, Julio Trigo, Reynaldo Boris Luis Santa-Coloma, Renato Guitart Rosell, el médico Mario Muñoz Monroy, José Luis Tassende de las Muñecas, Raúl Gómez García, Juan Manuel Ameijeiras Delgado, Ramón Ricardo Méndez Cabezón, Antonio Betancourt Flores, Pedro Véliz Hernández… volvían a combatir a la soldadesca dentro de la fortaleza siniestra.
Las figuras agigantadas de aquellos que decidieron no dejar morir al Apóstol al precio de su vida en flor, llenan de simbolismo cada madrugada del 26 de Julio en Santiago de Cuba, y es como verlos de nuevo en medio de la metralla y todavía con el eco del Himno cantado en la Granjita Siboney minutos antes.
Cuánto fervor patrio se adivina aún en Manuel Saíz Sánchez, Pablo Cartas Rodríguez, Oscar Alberto Ortega, Virgilio Gómez Reyes, Alfredo Corcho Cinta, Mario Martínez Arará, Remberto Abad  Alemán, Gildo Fleitas López, Giraldo Córdova Cardín, Horacio Matheu Orihuela, Wilfredo Matheu Orihuela, Julio Reyes Cairo… caídos en brazos de la Patria agradecida.
Medio centenar de pionero fue al antiguo Moncada a entregarles flores a las madres y familiares de mártires de la Revolución. Un gesto en el que está implícita la gratitud de todos los cubanos a  Pedro Marrero Aizpurúa, Gregorio Careaga Medina, Miguel Ángel Oramas Alfonso, José Testa Saragoza, Hugo Camejo Valdés, Fernando Chenard Piña, Luciano González Camejo, Félix Rivero Vasallo, José Francisco Costa Velázquez, jóvenes del Centenario.
El pueblo santiaguero, respetuoso ante la grandeza, cada 26 de Julio aparta el jolgorio del Carnaval, la misma fiesta de aquel amanecer de 1953, y llega hasta los muros del antiguo cuartel a reverenciar a los héroes y mártires del asalto.
En cada uno de estos santiagueros está simbolizado también el agradecimiento eterno del pueblo al sacrificio de Manuel Rojo Pérez, Víctor Escalona Benítez, Flores Betancourt Rodríguez, Marcos Martí Rodríguez, Pablo Agüero Pérez, José de Jesús Madera Fernández, Jacinto García Espinosa, Juan Domínguez Díaz, Elpidio Sosa González, Rigoberto Corcho López, Carmelo Noa Gil, Guillermo Granados Lara, Rolando San Román de las Llanas…
Estudiantes sobresalientes llegaron al Moncada, exactamente a las 5:14 a.m. e irrumpieron en la Ciudad Escolar 26 de Julio, bajo el rugido de los disparos de salva desde el techo de lo que fue cuartel y hoy es forja del futuro. En realidad llegó allí el porvenir de la Patria para responder ¡Presente! ante cada nombre glorioso: Manuel Enrique Isla Pérez, José Antonio Labrador Díaz, Osvaldo Socarrás Martínez, Gilberto Barón Martínez, Roberto Mederos Rodríguez, Raúl de Aguiar Fernández, Gerardo Antonio Álvarez Álvarez, Ángel Guerra Díaz, Tomás Álvarez Breto, Andrés Valdés Fuentes…
Los proyectos Príncipe Enano y Jorge Lefebre; el trovador Rubén Léster, las estudiantes de Medicina y de secundaria Sobeida Rodríguez Moya y Alejandra de Jesús Rodríguez Garcell, respectivamente, y la pequeñita Esperanza Ibis Rodríguez, trajeron  hasta el Moncada, poemas, bailes y canciones para enaltecer a los héroes que como Emilio Hernández Cruz, Ismael Ricondo Fernández, Rafael Freyre Torres, Lázaro Hernández Arroyo, Manuel Gómez Reyes y Armando del Valle López dieron lo más preciado del hombre por hacer a Cuba Libre.
Resonó en los muros de la antigua fortaleza del mal, el canto mayor a la victoria que en aquella mañana de la Santa Ana, comenzaba a gestarse con la sangre de 61 buenos cubanos.  

