Aída Quintero Dip
Cuántos recuerdos
acudirían a la mente de Caridad García Rondón aquel 23 de agosto del 2000,
cuando el General de Ejército Raúl Castro colocaba en su pecho la Orden Ana
Betancourt que le confiriera el Consejo de Estado de la República de Cuba,
junto a un grupo de sobresalientes mujeres.
“Tanto honor
todavía me emociona, guardo con especial cariño ese momento que tiene una
significación muy grande en mi vida”, confesó.
Precisamente en la
Escuela para Campesinas Ana Betancourt, en La Habana, creada por interés del
Líder de la Revolución, Fidel Castro, llegó casi niña en 1963 para aprender
corte y costura y elevar su nivel escolar desde su natal El Arpón, un paraje
intrincado del actual municipio de Segundo Frente, en la provincia de Santiago
de Cuba.
En la vida de
Caridad, licenciada en Derecho en 1977 en la Universidad de La Habana, es
recurrente el nombre de la insigne patriota, precursora en la lucha por los
derechos de la mujer, quien alzó su voz para defenderlos, anticipándose a su
época, en el Guáimaro insurrecto de la Asamblea Constituyente de 1869.
También ella ha
escrito su propia historia que gustosamente comparte: “Fui la primera mujer
Presidenta del Tribunal Provincial Popular en Santiago de Cuba desde 1994 hasta
el 2000, y luego, por solicitud del Tribunal Supremo, ocupé igual cargo en la
provincia de Matanzas hasta el 2006, responsabilidad que me exigió una alta
dosis de dedicación y entrega”.
Esta santiaguera
constituye un buen ejemplo del desempeño de las féminas en la rama de la
administración de justicia en Cuba, quienes merecen el reconocimiento junto a
todos sus colegas, en ocasión de celebrarse el Día del Trabajador Jurídico,
este ocho de junio.
“La gran pasión de
mi vida era ser jueza, y una vez graduada en Derecho ejercí el oficio de
administrar justicia, me enamoré de ese trabajo con el cual cumplía mi sueño,
pues siempre tuve un sentimiento muy arraigado contra la injusticia y la
maldad”, expresa feliz del camino transitado.
“Tuve la suerte de
tomar posesión del cargo el 24 de febrero de 1978, en ocasión del aniversario
83 del Grito de Baire, en el mismo sitio que ha pasado a la posteridad por su
trascendencia en el devenir histórico de la Patria”.
Esos mismos ideales
de justicia que ha defendido invariablemente la llevaron a Venezuela, en el
período 2010-2011, primero como profesora de la Escuela Nacional de Cuadros del
Poder Popular y luego metodóloga de la misión de formación del Frente Francisco
Miranda.
Su otra pasión, la
enseñanza, la satisfizo de muchas maneras: “Impartí clases en la Universidad de
Oriente (UO) de Derecho Penal, Derecho Penal General, Penal Especial y Procesal
Penal, y Criminología, así como Derecho Constitucional y Filosofía del Derecho
en la Universidad de Matanzas, labor que me nutrió considerablemente”.
“Ahora cuando se
cumplen 40 años de creados los órganos del Poder Popular me complace haber dado
mi aporte a su desarrollo, al ser delegada de circunscripción en el centro
urbano José Martí y de la Asamblea Provincial en Santiago de Cuba por tres
mandatos, faena que repetí en territorio yumurino por cinco años”, recuerda.
Cary, como la
llaman cariñosamente, ha tenido una vida social y de trabajo muy intensa,
enaltecedora; fue diputada al Parlamento cubano en la Quinta Legislatura, en la
que integró la Comisión de Asuntos Jurídicos y Constitucionales y el grupo
parlamentario Cuba-Italia.
Hoy jubilada no se
detiene, sigue siendo útil frente al aula en la UO: “No concibo quedarme de
brazos cruzados con cuanto he aprendido en el ejercicio profesional, es un
deber transmitirlo a las nuevas generaciones”, afirma.
Con igual energía
se entrega a sus otros amores, prioridad importante en su vida, como su esposo
René Blanco Heredia, ingeniero civil y profesor de la UO; y sus tres nietos:
Liliana, Rodrigo y Fernanda, los dos últimos mellizos que han alborotado la paz
del hogar desde el 28 de abril pasado.
Caridad García
Rondón bien merece las palabras que José Martí dedicara a la patriota
camagüeyana: "...y en el noble tumulto una mujer de oratoria vibrante, Ana
Betancourt, anuncia que el fuego de la libertad y el ansia de martirio no
calienta con más viveza el alma del hombre que la de la mujer cubana."
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