Aída Quintero Dip
La
confianza y estima profesadas por el
insigne patriota de la independencia de Cuba,
el Mayor General Antonio Maceo Grajales, hacia el Comandante del
Ejército Libertador, Mariano Corona
Ferrer, constituyen un aval de
consideración para calificarlo como uno
de los periodistas mambises más eficaces en el empleo de la pluma al servicio
de la Patria.
Este
patriota era de los hombres que se abrió paso en la vida gracias a su propio
esfuerzo. Comenzó siendo cajista de la imprenta de Eduardo Yero Budúen, de
donde salía diariamente una hoja
revolucionaria y tempestuosa, bautizada con el nombre de “El Triunfo”, y
pronto pasó a ser redactor, de obrero a periodista, pero sin desdeñar el oficio
que siempre honró con el trabajo.
El
contacto diario con este órgano de los autonomistas, aunque se transformó luego
en separatista, despierta su devoción por el periodismo.
Fue presidente del gremio de los tipógrafos en Santiago de Cuba, su ciudad natal. Y se desempeñó como corresponsal del periódico Patria, fundado por José Martí, el 14 de marzo de 1892. Al iniciarse la Guerra Necesaria es de los primeros en incorporarse a la lucha insurreccional, bajo las órdenes del general Cebreco.
Fue presidente del gremio de los tipógrafos en Santiago de Cuba, su ciudad natal. Y se desempeñó como corresponsal del periódico Patria, fundado por José Martí, el 14 de marzo de 1892. Al iniciarse la Guerra Necesaria es de los primeros en incorporarse a la lucha insurreccional, bajo las órdenes del general Cebreco.
Son
estas las razones por las cuales lo designan director de "El
Cubano Libre", periódico que había sido fundado por Carlos
Manuel de Céspedes, al calor de la gesta independentista
de 1868 y era reeditado por el Titán de Bronce en 1895, el que cumplía un decisivo papel en la lucha
ideológica contra el colonialismo español.
Cubano
talentoso y valiente fue Corona Ferrer,
cuya trayectoria reconocieron personalidades
tan exigentes como el Lugarteniente General del Ejército Libertador, Máximo Gómez,
y el propio Antonio Maceo, quienes
coincidieron en nombrarlo director del periódico mambí al iniciarse la guerra de 1895.
Estuvo a la
vanguardia del periodismo combatiente y se distinguió como profesional de
dinámico estilo, tanto durante esa contienda libertadora como en los primeros
años de la seudorrepública. Se destacó en la lucha contra los males engendrados
por el intervencionismo yanqui y la politiquería del oportunismo criollo.
Gozó de
fama y prestigio porque además de ser un soldado de la manigua redentora, de
pluma y fusil, manejaba diestramente la
ironía, que había convertido en arma demoledora, y era un maestro en expresar, periodísticamente, su sentido del humor.
Corona no
fue solamente un periodista político de singulares aptitudes para el combate diario de la prensa militante,
sino también las poseyó para el cultivo
de las letras, de la literatura.
Nacido en
1870, en la ciudad de Santiago de Cuba, estuvo siempre en la primera línea de
fuego, obligado a esgrimir ora la pluma, ora la espada, virtud que lo
convierten en ejemplo para los profesionales
del periodismo de todos los tiempos.
Los restos de quien murió el 18 de abril de 1912, los
atesora el cementerio Santa Ifigenia de la Ciudad Héroe, donde hay un
parque -en Martí y Cuabitas- con un busto que lo recuerda. Y hace varios años, para
seguir rindiéndole merecido homenaje, el
Premio de Periodismo por la obra de la vida
en esta oriental provincia cubana, se honra con su nombre.
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