viernes, 20 de julio de 2012

Santiago de fiesta, de historia y tradición



Aída Quintero Dip
Santiago de Cuba es una ciudad emblemática por su historia, su cultura y su gente, con un quehacer relevante y pleno de hazañas; ayer en la emancipación, tras la conquista  siempre enaltecedora de la soberanía total; hoy,  trabajando a brazo partido para engrandecer  este pedazo de Cuba.
No me canso de escribir de mi tierra natal, busco cada espacio, cada motivo para hacerlo, ahora  estimulada por el aniversario 59 de la hombrada del 26 de julio de 1953, cuando las calles de mi querida ciudad fueron escenario de la epopeya que marcó el reinicio de la lucha por la libertad de la Patria.
Ahora, también, con una animación especial propiciada por el bullicio y la alegría que avisan que la legendaria urbe se prepara, en aras de protagonizar y disfrutar de los más famosos carnavales que acontecen en la nación.
Este sábado 21 sonará la Corneta China indicando el comienzo del Carnaval Santiaguero, el cual es mucho más que una fiesta… Es el sentimiento de miles de personas que para la ocasión duplican su proverbial apego a la solidaridad, la alegría y la tradición.
Y es también la ocasión, en que cada quien hace lo que usualmente no haría: cantar en público, y bailar, hacer anécdotas, beber una cerveza…
Mañana será, además, el primer desfile del Carnaval, cuando alrededor de 5 000 salidores de una treintena de agrupaciones folclóricas (congas y paseos) exhiban en la primera de las dos “cabalgatas” del Rumbón’2012 frente al Jurado, lo que con tanto empeño han preparado, en el interés supremo de llevarse los galardones para el barrio y el Foco Cultural que representan.
Hasta el 27 de julio Santiago de Cuba estará de fiesta, en un reconocimiento implícito al esfuerzo del pueblo trabajador para saludar dignamente la fecha histórica del 26 de Julio, el Día de la Rebeldía Nacional.
En todos los julios de 26 y de Carnaval hasta su fisonomía enamora para dar paso al éxtasis y a la felicidad: situada al suroeste de Cuba, en una vertiente del fondo de la bahía de bolsa, de extraordinaria belleza, además por asentarse entre el mar y las montañas que cual espejo la  retratan.
Otrora villa, fundada el 25 de julio de 1515 por el teniente gobernador Diego Velázquez de Cuéllar, en momentos de conquista y colonización de España, se renueva cada día, rejuvenece, en espera de su  medio mileno de existencia, que celebraremos en el 2015.
Única Ciudad Héroe de la República de Cuba, y con la Orden Antonio Maceo, por su comportamiento en la historia  y rasgos excepcionales,  pues la distinguen el coraje, la generosidad, el altruismo, la hospitalidad, su lealtad, el carácter alegre, amistoso, franco.
La autenticidad de la ciudad está signada por el desarrollo de su cultura, por la sensibilidad artística y la capacidad creativa de los santiagueros, quienes en la rama social  poseen el mérito de importantes aportes a la nación.
Con una población que se aproxima a los 500 mil habitantes, Santiago de Cuba es un reservorio de valores que seduce y cautiva a quienes la pueblan y también a los que la conocen y la visitan.


