Aída
Quintero Dip
El
28 de septiembre de 1960 nacieron los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), fruto
de la sabiduría y espíritu visionario de Fidel; al calor, energía y patriotismo
del pueblo han crecido en estos 52 años con suficiente fuerza como para seguir
latiendo al compás de la
Revolución, ofreciendo de una manera sui géneris el mejor de
los servicios a la Patria.
El
Comandante en Jefe tuvo la perspicacia para intuir que era ese el preciso
momento y no otro para fundar una organización que se sustentaba en la
vigilancia revolucionaria, cuando peligraba la existencia misma del proceso
recién comenzado. Pero les han dado vida y aliento a otras muchas misiones.
Un
suceso, dentro del acontecimiento mayor que resultan los propios CDR, son las tradicionales
fiestas del 27, esperando el 28 de septiembre, que tienen el poder de aglutinar
a los vecinos de la cuadra para celebrar la efeméride, reseñando cuánto se ha
hecho con el aporte de todos, desde tareas tan sensibles como las donaciones
voluntarias de sangre hasta la recogida de materias primas, o sencillamente el
reconocimiento a quienes más sobresalen en el cumplimiento del deber.
Gratos
recuerdos guardo de estas fiestas del barrio, donde los cederistas nos reunimos
como una gran familia para festejar. Así ocurre siempre, así sucedió en la noche de este 27, cuando la proverbial
solidaridad de los santiagueros y la alegría que desbordan por los poros, convirtieron
este arraigado encuentro en otra jornada inolvidable.
La
principal anfitriona fue la sabrosa caldosa, no la de los famosos tuneros Kike
y Marina, que han inspirado incluso una canción; sino la de mis coterráneas Nora,
Mariela, Fela, Carmen y Elena que saben ponerle el aderezo necesario y darle un
punto como para chuparse los dedos.
Entre
el chiste, el baile y el traguito que tampoco faltan en la festividad, se pasa
un rato muy agradable, y quien no está por cualquier circunstancia, lo siente.
Ahí está el mensaje que recibimos de Arianna, la médica del barrio que está
cumpliendo misión en Venezuela y quiso contarnos su nostalgia por perderse la
fiesta de sus vecinos.
Y
es que los Comités de Defensa de la Revolución tienen la virtud de haber hermanado a
hombres y mujeres de todas las generaciones, profesiones y oficios, en el afán de preservar el barrio que es
preservar la Patria,
y de fomentar valores como la unidad, la solidaridad y la amistad, precisamente
en los más jóvenes.
La
noche fue oportuna también para el tributo a una organización con la madurez de
52 años y el fervor del primer día, de la que sentimos orgullo por ser
expresión auténtica de la voluntad de salvaguardar la sociedad que edificamos.
Este
día de cumpleaños hubo en mi CDR un momento muy especial para homenajear a tres
fundadores: Gerardo, Manolo y Gilberto, que como tantos otros se dedicaron sin
miramientos a las tareas fundacionales; ellos soñaron, se arriesgaron,
vivieron, no pensaron en medallas ni méritos, solo en la satisfacción de
saberse partícipe de la creación de una obra mayor, una organización de masas que
hace y defiende la
Revolución desde la comunidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario