sábado, 26 de octubre de 2013

El bálsamo para curar las heridas de “Sandy”



Aída Quintero Dip
No hay un habitante de la ciudad de Santiago de Cuba que no recuerde hoy las dolorosas huellas del huracán Sandy, tras su paso devastador por esta oriental tierra cubana, hace precisamente un año, este 25 de octubre.
Al contemplar la imagen que dejó el fenómeno meteorológico, en las primeras horas de ese día de 2012, se produjo un dolor inmenso en el corazón de sus moradores y muchos la calificaron como una urbe bombardeada. 
Pero en medio de la conmoción, asombro, nerviosismo, tristeza, añoranza y hasta las lágrimas por tanta pérdida y destrucción, la solidaridad entre vecinos se creció al amanecer, fue el bálsamo para curar las heridas de “Sandy”.
Las manos fueron entonces las mejores armas para desembarazar accesos a casas o calles, para vencer los grandes los obstáculos, como un árbol de mamoncillo de más de 60 años en una cuartería del Centro Histórico, que imposibilitaba salir a los residentes, cuyos techos estaban aplastados por sus ramas.
O aquellos vetustos árboles de la carretera de El Caney que cayeron como por arte de magia y la obstruían por completo, ante el asombro de los más ancianos de la localidad que nunca habían vivido un panorama semejante.
Colapsó la electricidad y quienes tenían reservas de gas licuado o kerosén apoyaron con un trago de café y palabras de aliento a mucha gente solidaria que brindó su modesta ayuda, hasta la llegada días después de equipos especializados para mover las montañas de escombros.
Me contó una colega que a María de Jesús Robert, con su madre postrada y el hijo adolescente, no le faltó la mano amiga en su barrio de la Ciudad Héroe para en los primeros momentos desmochar dos árboles, de yagruma y jagüey, que cayeron sobre su vivienda.
Historias como esta abundaron, y otras muchas muy conmovedoras.
Tengo la vivencia personal de  la casa de Rosa Montoya y Gerardo Silva, convertida en un hogar inmenso para varias familias de la comunidad de San Andrés, en El Caney, que hallaron allí abrigo para pasar la terrible madrugada del 25 de octubre del 2012.
Otra hermosa página de solidaridad se escribió cuando varias viviendas y centros de trabajo que resistieron los embates del huracán, acogieron a alumnos de numerosas escuelas afectadas para no perjudicar el proceso docente-educativo de los estudiantes.
Mas, pocas horas después de la desolación que trajo el meteoro, inundaron la ciudad linieros de todo el país, que en jornadas titánicas restablecieron el importante servicio eléctrico, al igual que lo hicieron trabajadores de ETECSA, constructores, Servicios Comunales…que unieron experiencias y consagración con sus homólogos de este territorio.
Si bien los primeros claros del día 25 de octubre develaron una ciudad devastada en sus cuatro puntos cardinales, los habitantes de esta tierra indómita  no se resignaron al lamento ni al dolor. Lo que siguió ha sido calificado por muchos, dentro y fuera de Cuba, como una proeza.
Quien vio a Santiago de Cuba un año atrás y lo mira hoy, puede valorar en su verdadera magnitud el esfuerzo del pueblo, las laboriosas jornadas de recuperación vividas que no dejaron  a nadie con los brazos cruzados.
La muestra de intrepidez, disposición y espiritualidad de los santiagueros, ante un suceso tan conmovedor para todos, tuvo su mejor expresión en los afanes de rehabilitación que no admitió espera.
También fue destacable el empeño de las autoridades de la provincia, el respaldo de otros territorios que no dudaron en compartir sus recursos, a la par de la ayuda internacional recibida por aire y mar. Y es que realmente amor con amor se paga.
La presencia del Presidente Cubano, General de Ejército Raúl Castro, en los primeros días del desastre para acompañar al pueblo y tomar decisiones imprescindibles ante el desastre, fue un gran aliento para laborar muy duro en esos difíciles momentos.
Hasta en la música llegó el gesto solidario, con la canción del reconocido compositor y cantante Cándido Fabré, quien la dedicó a su provincia natal con el pegajoso estribillo: \"Con el esfuerzo de todos, te vamos a levantar\", que convoca a la esperanza y trabajo unido, para recuperar las instituciones y viviendas dañadas.
Experiencias, relatos y sentimientos emocionaron otra vez al público santiaguero, durante el estreno del documental Amanecer sin mito, del realizador local Ray Milá que expone el proceso de formación del meteoro, su trayectoria por la provincia, las afectaciones más importantes, y las labores de recuperación.
A un año del huracán Sandy, sus huellas están latentes en el corazón del pueblo, pero Santiago de Cuba ha puesto de manifiesto lo que puede alcanzare con trabajo y empeño.





  

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