martes, 17 de julio de 2012

La vocación de servir de las mujeres cubanas


AÍDA QUINTERO DIP
Juicios que reconocen la postulación de mujeres como futuras delegadas de circunscripción, con vistas a la constitución de las Asambleas Municipales del Poder Popular, han prevalecido en los últimos procesos de nominación de candidatos,  si se valora  la cantidad de nominadas en todo el país.
Es evidente que hay mayor claridad de que no se trata de respaldar un protagonismo a ultranza,  por el único hecho de ser mujer,  sino por las sobradas pruebas de su aptitud y actitud,  y sus aportes significativos  en la vida política, social y económica como entes claves en el proyecto social cubano.
De tal manera,  ante la gran cantera de personas distinguidas, con méritos y condiciones para asumir la responsabilidad, ellas han inclinado la balanza en muchos casos. Esperamos que en las urnas,  el próximo octubre,  se ponga de manifiesto también ese criterio.
Sólidos argumentos testimonian  ese sitio ganado en una provincia como Santiago de Cuba, donde casi la mitad de la población está integrada por mujeres, quienes constituyen  más del 48 % de la fuerza empleada en el sector estatal civil, incluso han dado el paso al frente  en puestos no tradicionales, en los cuales se creía equivocadamente que no podían dar la talla.
Otro tanto a su favor es el dato que refleja que representan más del  67% de los técnicos de nivel medio y superior y el 39% de los dirigentes, resultado que echa por tierra tabúes y prejuicios que frenaban su desempeño, aunque mucho queda por transitar en ese campo.
En los criterios emitidos,  en los procesos eleccionarios                     -específicamente en la nominación de candidatos-,  casi siempre coinciden en destacar la disciplina que las identifica, la responsabilidad ante el cumplimiento del deber, el nivel cultural y de instrucción, su vocación por servir al pueblo, sensibilidad ante los problemas que  atañen a la comunidad,  y capacidad de persuadir  y  cohesionar voluntades  para  acometer cualquier tarea.
Las santiagueras, por ejemplo,  han forjado en estos años un  aval  de consideración,  revelando que son muy capaces en diversos frentes, incluso estratégicos, de una Revolución que las ha enaltecido, dignificado y les viabilizó el ejercicio de todos sus derechos.
A muy pocos asombra que ocupen un lugar de privilegio en el  fomento de valores en las nuevas generaciones,  sobre todo, en labores de maestras o profesoras, ya que son mayoría en ramas decisivas como la Educación  y también la Salud Pública, o sencillamente como madres y abuelas.
Alzando su voz para que se haga justicia en el caso de los Cinco cubanos luchadores antiterroristas, es seguro  encontrarlas; pero con similar estoicismo están en la primera fila de tareas de prioridad como la producción de alimentos,  o la cosecha cafetalera, y han marchado a tierras hermanas  a cumplir misiones de colaboración, con el único interés de servir a sus semejantes.
Tales muestras confirman que existen cimientos bien profundos para defender su mayor promoción  en las estructuras representativas del Estado, entre estas las Asambleas Municipales, Provincial y Nacional del Poder Popular, donde ocupan escaños como diputadas.
Si todavía con los méritos  y capacidades puestos de relieve por las mujeres, no han sumado más en el  Poder Popular local durante 14 mandatos, ese elemento convoca a reflexionar en torno a patrones  discriminatorios que han incidido tradicionalmente para que su presencia se vea limitada, incluyendo disponibilidad de tiempo para asumir funciones de carácter público.
No es secreto para nadie que  a pesar de su nivel de instrucción y logros profesionales, aún están atadas a obligaciones domésticas y familiares, con una sobrecarga de trabajo y esfuerzo que influyen en el campo electoral, pero es cierto que se van borrando vestigios que las limitaban, y al postularlas y  elegirlas prevalece el reconocimiento, aun cuando es preciso que más acceden a los cargos de toma de decisiones.
A pesar de todo,  la presencia femenina en los órganos locales del Poder Popular, desde los primeros sufragios generales en Cuba, en 1976, se ha hecho sentir, y esperamos que en las elecciones que se avecinan se manifieste nuevamente. Como vaticinó  Fidel, no solo es justo sino necesario  para la sociedad  que la mujer desarrolle su capacidad,  participe y aporte.

