jueves, 21 de noviembre de 2013

Cartas de los Cinco, el gran tesoro de Ana Iris




Aída Quintero Dip

    Se enorgullece con razón  Ana Iris  Limonta Gutiérrez de ser una de las santiagueras que más cartas ha recibido de los Cinco, desde que se dedicó al noble gesto de darles aliento a sus compatriotas, mediante mensajes de hermandad y amor,  además de vivencias de la Cuba querida  que les llegaba como bálsamo en sus celdas de los Estados Unidos.
    Esta historia comenzó en el 2003, cuando decidió escribirle a Antonio Guerrero Rodríguez, uno de los antiterroristas cubanos, motivada por el altruismo y entereza de este hombre -igual que sus cuatro hermanos- y teniendo en cuenta el vínculo afectivo del Héroe con Santiago de Cuba, cuidad en la que radicó y trabajó durante varios años.
    Ana Iris preside un Comité de Solidaridad por los Cinco con miembros de la Asociación Nacional del Ciego (ANCI) y vecinos del reparto La Risueña, en la Ciudad Héroe, donde ha dado calor a esa idea para avivar la lucha por la libertad de Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Fernando González que cumplen, este 12 de septiembre, 15 años de cruel encarcelamiento.
   Ellos, junto a René González, quien ya cumplió su injusta condena, fueron arrestados en Miami el 12 de septiembre de 1998 por alertar sobre acciones violentas planeadas por organizaciones terroristas anticubanas, asentadas en territorio estadounidense.
    Constituí el Comité  después de conocer a Mirha, la madre de Antonio, durante una marcha de mujeres que, en gesto solidario con los Cinco y su familia, tuvo lugar en el municipio de San Luis donde yo residía, cuenta quien después de jubilarse como trabajadora no docente de Educación, pone empeño y corazón a estos afanes.  
    Tengo más de 30 cartas, la mayoría de Tony, pero también de Ramón y de Fernando. Esas misivas representan mi tesoro y solo lamento que perdí algunas cuando el huracán Sandy, en octubre del  2012, deterioró parte de mi casa.
   Antonio es un hombre de mucha sensibilidad. Cada mensaje suyo es un poema de lealtad y amor hacia Cuba y  su pueblo.  En una de estas me expresaba: Tus líneas llenas de patriotismo y de hermandad llegaron a mis manos y me dieron un gran aliento para seguir firme y optimista en la batalla.
   En otra me dejaba claro su indoblegable posición: Por fin llegan las cartas desde Cuba.  Se cumplen 13 años de injusto encierro, pero nada ha podido ni podrá apagar nuestra entereza y esa felicidad de sentirse uno útil y fiel ante la  Patria y la humanidad, prosigue su relato Ana Iris.
   Con Antonio Guerrero entablé una linda amistad, alimentada por la afinidad en los ideales y principios. Él no solo me escribía, sino que también me enviaba poemas y fotos de Ernesto Che Guevara y de José Martí; algunas con su madre cuando lo visitaba en la cárcel, y hasta una con Weinglass, en el 2008.
   Me honro igualmente con varias cartas de Ramón, en una me decía: Otro año de batalla, retos y victoria concluye y queremos hacerles llegar el amor, y gratitud eternas de Los  Cinco. Cada uno de ustedes representa la fuerza y el optimismo que jamás nos han faltado en estos más de 12 años de injusticia. Y se despedía con cinco besos y el cariño de cinco hermanos.
   Ana Iris recuerda en especial la que recibió de Fernando, en febrero del 2012, en la que aseguraba: Con cada carta como la tuya nos llega el aliento de la Cuba aguerrida, de nuestra juventud combativa y de nuestros niños sanos y patriotas. Sabemos honrar esas tradiciones, no desmayaremos en la lucha  y, junto a ustedes, alcanzaremos la victoria.
   La alegría por el intercambio con los Héroes, ella la compartía con los demás miembros del Comité de Solidaridad y con el pueblo en general en actividades programadas, sobre todo, por la delegación del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, la Federación de Mujeres Cubanas, la ANCI  y hasta tenía su espacio en las emisoras de radio de los municipios.
   Los Cinco son seres humanos entrañables, increíbles, capaces de sacrificarse por la felicidad de los demás, yo los quiero y siento como mi verdadera familia. Cuando no me envían respuestas estoy inquieta, cuando leo o veo algo referido al caso en la prensa me alegro, porque eso indica que vamos rompiendo el silencio y acercamos el día de su libertad definitiva.
  Ellos me han confesado que es difícil, en ocasiones, mantenerse escribiéndoles a las tantas personas que les mandan cartas, por eso he buscado otras vías para comunicarme, por ejemplo, con Tonito, el hijo de Antonio, que me llama por teléfono y también tratamos de encontrarnos cuando viene a visitar a su mamá y a su abuela en Santiago de Cuba.
   Piensa Ana Iris que ha sido premiada y encontró un sentido muy útil a su vida desde que se consagró  de esta forma tan modesta y hermosa a luchar por el regreso a casa  de los Cinco luchadores antiterroristas cubanos.


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