Aída Quintero Dip | Foto: Miguel
Rubiera Jústiz
La Agencia de Información Nacional (AIN) hoy Agencia Cubana de Noticias
(ACN), con el objetivo de redimensionar su alcance en el ámbito periodístico
nacional e internacional, llega este 21 de mayo a su aniversario 45 como un
órgano de prensa de gran prestigio, ganado sobre la base de su eficacia
informativa y la consagración de profesionales de alta competencia.
Una de ellos es Marlene Montoya Maza, quien se desempeña en la
corresponsalía de la ACN en Santiago de Cuba, su escuela, su segunda casa,
porque allí hizo la inserción laboral desde el segundo año de la carrera y
cuando se graduó en 1982, en la Universidad de Oriente, ese fue el centro donde
la ubicaron para ejercer el periodismo.
Su sentido de pertenencia es reconocido, se ha mantenido incólume, mientras
otros colegas llegan y se van, ella atesora el mérito de haber dedicado 37 años
de su vida a la profesión en ese centro de la Agencia, a la cual agradece su
formación, enseñanzas y las habilidades adquiridas para realizar un mejor
trabajo cada día.
“Tengo gratos recuerdos de mi vida profesional como aquel día de 1992,
cuando Fidel se reunió, en el Teatro Heredia, con secretarios generales de los
núcleos del Partido en Santiago de Cuba, y yo era uno de ellos; pero al
finalizar quiso intercambiar con los periodistas que cubrían la activad y a mí,
especialmente, me preguntó dónde trabajaba.
“Me satisfizo decirle ´yo soy de la Agencia de Información Nacional´ (así
se llamaba entonces), medio de prensa que se había ganado el respeto del pueblo
y de los colegas y que él conocía bien, pues había sido creado el 21 de mayo de
1974 por su interés y el de la dirección de la Revolución para cumplir una
importante misión informativa.
“Asumí otras coberturas de envergadura en aniversarios cerrados del 26 de
Julio, en el antiguo cuartel Moncada, del Primero de Enero, en el Parque
Céspedes, inauguraciones de obras, recorridos, pero aquella la guardo en
mi corazón y para mayor orgullo conservo una foto de ese momento”, confiesa
Marlene con emoción.
“En estos años, añade, me he dedicado con pasión al trabajo, he atendido
sectores diversos desde la construcción, el turismo, la industria, recursos
hidráulicos, la historia, patrimonio hasta cultura y deporte, hay que
ingeniárselas para escribir de todo un poco y bien, ya que como decía el
Maestro, José Martí: “El periodista ha de saber, desde la nube hasta el
microbio.”
Ella se ha ocupado de otras tareas, además de haber sido secretaria general
del núcleo del Partido por varios años, preside la delegación de base de
la UPEC desde hace 30 años, con el aliciente de haber tenido en la membresía a
Gloria Cuadras de la Cruz, destacada combatiente revolucionaria y periodista de
pluma comprometida en los tiempos en que tomar partido representaba un peligro
para la vida.
“Tuve el privilegio de beber de su sabiduría y de su ejemplo y tengo la
satisfacción de tener el Premio Gloria Cuadras que, en su honor, otorga la
Unión de Periodistas en Santiago de Cuba para reconocer la obra del año de los
colegas que sobresalen por su integralidad profesional y aportes a la
organización”.
Marlene resultó Vanguardia Nacional del sindicato de la Cultura en 1998 y
delegada al VIII Congreso de la Upec; ha participado en concursos
periodísticos, con premios incluidos, de la Upec-Anec y últimamente en los
festivales integrales de la prensa, por ejemplo, en 2017 fue laureada por una
crónica sobre Fidel y en 2018 por una entrevista a una profesora de Matemática
que se dedica a la agroecología.
“Una experiencia que me marcó, recuerda, fue cuando apenas graduada
tuve que subir en mulo a Mar Verde del Turquino, en plena Sierra Maestra, a la
declaración de modelo de un consultorio del médico de la familia, fue una
sensación tremenda, pues nunca había montado ni en bicicleta.
“Pero el hecho que me conmovió hasta las lágrimas fue la muerte de Fidel y
el paso de la urna de cedro con sus cenizas por la Plaza de Marte; lloré,
lloré, y apenas podía escribir…después me motivé e hice varios trabajos de
sitios con su huella y su presencia como la granjita Siboney, el cuartel
Moncada, el Vivac, el Palacio de Justicia, en fin de Santiago de Cuba, la
tierra que tanto lo inspiró en tiempos de lucha y de consolidación de la
Revolución”.
Con todo ese aval no ha dejado de superarse, ha asistido a cursos en la
Escuela Superior del Partido Ñico López y a diplomados en el Instituto
Internacional de Periodismo, entre otros, “porque el periodismo es una carrera
de aprendizaje y actualización permanentes, y si se ama y respeta exige
esfuerzo por cumplir bien esa misión ante el pueblo al que nos debemos”.
No obstante, ella se las arregla también para atender a sus padres ya ancianos
y con problemas de salud, además busca el tiempo para compartir con su hija
Sailín y su nieto Magdiel, quienes le ofrecen nuevas motivaciones en la vida.
Marlene ha vivido instantes de felicidad, de alegrías, preocupaciones,
zozobras y hasta estrés tras una noticia, una cobertura o un reportaje, pero
nada le ha quitado ese deseo de entregarse a fondo al mejor oficio del mundo,
según el célebre escritor y periodista colombiano Gabriel García Márquez,
laureado en 1982 con el Premio Nobel de Literatura.