lunes, 16 de julio de 2012

Frank País, entre la audacia y la ternura

Aída Quintero Dip  
“Como hijo era un modelo, como patriota era otro modelo. Era una maravilla Frank”. Enternecida, herida ante el dolor de la muerte y orgullosa  por el héroe que le había nacido sin proponérselo, hablaba la madre,  Doña Rosario.
“Hombre inmenso, revolucionario cabal, capaz de levantar en vida a Santiago de Cuba y de levantarla también en la muerte”. Con esa imagen tan conmovedora fue retratado el avezado jefe clandestino santiaguero, Frank País García; por Juan Grau Durán, uno de los que combatió bajo sus órdenes  en la legendaria ciudad,  en los finales de la década del 50  del pasado siglo, y que tuvo el honor de contar con su amistad.
“De alguna manera siguió siendo maestro, educador, así lo demuestran sus admirables lecciones de patriotismo y el magisterio que ejerció en todos los combatientes”,  destacó en una ocasión  Asela de los Santos,  cercana colaboradora,  quien estuvo bajo su dirección en las acciones del 30 de Noviembre.
En carta a su novia el joven había revelado: “Tienes una rival que me ha robado en cuerpo y alma…he sufrido tanto por ella que la amo profundamente, de corazón. He olvidado todo, tú, yo, los demás, solo ella me interesa. En mis venas  arde un solo deseo: servirla”.
Son pocos los ejemplos de existencia tan corta -solo 22 años- y que haya ofrendado  tanto a la Patria, al punto de haber sido escogida la fecha de su muerte: 30 de julio  (1957) como Día de los Mártires de la Revolución, por haber encarnado las virtudes de lo más prometedor de la juventud en la conquista de la libertad de Cuba.
Anhelaba ser maestro  para contribuir a la formación de ciudadanos dignos, pero se convirtió en educador de superior alcance, lo cual tenía coherencia con un pensamiento revolucionario de profundo  ideario martiano,  principios democráticos, y aspiraciones de que reinara  la justicia,  lo que contrastaba con su extrema juventud.
Frank cimentó un espíritu rebelde ante todo dogma, que le valió seguramente ser el alma del levantamiento armado de su indomable ciudad, el 30 de noviembre de 1956;  en su condición de jefe nacional de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio,  supo organizar y aglutinar las fuerzas  en una acción intrépida  para distraer  el poderío enemigo y apoyar el desembarco del yate Granma,  que navegaba desde México -con Fidel al frente-  rumbo al futuro.
Sobre ese  aquel y su guía quedaron  para la posteridad las palabras de la combatiente Gloria Cuadras, quien lo quería como a un hijo: “Frank honró el uniforme verde olivo y el uniforme verde olivo se honró con él. Lucía muy bien y tenía una expresión de felicidad en el rostro,  que nunca se borró de mi corazón”.
“Verlo con dos lágrimas en los ojos a un hombre tan valiente fue doloroso, cuando el fracaso del levantamiento del 30 de Noviembre”, señaló la Heroína del Moncada, Haydée Santamaría, quien jamás olvidó su mirada profunda y que desde que lo conoció apreció en él su grandeza.
Había nacido el 7 de diciembre de 1934, específicamente el día en que se recordaba el aniversario 38 de la caída en combate de otro encumbrado patriota oriundo de esta oriental ciudad, el  General Antonio Maceo Grajales, uno de los paradigmas de la intransigencia revolucionaria, de cuyo legado bebieron muchos cubanos.
Estudió en la Escuela Normal para Maestros de Oriente,  donde, al decir de Asela de los Santos,  fue un alumno brillante, y se graduó el  6 de julio de 1953. Allí asistió a sus primeras manifestaciones  y empezó a rebelarse contra los males imperantes en la época,  unido a  varios  jóvenes de iguales inquietudes, entre ellos  José Tey  Saint Blancard (Pepito), uno de los mártires del levantamiento armado de Santiago de Cuba,   junto a  Antonio Alomá  (Tony) y Otto Parellada.
