viernes, 19 de octubre de 2012

Mariano Corona Ferrer, periodista y combatiente de primera línea




Aída Quintero Dip
La confianza  y estima profesadas por el insigne patriota de la independencia de Cuba,  el Mayor General Antonio Maceo Grajales, hacia el Comandante del Ejército Libertador,  Mariano Corona Ferrer, constituyen un aval  de consideración para calificarlo  como uno de los periodistas mambises más eficaces en el empleo de la pluma al servicio de la Patria.
Este patriota era de los hombres que se abrió paso en la vida gracias a su propio esfuerzo. Comenzó siendo cajista de la imprenta de Eduardo Yero Budúen, de donde salía diariamente una hoja  revolucionaria y tempestuosa, bautizada con el nombre de “El Triunfo”, y pronto pasó a ser redactor, de obrero a periodista, pero sin desdeñar el oficio que siempre honró con el trabajo.
El contacto diario con este órgano de los autonomistas, aunque se transformó luego en separatista, despierta su devoción por el periodismo.
Fue presidente del gremio de los tipógrafos en Santiago de Cuba, su ciudad natal. Y se desempeñó  como corresponsal del periódico Patria, fundado por José Martí, el 14 de marzo de 1892. Al iniciarse la Guerra Necesaria es de los primeros en incorporarse a la lucha insurreccional, bajo las órdenes del general Cebreco.
Son estas las razones por las cuales lo designan director de "El Cubano Libre", periódico que había sido fundado por Carlos Manuel de Céspedes, al calor de la gesta independentista de 1868 y era reeditado por el Titán de Bronce en 1895, el  que cumplía un decisivo papel en la lucha ideológica contra el colonialismo español.
Cubano talentoso y valiente fue Corona  Ferrer, cuya trayectoria reconocieron personalidades  tan exigentes como el Lugarteniente  General del Ejército Libertador, Máximo Gómez,  y el propio Antonio Maceo, quienes coincidieron en nombrarlo director del periódico  mambí al iniciarse la guerra de 1895.
Estuvo a la vanguardia del periodismo combatiente y se distinguió como profesional de dinámico estilo, tanto durante esa contienda libertadora como en los primeros años de la seudorrepública. Se destacó en la lucha contra los males engendrados por el intervencionismo yanqui y la politiquería del oportunismo criollo.
Gozó de fama y prestigio porque además de ser un soldado de la manigua redentora, de pluma y fusil,  manejaba diestramente la ironía, que había convertido en arma demoledora, y era un maestro en expresar,  periodísticamente, su sentido del humor.

Corona no fue solamente un periodista político de singulares aptitudes  para el combate diario de la prensa militante,  sino también las poseyó para el cultivo de las letras, de la literatura.
Nacido en 1870, en la ciudad de Santiago de Cuba, estuvo siempre en la primera línea de fuego, obligado a esgrimir ora la pluma, ora la espada, virtud que lo convierten en ejemplo para los  profesionales del periodismo de todos los tiempos.
Los restos  de quien murió el 18 de abril de 1912, los atesora el cementerio Santa Ifigenia de la Ciudad Héroe, donde hay un parque -en Martí y Cuabitas- con un busto que lo recuerda. Y hace varios años, para seguir rindiéndole merecido homenaje,  el Premio de Periodismo por la obra de la vida  en esta oriental provincia cubana, se honra con su nombre.

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