Aida Quintero Dip
Esta
linda experiencia que estoy viviendo solo es posible sentirla en Cuba, donde
una humilde jardinera puede ocupar escaño en el Parlamento sin mediar nada más
que su dedicación al trabajo y la vocación de servir al pueblo, expresó Gloria
María Ruiz Morell.
Sus electores de la
circunscripción 256 de Siboney siempre vieron en Gloria María una líder innata
de la comunidad y hoy sienten orgullo de que ella los represente como delegada
a la Asamblea Municipal del Poder Popular en Santiago de Cuba por un segundo
mandato.
Y esta mujer todo
ternura y fuerza, que no tiene distingo de días y horas para atender sus funciones
de gobierno, se entrega con la misma pasión a cultivar las más sorprendentes
variedades de flores en el Jardín Aves del Paraíso, de la Gran Piedra, donde
realmente habita una maravilla de la pródiga naturaleza.
Por estos tiempos
acrecientan el reconocimiento hacia Mamita, como la llaman cariñosamente, elegida
diputada en las elecciones generales del pasado 11 de marzo, condición que le
hace reafirmar emocionada: “Es el milagro de una Revolución en el poder”.
Sus méritos en más
de 30 años de trabajo, disposición y compromiso para servir sin miramientos al
pueblo fueron virtudes reconocidas en su barriada que la convirtieron en una de
los 54 diputados al Parlamento cubano por la provincia santiaguera, que ella
valora como el honor más grande que ha recibido en la vida.
Gloria María es una
persona muy querida, su presencia y aliento se ha hecho casi imprescindible en
el barrio, la familia y en el colectivo de labor, donde es una especie de hada
madrina para ayudar a resolver un problema, compartir una preocupación, poner
una mano en el hombro u ofrecer una frase de cariño para inspirar energías en
la faena cotidiana.
En un intercambio
de los candidatos a diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular y a
delegados a la Asamblea Provincial en Santiago de Cuba, por el distrito
electoral número nueve, dijo que lo único que ha hecho en la vida es trabajar
con amor en el campo donde nació, ser fiel a la Revolución y seguir el ejemplo de Fidel.
Expresó que es
muestra de verdadera democracia ser compañera de candidatura del miembro del
Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC) Lázaro Expósito, primer
secretario del PCC en el territorio, y como mujer humilde y negra poder cumplir
responsabilidades a los niveles más alto del Estado y Gobierno, una conquista
de las cubanas de hoy.
Yo soy tan feliz
sirviendo a mi gente, a sabiendas de que la condición de diputada no entraña
privilegios personales ni beneficios económicos, solo el placer de ser útil al
país que tanto ha hecho por el bienestar del pueblo, y sobre todo de sus
mujeres, gracias a un Fidel que sigue vivo en el corazón de Cuba, afirmó.
El historiador y
combatiente Francis Velázquez, vecino de la comunidad, manifestó que lo más
democrático que puede haber es ese intercambio entre electores y candidatos que responden a los intereses del pueblo,
pues él vivió las elecciones antes de 1959 cuando las personas ascendían a los
cargos y se olvidaban del pueblo.
Ahora sentimos la
tranquilidad de que son personas de bien, de raíz humilde, revolucionaria, que
han ganado autoridad por sus méritos, su capacidad para hacer avanzar la nación
y su comportamiento ético, lo que ofrece seguridad de que nunca traicionarán a
la Patria y al pueblo de donde surgieron, subrayó.
Diosmilde
Carbonell, presidente del Consejo Popular Haydée Santamaría, en la ciudad de
Santiago de Cuba, destacó que ellos representan los valores humanos y éticos
que ha forjado la Revolución en casi 60 años, y ninguno tiene otra fortuna que
su ejemplo ni otra riqueza que su prestigio ante el pueblo que los eligió.
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