En su biografía sobresalen, por su trascendencia, las dos entrevistas que sostuvo con Fidel  Castro, en México, ante situaciones muy complejas. En la primera  -primeros días de agosto de 1956-,  trataron pormenores con el propósito de fortalecer el Movimiento Revolucionario 26 de Julio, ya que tras la noticia de la detención de Fidel  por la policía mexicana,  había honda consternación en las filas de los revolucionarios, y problemas y contradicciones en la dirección; en la segunda  -24 de octubre de  ese año-, se analizaron, entre otros asuntos, detalles de la futura expedición del “Granma”, con el plan de preparar la insurrección,  en la que Oriente desempeñaría  un papel fundamental.
En documentos legados a la historiografía se calificaba de muy provechosos estos encuentros, con resultados altamente positivos para el estallido de la Revolución. Y él fue escogido para el contacto con el líder Fidel Castro en el exterior  por la confianza que inspiraba, responsabilidad  y  autoridad que supo ganar en la toma de decisiones.
Tenía el aval de haber forjado un movimiento clandestino con un sentido de férrea disciplina, compartimentación, y arrojo admirable, en un Santiago heroico y rebelde, pero de ancestral hospitalidad,  donde lograron  que las casas y su gente fueran cómplices y colaboradores incondicionales a la causa que defendían.
Ese gesto siempre lo animó,  y era su arma fundamental para el combate silencioso y arriesgado,  que asumía con la naturalidad de los hombres grandiosos.
Y Santiago y su pueblo le reciprocaron siempre ese mismo cariño a quien fue considerado el hijo más querido de la legendaria ciudad.
Por eso  los santiagueros tienen una cita sagrada cada 30 de julio, a las 4 y 30 de la tarde, en la peregrinación en honor a Frank y a Raúl Pujol Arencibia,  el compañero de armas que cayó a su lado; desde el Parque Céspedes hasta el cementerio Santa Ifigenia, recordando aquella manifestación de duelo de 1957;  no importa si hay sol ardiente o si llueve, este 30 de julio hará 55 años que  esa conmovedora marcha es parte de la vida de su tierra natal.
Sus coterráneos  no olvidan ese aciago día de 1957,  cuando  los esbirros de la tiranía pro imperialista de Batista le hicieron  un cerco  en la casa de un colaborador donde se protegía, junto a  Pujol Arencibia. Allí fueron detenidos y vilmente asesinados en plena calle, víctima de una  delación.
Pocas veces se conjugaron en un luchador de su talla el temple  que  incita a la audacia,  con ternura y sensibilidad como para tocar el piano   -lo hacía con frecuencia  para disfrutarlo o esquivar  tensiones-, escribir, desgarrado por el dolor,  un poema a su hermano muerto -dedicado a Josué, caído el 30 de junio de 1957, a quien había  vaticinado “entre los héroes su destino”-, amar a la madre  entrañablemente, o sentir afecto manifiesto por Celia Sánchez, Haydée Santamaría, Vilma Espín o Gloria Cuadras.
Como jefe fue respetado y admirado, más bien un hombre querido,  porque sabía fusionar sus excelentes relaciones humanas con la exigencia propia de la clandestinidad, según confirmo Vilma más de una vez.
Su pensamiento fue profundo, de avanzada para la época. Había profetizado,  en tiempos de persecución y represiones, cuando su vida peligraba a cada instante: “El día que quede un solo cubano que crea en esta Revolución, ese cubano seré yo”.
Y Frank no temía a la muerte, así lo validan numerosos testimonios. Arturo Duque de Estrada, uno de sus más cercanos colaboradores,  dijo  en una ocasión: “Estoy seguro de que no le preocupaba morir,  sino dejar la misión inconclusa.”
Su madre Doña Rosario -que lo conocía como nadie- colocaba invariablemente sobre la tumba de Frank y Josué -en el cementerio Santa Ifigenia-  flores blancas y rojas, para simbolizar la pureza del primero y la rebeldía del segundo.
En Cuba y  especialmente en su tierra natal,  sienten, a pesar de casi 55 años,  el vacío de su ausencia, y comprenden mucho mejor a Fidel, quien al saber la noticia de la muerte de Frank,  desde las estribaciones de la Sierra Maestra,  dijo: “Qué monstruos, no saben el carácter, la integridad que han asesinado, no sospecha aún el pueblo de Cuba lo que había en él de grande y prometedor.”











