martes, 11 de febrero de 2014

Febrero de amores


María Elena Balán Sainz
  Con una sabia frase del escritor francés Antoine Saint-Exúpery que postula “Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección” iniciamos este comentario.
  Su título: Febrero de amores, quiere hacer alusión no solo al próximo 14,  cuando celebraremos el Día de los Enamorados, sino a cada jornada porque una relación es más que la unión de dos personas, representa un intento de entretejer características, valores y expectativas, algunas similares y otras muy opuestas, para poder convivir y crecer juntos.
 La mayoría de los problemas de pareja se originan debido a la mala comunicación; y por mucho que se quieran, si no hablan sobre aquello que cada uno espera del otro, si no tratan de entender y aceptar sus diferencias y establecer nuevas reglas, el matrimonio o noviazgo no va a funcionar.
 Lo anterior no tiene no tiene que ver con el amor, puede seguir existiendo, pero irá debilitándose si  los implicados no toman conciencia de su forma de pensar, de expresar sus sentimientos,  expectativas, proyectos personales.
  Una joven se lamentaba del machismo de su esposo, quien le ponía freno a cualquier iniciativa de ella, no le gustaba que visitara a su familia ni saliera sola, aunque fuera a comprar artículos necesarios para el hogar.
  Se amaban, pero la falta de comunicación fue creando desconfianza, ausencia de reconocimiento de lo bueno que hacía una u otro. Crearon muros de silencio por temor al surgimiento de situaciones desagradables ente ambos.
  Hasta los celos crecieron con el paso del tiempo y la pareja fue perdiendo el buen manejo de sus emociones y al final, llegó la ruptura, aunque seguían queriéndose.
  ¿Hablas con tu pareja sobre lo que sí se permite entre ustedes y lo que no se acepta? ¿Lo que comparten con los demás y lo que solo es entre ustedes dos?
 ¿Tienes claro cuánto tiempo es solo para él o ella y cuánto es para los demás o para otras actividades, incluyendo a los hijos y al trabajo?
  No se puede mentir y hay que abrirse a la pareja, confesando traumas, adicciones ocultas, momentos íntimos y personales, con todo lo que ello pueda suponer. Con esto aprenden a aceptarse tal y como son, con sus aciertos y sus defectos, lo bueno y lo malo sin que afecte a su amor.
  Conozco parejas que  someten su relación a rutinas o cargas tan previsibles  cuyo sendero conduce al aburrimiento y al final acaba pasando factura.  Suele, en muchos casos,  ser una consecuencia de otros problemas acumulados precisamente como falta de comunicación, de equidad en las cargas asumidas por uno u otra, inflexibilidad, amistades, gustos diferentes, sexo.
  Sería oportuno reflexionar  en este febrero de amores acerca de la convivencia, bien sea con la pareja, amigos, familiares. Repasar los detalles, hacer conciencia de dónde están las fallas, corregirlas, ir en función de salvar los obstáculos.
  Porque el amor, como bien dice la canción de Silvio Rodríguez, engendra maravilla, convierte en milagro el barro, nos hace sentir más plenos como seres humanos.

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