Aída
Quintero Dip
Se enorgullece con razón Ana Iris
Limonta Gutiérrez de ser una de las santiagueras que más cartas ha
recibido de los Cinco, desde que se dedicó al noble gesto de darles aliento a
sus compatriotas, mediante mensajes de hermandad y amor, además de vivencias de la Cuba querida que les llegaba como bálsamo en sus celdas de
los Estados Unidos.
Esta historia comenzó en el 2003, cuando decidió
escribirle a Antonio Guerrero Rodríguez, uno de los antiterroristas cubanos, motivada
por el altruismo y entereza de este hombre -igual que sus cuatro hermanos- y teniendo
en cuenta el vínculo afectivo del Héroe con Santiago de Cuba, cuidad en la que radicó
y trabajó durante varios años.
Ana Iris preside un Comité de Solidaridad
por los Cinco con miembros de la Asociación
Nacional del Ciego (ANCI) y vecinos del reparto La Risueña, en la Ciudad Héroe, donde ha dado
calor a esa idea para avivar la lucha por la libertad de Gerardo Hernández,
Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Fernando González que cumplen, este 12 de
septiembre, 15 años de cruel encarcelamiento.
Ellos, junto a René González, quien ya
cumplió su injusta condena, fueron arrestados en Miami el 12 de septiembre de
1998 por alertar sobre acciones violentas planeadas por organizaciones
terroristas anticubanas, asentadas en territorio estadounidense.
Constituí el Comité después de conocer a Mirha, la madre de Antonio,
durante una marcha de mujeres que, en gesto solidario con los Cinco y su
familia, tuvo lugar en el municipio de San Luis donde yo residía, cuenta quien
después de jubilarse como trabajadora no docente de Educación, pone empeño y
corazón a estos afanes.
Tengo
más de 30 cartas, la mayoría de Tony, pero también de Ramón y de Fernando. Esas
misivas representan mi tesoro y solo lamento que perdí algunas cuando el huracán
Sandy, en octubre del 2012, deterioró
parte de mi casa.
Antonio
es un hombre de mucha sensibilidad. Cada mensaje suyo es un poema de lealtad y
amor hacia Cuba y su pueblo. En una de estas me expresaba: Tus líneas
llenas de patriotismo y de hermandad llegaron a mis manos y me dieron un gran
aliento para seguir firme y optimista en la batalla.
En otra me dejaba claro su indoblegable
posición: Por fin llegan las cartas desde Cuba.
Se cumplen 13 años de injusto encierro, pero nada ha podido ni podrá apagar
nuestra entereza y esa felicidad de sentirse uno útil y fiel ante la
Patria y la humanidad, prosigue su relato Ana Iris.
Con Antonio Guerrero entablé una linda
amistad, alimentada por la afinidad en los ideales y principios. Él no solo me escribía,
sino que también me enviaba poemas y fotos de Ernesto Che Guevara y de José
Martí; algunas con su madre cuando lo visitaba en la cárcel, y hasta una con
Weinglass, en el 2008.
Me
honro igualmente con varias cartas de Ramón, en una me decía: Otro año de
batalla, retos y victoria concluye y queremos hacerles llegar el amor, y
gratitud eternas de Los Cinco. Cada uno
de ustedes representa la fuerza y el optimismo que jamás nos han faltado en
estos más de 12 años de injusticia. Y se despedía con cinco besos y el cariño
de cinco hermanos.
Ana Iris recuerda en especial la que recibió
de Fernando, en febrero del 2012, en la que aseguraba: Con cada carta como la
tuya nos llega el aliento de la
Cuba aguerrida, de nuestra juventud combativa y de nuestros
niños sanos y patriotas. Sabemos honrar esas tradiciones, no desmayaremos en la
lucha y, junto a ustedes, alcanzaremos
la victoria.
La
alegría por el intercambio con los Héroes, ella la compartía con los demás
miembros del Comité de Solidaridad y con el pueblo en general en actividades
programadas, sobre todo, por la delegación del Instituto Cubano de Amistad con
los Pueblos, la Federación
de Mujeres Cubanas, la ANCI y hasta tenía su espacio en las emisoras de
radio de los municipios.
Los Cinco
son seres humanos entrañables, increíbles, capaces de sacrificarse por la
felicidad de los demás, yo los quiero y siento como mi verdadera familia. Cuando
no me envían respuestas estoy inquieta, cuando leo o veo algo referido al caso
en la prensa me alegro, porque eso indica que vamos rompiendo el silencio y
acercamos el día de su libertad definitiva.
Ellos me han confesado que es difícil, en ocasiones,
mantenerse escribiéndoles a las tantas personas que les mandan cartas, por eso
he buscado otras vías para comunicarme, por ejemplo, con Tonito, el hijo de
Antonio, que me llama por teléfono y también tratamos de encontrarnos cuando
viene a visitar a su mamá y a su abuela en Santiago de Cuba.
Piensa Ana Iris que ha sido premiada y
encontró un sentido muy útil a su vida desde que se consagró de esta forma tan modesta y hermosa a luchar
por el regreso a casa de los Cinco luchadores
antiterroristas cubanos.
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