miércoles, 11 de julio de 2012

Herencias del capitalismo



Aída Quintero Dip
Visto como ente universal, el capitalismo gasta cada año miles de millones de dólares en ponderar y promover sus virtudes, y se vale de todos los medios de comunicación posibles, aprovechando los avances tecnológicos de la actual época.
Es de conocimiento de casi todo el mundo civilizado de sus marcas de autos, sitios de diversión fabulosos,  edificaciones fastuosas, marcas de productos alimenticios, vestuarios de marca y lista de multimillonarios, y otros tantos atractivos, aunque no sepan ni le interese a sus poseedores, cuánto sudor y explotación de la mano de obra costó convertirlos en realidad.
Lo que no siempre se conoce, es la otra cara de esa sociedad de consumo; la diferencia entre las naciones capitalistas desarrolladas y las del Tercer Mundo; el abismo que distancia a los más ricos de los más pobres; las personas que viven en situación de extrema pobreza; y la destrucción  y la muerte  provocadas por sus guerras de conquista, expansión y dominio en todo el planeta.
La actual crisis económica capitalista global ha acentuado y profundizado  los problemas de países y pueblos del mundo, donde hay más hambrientos y desempleados de los que podríamos imaginar, según revelan informes de organismos de  Naciones Unidas.  Un sistema que se debate entre la opulencia y la miseria.
De este último fenómeno no escapan ni los más desarrollados, como los propios Estados Unidos, que ha registrado elevados porcentajes de desempleo en los años más recientes. Y hasta
las cifras de los que no tienen vivienda ha aumentado en  algunas ciudades, y también los millones de ciudadanos que  reciben cupones alimentarios.
Por cierto que, contradictoriamente, y despojando de mantos la naturaleza de la política de USA, cada año el presidente anuncia abrumadoras cifras de millones de dólares para el gasto militar de esa nación, dinero con el cual, seguramente, se resolvería en buena medida el problema del desempleo en el más poderoso país del orbe.
Hay otros datos impresionantes sobre el legado de las sociedades de consumo, como el los millones de personas en el mundo que carecen de agua potable; los adultos analfabetos; sin techo o en viviendas precarias;  los que no tienen electricidad;  los niños y jóvenes que  trabajan en condiciones de esclavitud en tareas peligrosas y humillantes como prostitutas, sirvientes, en la agricultura o en las construcciones.
Y mientras los más pobres se empobrecen más y más,  el más rico  aumenta sus fortunas  al disponer el incremento de la riqueza mundial.
Estos datos, que denuncian por sí mismos las grandes desigualdades existentes en el mundo entre los ricos y los pobres, que no pueden ser  encubiertas por los apologistas del capitalismo; son realidades dadas a conocer por la ONU, y que, lejos de atenuarse, van creciendo todos los años, para confirmar lo injusto e insostenible de ese sistema.
  

