Aída
Quintero Dip
No hacen falta elogios para destacar el
desempeño de la trabajadora agrícola Mercedes Peña Peña. Ella es tan sencilla
como el montañoso municipio santiaguero de Segundo Frente que la cobija y le
aporta la fortaleza necesaria para sobresalir en faenas donde antes apenas se le
concebía.
Mujer optimista, comunicativa y de un amor
al trabajo a toda prueba, representa en su histórica localidad, de la provincia
de Santiago de Cuba, esa fuerza decisiva que constituyen las mujeres en la obra
de la Revolución Cubana.
Fácil resulta distinguirla entre los
cafetales de la finca de Mícara, perteneciente a la Unidad Básica de Producción
Cooperativa (UBPC) Tumba Siete, en Segundo Frente, considerado uno de los municipios
que más avanza entre sus homólogos del país, en cuanto al cumplimiento del
Programa de Desarrollo Cafetalero previsto hasta el 2020.
El 15 de octubre último, Día Mundial de la
Mujer Rural, fue homenajeada junto a un grupo de reconocidas colegas y ella
quiso regalarle a la fecha varias latas de café de la variedad Arábigo, dando
un buen impulso a la recolección del aromático grano, lo cual es habitual en su
manera de actuar.
Serrana de pura cepa, se enorgullece de su
faena; confiesa que es dura pero le gusta al saberse protagonista de una tarea
vital para el progreso y estabilidad de las zonas montañosas, donde a la mujer
rural se les reconocen sus derechos sobre la tierra como a cualquier persona.
Mercedes tiene la alta responsabilidad de
atender 82 cordeles de café de "Micara", de Referencia Nacional por
sus elevados rendimientos agrícolas -más de 100 quintales de Café Oro por caballería-
y no oculta su pasión por ese atractivo cultivo, que forma parte de su familia
conformada por su esposo, tres hijos y cinco nietos, según precisa.
Trabajo desde hace unos 10 años en esta UBPC
con dos caballerías dedicadas al café y en época de cosecha, expresa, marcho
bien temprano al cafetal para garantizar la recogida en tiempo del grano y
evitar que se pierda, ya que mucho cuesta conseguirlo en las matas.
Una adecuada y sistemática atención cultural
de las plantaciones, con tratamiento oportuno a la regulación de sombra,
limpieza del área, deshije y resiembra, aseguran mayores producciones, subraya
la avezada campesina en esos menesteres.
Esas actividades son para mí el ABC para la
ejecución exitosa y progreso del
Programa de Desarrollo Cafetalero, señala Mercedes con certeza, muestra
de dominio en el tema.
Mi trabajo en el campo, agrega, no compite con las labores del hogar, donde
me levanto en horas de la madrugada para dejar todo lo de la casa bien ordenado
y preparado, con la colaboración de mi esposo, con quien llevo 37 años de
matrimonio y de compartirlo todo sin distinción ni complejo para poder llevar adelante
mis quehaceres en la finca.
Con mucho optimismo observa el avance de la
actual cosecha en su demarcación, y augura mayores resultados a raíz de la
aprobación de los nuevos precios de las latas de café y de la incorporación
masiva de los pobladores serranos a la recogida del grano.
Hay café suficiente en las matas y
entusiasmo entre la gente del Consejo Popular Mícara, de ahí que se avizora un
aporte significativo al cumplimiento del estimado de recolección de un
municipio que no vive de su rica historia durante la lucha insurreccional, sino
que la enaltece cada día con el trabajo de sus habitantes.
Esa es una convicción de Mercedes, quien
encabeza la brigada Las Marianas
integrada por 60 mujeres recolectoras que por estos días de asomo de un “pico
de maduración” ya recogen más de 200 latas diariamente del cerezo.
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