lunes, 18 de marzo de 2013

De Sabaneta de Barinas a la inmortalidad


Aída Quintero Dip
El niño arañero de Sabaneta de Barinas, el soldado forjado en el honor, el protagonista de la rebelión cívico-militar del 4 de febrero de 1992, devenido Comandante Presidente; llegó en la vanguardia  de su tropa o de su pueblo al museo histórico militar Cuartel de la Montaña, convertido desde el 15 de marzo de 2013 en santuario de la nueva Patria, la de Bolívar, la de Chávez.
“Llegamos a este punto del camino con usted al frente y hoy iniciamos la marcha sin usted presente, pero con usted al frente, líder supremo de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, porque sus ideas nos iluminan y su ejemplo es imperecedero”, expresó visiblemente conmovido Nicolás Maduro, en las honras fúnebres desde ese simbólico altar.
Y allí estará vigilante, custodiando a Venezuela, a nuestra América, uniendo en un abrazo a todos los pueblos que la integran. Es el sitio donde comenzó todo, la génesis de la Revolución Bolivariana; no pudo haber lugar tan sagrado para sembrarlo, hasta que se encuentre definitivamente con el Libertador.
Es el Chávez de la suficiente hidalguía para decir por ahora, admitiendo que en ese momento no era posible; mas el país tenía que enrumbarse hacia un destino mejor, era su certeza. Tal convicción y  gallardía se multiplicaron hasta edificar “la Patria que ahora sí tenemos”, para defenderla hasta el último aliento.
Todavía me parece escucharlo cantar con el alma misma su “Patria, Patria, Patria querida, eres mi sol, eres mi vida, eres mi amor”, retumbando en la voz de un hombre que redujo la pobreza, regaló salud, y le puso melodía a la política que la entendió como el arte de amar al prójimo.
Los testimonios de venezolanos, cubanos o bolivianos;  reconocimientos de estadistas, políticos, intelectuales, deportistas, me lo devuelven en su gran dimensión humana,  dignificando a la población más humilde, más pobre y necesitada. Es como si hubiese nacido para cumplir la misión de hacer el bien  y convertir lo extraordinario en cotidiano.
Por las calles de Caracas lo llevaron en brazos sus hermanos de lucha, su pueblo; la Plaza de Bolívar, el Prado de los Próceres lo reverenciaron; los mismos sitios que lo victorearon en las campañas electorales, en los proyectos de beneficio social para sus compatriotas o en cada misión realizando sueños, como preceptor de Venezuela, su segundo libertador.
Fue impresionante, conmovedora, la multitudinaria manifestación de tributo al Comandante Presidente Hugo Chávez Frías, que acompañó el cortejo fúnebre por áreas emblemáticas de su amada tierra desde la Academia Militar hasta el Cuartel de la Montaña, donde el destacado líder  puso la simiente para el despertar y resurgir de la nación suramericana.
Nicolás Maduro, presidente encargado de Venezuela, aspira a una campaña electoral de altura que tendrá su veredicto el próximo 14 de abril. Y yo pienso que en estos días difíciles pero de grandeza para el país y su epopeya revolucionaria, el legado de Chávez está presente y su pueblo sabrá crecerse con estoicismo y altivez en esa nueva batalla.
Ya lo confirmó su hermano Adán, en la íntima y emotiva ceremonia en su honor, en el Cuartel de la Montaña, donde agradeció en nombre de la familia tantas muestras de amor y solidaridad, y dijo: “Haremos todo lo posible para que la Revolución Bolivariana sea irreversible”.
La convicción de que el líder vive y la lucha sigue es grande. “Para los que piensen que ahora no tenemos a Chávez, se equivocan, ahora es cuando nosotros tenemos a Chávez”, ha subrayado Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional.
El fiel amigo que se mantuvo a su lado en los tiempos de edificación de la Patria nueva,  Evo Morales, presidente de Bolivia,  sigue junto a él en estas jornadas de dolor y esperanza cuando el gran patriota ha trascendido a la inmortalidad. Hugo, no nos abandone, expresó conmovido, para asegurar que su legado permanece en Latinoamérica y en el mundo.
“Perdimos al mejor amigo de Cuba”, sintetizó Fidel hace pocos días en un artículo, una frase que encierra cuánto Chávez significada para los cubanos, que es decir para el propio Fidel.
Y no deja de sorprendernos, a medida en que más lo conocemos, es mayor su grandeza. Como excelente comunicador siempre partía de la historia, también abrazó el periodismo desde su cátedra política de Aló Presidente, la mirada con los ojos del sur de Tele Sur y  su cuenta @chavezcandanga en Twitter, que fue no solo tribuna sino campo de batalla.
A un cantor llanero de su estirpe,  orfebre de ideas y obras fecundas, de vocación humanista y democrática, bien cabría dedicarle esta frase de una canción: “Yo te saludo en nombre de los nuevos, de los que no han de acusarte por amar…”. Chávez por ahora y por siempre estarás en el corazón de los pueblos de la América nuestra.

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