  


lunes, 9 de julio de 2012

Haydée Santamaría, entre los afortunados asaltantes al Moncada


                                                                      Aída Quintero Dip
Evocarla viva, en su dimensión humana y revolucionaria, de profunda vocación martiana,  es coincidencia en la mayoría de las personas que conocieron a Haydée Santamaría Cuadrado, esa muchacha rubia, dulce y apacible, de mirada penetrante, nacida el 30 de diciembre de 1922 en el central azucarero Constancia, en Encrucijada, Las Villas, quien fue forjando una personalidad rebelde cuando apenas era Yeyé,  savia que dio vida a la “María” de la clandestinidad  y a la Heroína del Moncada.
En 2002,  en ocasión de su 80 cumpleaños, cuando  sus restos  fueron depositados en un nicho del Panteón de los Mártires, junto a 38 moncadistas, entre ellos su hermano Abel, en el cementerio Santa Ifigenia, de Santiago de Cuba, muchos de sus compañeros de armas  testimoniaron sobre esta singular mujer que prestigió a la Revolución y supo aunar para la creación, como una virtud excepcional.
Melba Hernández Rodríguez del Rey, la otra cubana que participó en la gesta heroica del 26 de Julio, su amiga y hermana inseparable  desde los tiempos difíciles y fundadores en el departamento de 25 y O, en el Vedado, enalteció su ternura, inteligencia política, fibra revolucionaria y valor en el combate: “No quiero a Yeyé muerta, quiero que viva por lo que representa como ejemplo”.
Martha Rojas, periodista que asistió al juicio por los sucesos del Moncada,  el 16 de octubre de 1953, sintió el privilegio de verla el mismo día 26 de Julio,  y  rememoró la primera vez que la vio sonreír de nuevo, cuando Fidel le dio la misión de editar 100 mil ejemplares y distribuir La Historia me absolverá,  para calificarla definitivamente como una mujer audaz, con el don de la inteligencia y la expresividad.
Vilma Espín Guillois, también Heroína de la sierra y el llano, siempre nos regaló sus más íntimos recuerdos de la Haydée combatiente clandestina, en  los años en que se entregó con fervor a la causa y al trabajo revolucionario junto a Frank País, en la organización del levantamiento armado del 30 de noviembre de 1956, para apoyar a los expedicionarios que venían de México, cuando por su experiencia lideró las acciones  en compañía de Frank, Vilma y un  joven abogado que le llamaban Jacinto, y era Armando Hart Dávalos.
Destacaba en primer lugar su fidelidad a Fidel, la indescriptible alegría que conmovió a Yeyé cuando se encontró con el líder en la Sierra Maestra; y  el cariño que despertó en su alma sensible el pueblo santiaguero, por la solidaridad y apoyo que  le tributó en los instantes más adversos de la lucha. 
Asela de los Santos, otra imprescindible compañera de avatares e ideales,  evocó facetas poco conocidas  sobre el cumplimiento de una misión por ocho meses en Estados Unidos, para recaudar fondos y armas  con el fin de abastecer el movimiento revolucionario en la isla. Allí demostró su entereza, espíritu de sacrificio y voluntad, al dar una alta prueba de patriotismo -recalcó-, pues decía que no podía faltar a una orden de Fidel, a pesar de su gran necesidad manifiesta  de permanecer siempre en la Patria.
El destacado intelectual y cineasta, Alfredo Guevara, enfatizó en la revolucionaria maravillosa y sorprendente que fue, de su inserción en la cultura cubana y Latinoamericana, dada la sensibilidad para interpretar el arte y disfrutarlo, y vocación de aunar voluntades, cómplice de nobles empeños como  el de apoyar y  distinguir los valores de los jóvenes trovadores,  y gestar el importante movimiento creado después en Cuba.
Roberto Fernández Retamar, director de Casa de las Américas,   quien trabajó a su lado los últimos 15 años, recordó que cuando ella asumió esa responsabilidad ya era una figura legendaria, de prestigio, autoridad y capacidad para convencer y aglutinar.
Subrayó su excepcional talento y fuerza creadora, incluso su genio natural, y la calificó de las personas más intensamente martianas que haya conocido.
Rememoró que siendo su vida tan plena y fundadora, no tuvo orgullo mayor que haber estado al lado de seres como aquellos, bajo la conducción iluminada de Fidel, la madrugada grandiosa del 26 de Julio.
Quienes más la conocieron coincidieron en resaltar, además,  su dedicación a la familia; hacía el tiempo para atender a los suyos, y  derrochó ternura hacia sus hijos Celia María y Abel Enrique; a  Celia Sánchez la unía una amistad conmovedora,  y muy  especialmente también con el Che Guevara,  con el cual  compartía las medicinas para combatir el asma desde los días de la Sierra.
Siempre  Haydée evocaba con orgullo  aquella tarde en que Abel llegó a la casa con un nuevo compañero, sin ocultar su alegría por haberlo encontrado: era Fidel. En lo adelante, la vida de Yeyé  estaría indisolublemente unida al prestigio de la Revolución, pertenecería a la historia de Cuba.
Abel fue un capítulo decisivo en su existencia. Juntos combatieron la sumisión a los designios imperiales, la división del movimiento obrero, el robo y la corrupción de la sociedad de la época, atraídos, además,  por la denuncia de Eduardo Chibás con su consigna “Vergüenza contra dinero”,  después de la profunda renovación reclamada tras el golpe militar del 10 de marzo de 1952.
Con ese aval, cuando se decide  la fecha del asalto al Moncada, entre los afortunados  su nombre no podía faltar. En los preparativos de la acción y en la Granjita Siboney,  fue hermana amorosa y solícita, presta a resolver cualquier  detalle o problema a los combatientes,  y en la posición que le tocó defender desde  el antiguo hospital Saturnino Lora, para salvaguardar a los atacantes, curó heridos, incluso de las tropas enemigas, bajo el tiroteo.
Siempre iba y venía con Abel prendido a su corazón, nunca pudo restañar la herida  por esa pérdida tan lacerante; la luz de los ojos de Abel…; ni la de Boris Luis  Santa Coloma, su novio, y de tantos compañeros valiosos, a muchos de los cuales  tenía un gran cariño desde los días del apartamento capitalino.
Al escoger  ese camino,  el de  “la estrella que ilumina y mata”, aparentemente tronchó su sueño de ser enfermera, porque de cierta manera lo fue, al consagrarse a una profesión mucho más altruista para curar los males del país, urgido de transformaciones radicales. 
Tiempo después Haydée explicó con meridiana claridad la evolución ideológica que llevó a los moncadistas a abrazar  la doctrina marxista, cuando el proceso se radicalizó: “Allí fuimos siendo martianos. Hoy somos marxistas y no hemos dejado de ser martianos, porque no hay contradicción en esto para nosotros”.
Y nunca la abandonó la fe en la victoria y en quienes lo arriesgaron todo hasta conquistarla. Aquella ocasión en que Fidel, Raúl, Almeida, Ramiro,  y los otros asaltantes salieron de la cárcel de Isla de Pinos,  ella evaluó el acontecimiento escueta, pero elocuentemente: ”Fue vivir otra vez”.
No es de extrañar que  Haydée Santamaría Cuadrado figurara en la selecta lista del primer Comité Central del Partido Comunista de Cuba, como merecido reconocimiento a quien fuera  de la dirección nacional del Movimiento 26 de Julio y luego también de la del Partido Unido de la  Revolución Socialista.
Tuvo el honor de ser de las primeras cubanas en ostentar la Orden Ana Betancourt, el 29 de noviembre de 1974. Seguramente mientras Fidel la colocaba en su pecho, pensaba que la Patria le hacía justicia, porque él mismo había señalado, refiriéndose a ella y a Melba Hernandez,  en su autodefensa por los sucesos del Moncada: "Nunca fue puesto en un alto el heroísmo y la dignidad de la mujer cubana".

