Yasel Toledo Garnache
Un poderoso huracán
pone otra vez a prueba la voluntad y capacidad de avanzar de los cubanos. Irma,
fenómeno con nombre de mujer, llegó a nuestras costas con categoría cinco en la
escala Saffir-Simpson y vientos endemoniados.
Arrancó techos,
postes, paredes y hasta vidas, apagó casi todo el archipiélago por daños al
sistema electro-energético nacional y devastó parte de la agricultura.
Desde el comienzo
parecía dispuesta a entrar en la historia con letras en mayúsculas, pues
constituyó el fenómeno más poderoso formado en el Atlántico, rompió el récord
de más días en la máxima categoría de la referida escala y fue el primero en
arremeter contra Cuba sin perder esa condición.
Recorrió parte de
la zona norte del país durante más de 72 horas, desde la mañana del ocho de
septiembre hasta la tarde del día 10, desde Baracoa, en Guantánamo, hasta las
inmediaciones de Cárdenas, en Matanzas. Algunos comparan el sonido de sus
vientos con el de una maldita sierra eléctrica.
Fotos, videos,
palabras, números, testimonios… muestran parte de sus efectos, aunque la mayor
dimensión se siente en el alma de muchos.
Este archipiélago,
golpeado en numerosas ocasiones por bestias hidrometeorológicas, demuestra una
vez más su condición de manantial inagotable de solidaridad y resistencia. Las
provincias más afectadas reciben linieros, trabajadores de las
telecomunicaciones, constructores…, una fuerza llena de voluntad para, junto a
los pobladores de cada zona, reparar, levantar y volver a la normalidad lo más
rápido posible.
Una Baracoa
renovada, apenas un año después de los daños de Matthew, otro gigante de
vientos, mar embravecido y lluvias, constituye uno de los ejemplos de la fuerza
y capacidad para edificar de los nacidos en esta nación de tanta historia,
sacrificios y triunfos.
Raúl Castro,
Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, lo dijo en el Llamamiento
a nuestro combativo pueblo: “Las jornadas que se avecinan serán de mucho
trabajo, donde volverán a quedar demostradas la fortaleza de los cubanos y la
confianza indestructible en su Revolución. No es tiempo para lamentarnos, sino
para volver a construir…”
Luego refirió que
la batalla será inmensa, reafirmó uno de los mayores principios de la
Revolución: no dejar a nadie desamparado, y exhortó a lograr la recuperación
con el ejemplo de Fidel, cuyo legado nos hace fuertes y nos une.
Mucho se trabajó en
Cuba desde antes de la llegada de Irma a nuestro territorio. Los integrantes de
los Consejos de Defensa a todos los niveles prácticamente no dormían y había
gran ajetreo.
En Granma, por
ejemplo, realizaban recorridos, iban a los lugares con más riesgos,
intercambiaban con pobladores, organizaban y estaban pendientes de cada
detalle, con mucha previsión, exigían con mano dura hacer todo de la manera más
adecuada…, conscientes de que lo más importante es la protección de los
ciudadanos.
Miles de personas
fueron evacuadas, con todo garantizado, incluidas la atención médica y la
alimentación seis veces al día: desayuno, merienda, almuerzo, merienda, comida
y merienda.
La Defensa Civil
activó su sistema nacional, empeñada en reducir al mínimo los daños, por eso
resultan más lamentables las indisciplinas de algunos, quienes pusieron en
riesgo hasta sus vidas, el bien más preciado.
Diversos huracanes
han azotado el país, incluido el llamado de Santa Cruz del Sur el nueve de
noviembre de 1932, el cual causó el mayor desastre natural ocurrido en Cuba al
provocar la muerte de alrededor de tres mil personas.
En la historia más
reciente aparecen Michelle, Iván, Gustav, Ike, Dennis, Sandy, Matthew y, por
supuesto, Irma, el cual ha motivado chistes entre los cubanos, quienes no perdemos
el encanto para reír y soñar ni en las situaciones más difíciles.
Desde 1953, los
fenómenos hidrometeorológicos reciben nombres, según un orden alfabético y
empleando de forma alterna los idiomas Español, Inglés y Francés. Durante las
primeras décadas todos recibieron denominaciones femeninas hasta 1979, cuando
se utilizó una masculina.
Millones de cubanos
trabajan sin descanso para devolver el esplendor a toda la geografía.
Seguramente, pasado algún tiempo, Irma será un recuerdo, otra muestra de un
huracán poderoso, pero incapaz de vencer a un pueblo de luchas y éxitos, con
capacidad para siempre renacer y seguir en el camino de las victorias.