viernes, 27 de julio de 2012

Sus figuras parecen refulgir entre los muros del Moncada


Miguel Ángel Gainza Chacón
Aún sin salir el Sol, las figuras de los jóvenes moncadistas parecían refulgir, y en tropel victorioso volvían a estremecer los muros del Moncada como hace 59 años.
Imposible, a pesar de la tradición, que el asalto simbólico no traiga de nuevo a la memoria aquella mañana de la Santa Ana, en que Fidel y la Juventud del Centenario fueron al encuentro con la historia, para limpiar de afrenta al Apóstol.
En verdad, parecía que Abel Santamaría Cuadrado, Julio Trigo, Reynaldo Boris Luis Santa-Coloma, Renato Guitart Rosell, el médico Mario Muñoz Monroy, José Luis Tassende de las Muñecas, Raúl Gómez García, Juan Manuel Ameijeiras Delgado, Ramón Ricardo Méndez Cabezón, Antonio Betancourt Flores, Pedro Véliz Hernández… volvían a combatir a la soldadesca dentro de la fortaleza siniestra.
Las figuras agigantadas de aquellos que decidieron no dejar morir al Apóstol al precio de su vida en flor, llenan de simbolismo cada madrugada del 26 de Julio en Santiago de Cuba, y es como verlos de nuevo en medio de la metralla y todavía con el eco del Himno cantado en la Granjita Siboney minutos antes.
Cuánto fervor patrio se adivina aún en Manuel Saíz Sánchez, Pablo Cartas Rodríguez, Oscar Alberto Ortega, Virgilio Gómez Reyes, Alfredo Corcho Cinta, Mario Martínez Arará, Remberto Abad  Alemán, Gildo Fleitas López, Giraldo Córdova Cardín, Horacio Matheu Orihuela, Wilfredo Matheu Orihuela, Julio Reyes Cairo… caídos en brazos de la Patria agradecida.
Medio centenar de pionero fue al antiguo Moncada a entregarles flores a las madres y familiares de mártires de la Revolución. Un gesto en el que está implícita la gratitud de todos los cubanos a  Pedro Marrero Aizpurúa, Gregorio Careaga Medina, Miguel Ángel Oramas Alfonso, José Testa Saragoza, Hugo Camejo Valdés, Fernando Chenard Piña, Luciano González Camejo, Félix Rivero Vasallo, José Francisco Costa Velázquez, jóvenes del Centenario.
El pueblo santiaguero, respetuoso ante la grandeza, cada 26 de Julio aparta el jolgorio del Carnaval, la misma fiesta de aquel amanecer de 1953, y llega hasta los muros del antiguo cuartel a reverenciar a los héroes y mártires del asalto.
En cada uno de estos santiagueros está simbolizado también el agradecimiento eterno del pueblo al sacrificio de Manuel Rojo Pérez, Víctor Escalona Benítez, Flores Betancourt Rodríguez, Marcos Martí Rodríguez, Pablo Agüero Pérez, José de Jesús Madera Fernández, Jacinto García Espinosa, Juan Domínguez Díaz, Elpidio Sosa González, Rigoberto Corcho López, Carmelo Noa Gil, Guillermo Granados Lara, Rolando San Román de las Llanas…
Estudiantes sobresalientes llegaron al Moncada, exactamente a las 5:14 a.m. e irrumpieron en la Ciudad Escolar 26 de Julio, bajo el rugido de los disparos de salva desde el techo de lo que fue cuartel y hoy es forja del futuro. En realidad llegó allí el porvenir de la Patria para responder ¡Presente! ante cada nombre glorioso: Manuel Enrique Isla Pérez, José Antonio Labrador Díaz, Osvaldo Socarrás Martínez, Gilberto Barón Martínez, Roberto Mederos Rodríguez, Raúl de Aguiar Fernández, Gerardo Antonio Álvarez Álvarez, Ángel Guerra Díaz, Tomás Álvarez Breto, Andrés Valdés Fuentes…
Los proyectos Príncipe Enano y Jorge Lefebre; el trovador Rubén Léster, las estudiantes de Medicina y de secundaria Sobeida Rodríguez Moya y Alejandra de Jesús Rodríguez Garcell, respectivamente, y la pequeñita Esperanza Ibis Rodríguez, trajeron  hasta el Moncada, poemas, bailes y canciones para enaltecer a los héroes que como Emilio Hernández Cruz, Ismael Ricondo Fernández, Rafael Freyre Torres, Lázaro Hernández Arroyo, Manuel Gómez Reyes y Armando del Valle López dieron lo más preciado del hombre por hacer a Cuba Libre.
Resonó en los muros de la antigua fortaleza del mal, el canto mayor a la victoria que en aquella mañana de la Santa Ana, comenzaba a gestarse con la sangre de 61 buenos cubanos.  

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