viernes, 6 de julio de 2012

Bertha, sabiduría desde el compromiso con los ancestros




Aída Quintero Dip
La carismática pregonera de Santiago de Cuba, Bertha Lidia Hechavarría Heredia, no puede contar con los dedos de las manos los premios merecidos en su inusual oficio de hace más de 20 años. Cada uno la enaltece,  pero ninguno como el recibido por estos días en que la ciudad más caribeña de Cuba “arde” al compás de la Fiesta del Fuego.
El reconocimiento -poco común-  ha calado hondo en el corazón de una celebridad de las calles santiagueras como ella. A la entrada de El Caney, su localidad natal, una valla  con la imagen de Bertha, su sonrisa pícara y bonachona,  y la peculiar cesta  de frutas en la cabeza, anuncia que allí vive esta mujer leyenda y tradición.
Qué hizo para tanto honor? Sencillamente, se adueñó de la magia de las culturas populares de la región  y le erige con su voz un monumento  para preservarlas, porque ella es  la presencia histórica de África en la cultura caribeña; es la constitución de la sabiduría desde el compromiso con los ancestros; es el vigor de la resistencia.
Bertha no pregona pensando en los lauros: “El que bien hace, bien espera. Yo siempre dije: si la naturaleza cree que yo me merezco algo, llegará. Y esperé. Ese premio es para mí una cosa sagrada y muy sentida. La gente que lo creó es sana y de buen corazón, y cualquier cosa que se haga con idea del bien, no hay mal que entre. Lo que importa es el corazón limpio, el buen pensamiento”.
Así se expresó al referirse al Premio Internacional Casa del Caribe, consistente en la entrega de la Mpaka, instrumento de adivinación en la Regla Conga cubana o Palo Monte, otorgado al singular personaje en ocasión del XXX Festival del Caribe, en el 2010, por lo que  significa para la cultura santiaguera.
“La Mpaka  -señala la fundamentación del símbolo del Festival del Caribe- no se entrega en virtud de las experiencias personales ni de los sufrimientos ni de las comprensiones ni de los aprendizajes; ni siquiera de las actitudes que puedan ser consideradas dignas.  Claro que todo eso es necesario y se tiene muy en cuenta, pero la recibe aquel que salvaguarda la unicidad que pervive en lo  diverso de la Cultura Popular Tradicional... la merece aquel que lucha y crea, el que transforma, el que procura y logra dar voz al que no la tiene; aquel que, al decir del poeta, hace camino al andar.”
Ese día fue de fiesta, Santiago de Cuba se estremeció de alegría. Y  Bertha les reservó un regalo a los presentes en el Teatro Heredia: subió al escenario y bailó como ella sabe hacerlo,  con la satisfacción de quien ayuda -con su pregón- a reconfortar el espíritu de sus coterráneos y  a defender la tradición y los valores de un entorno del que es síntesis.
Con una vitalidad asombrosa a sus 80 años, ha celebrado otros lauros. Por ejemplo, en 2007 obtuvo el Premio Memoria Viva, por decisión del Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, que reconoce en Bertha la continuidad cultural del Caribe y que su pregón describe la  historia de un pueblo.
Por lo que va siendo ya su legado cultural es reiteradamente homenajeada en el seno de la Peña el Curujey, espacio comunitario de El Caney para rescatar las tradiciones del universal poblado de frutas e historia.  Allí no tiene mayor recompensa que el afecto de vecinos y amigos, allí tiene su filosofía: “Uno tiene que darse a querer por todo el mundo, y hacer el bien; porque tú no sabes en la vida quién te va a dar la mano”.
Su pregón ha alcanzado notoriedad,  fresco, jocoso, de verbo elocuente  y picaresco,  más que productos,  va ofreciendo en su melódica voz la alegría que caracteriza a la gente  de su tierra. Voceando mil yerbas medicinales y hasta miel de abeja;  y sus botellas milagrosas de un preparado hecho con raíces, cáscaras y hojas de plantas que “limpia todo”, según confiesa.
En el seno de una familia humilde nació el 23 de abril de 1930. De estirpe mambisa que le viene de su abuelo paterno,  Basilio, ha enfrentado una vida de trabajos y vicisitudes en las labores de zafras azucareras, recogidas de café, cosechas de algodón; fue empleada doméstica y prestó servicios en los círculos infantiles.   
Pero Bertha es feliz, Santiago de Cuba es más cubana, más caribeña con estampas como la que ella protagoniza, cual reina con su corona en la cabeza, purificando el alma de la gente y acentuando la esencia de la ciudad.