Aida Quintero Dip
Santiago de Cuba volvió a ser epicentro de la celebración del Día de la Rebeldía Nacional este 26 de Julio, motivación patriótica que se recibió
Testigo excepcional del ataque a la segunda fortaleza militar del país, en 1953, los hijos de esta tierra rebelde no olvidan el heroísmo de los jóvenes de la Generación del Centenario al encender la llama que alimentó la lucha hasta el triunfo definitivo, en enero de 1959.
Cada vez que se acerca otro 26 de Julio y el aire de grandeza prevalece en la oriental urbe, se recuerda el gesto altruista de quienes simbolizaron el pensamiento anticipador de José Martí de que el verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber.
No hubo mejores intérpretes de la prédica martiana que los osados asaltantes del cuartel Moncada, persuadidos de que había llegado la hora de estallar la carga para matar bribones y acabar la obra de las revoluciones, como vislumbró en sus versos Rubén Martínez Villena.
Tras el triunfo de la Revolución, en cada conmemoración de la epopeya el pueblo rinde tributo a sus héroes y mártires con resultados en la vida socioeconómica, y se siente más identificado con los ideales de los que asumieron valientemente el enfrentamiento al régimen de Fulgencio Batista.
Pero una de las celebraciones más recordadas que conmovió a los santiagueros y caló hondamente en el sentimiento nacional fue la de 1973, en el aniversario 20 de la gesta, cuando el Comandante en Jefe Fidel Castro citó los encendidos versos del poeta revolucionario Martínez Villena.
“Hace falta una carga para matar bribones, para acabar la obra de las revoluciones; para vengar los muertos, que padecen ultraje, para limpiar la costra tenaz del coloniaje; para poder un día, con prestigio y razón, extirpar el Apéndice de la Constitución;… para que la República se mantenga de sí, para cumplir el sueño de mármol de Martí;… para que nuestros hijos no mendiguen de hinojos la patria que los padres nos ganaron de pie”.
Y Fidel concluyó emocionado, ante los cerrados aplausos del pueblo: “Desde aquí te decimos Rubén: el 26 fue la carga que tú pedias”.
En la labor periodística de ese digno cubano que llegó a ser un intelectual de gran prestigio, está la esencia, no solo de su estro lírico y ensayos literarios, sino de la evolución de su pensamiento político, puesto al servicio de las mejores causas en la prensa revolucionaria.
Uno de los presentes en ese acto de 1973, el combatiente y periodista Manuel Antonio García, recuerda el ambiente patriótico y emotivo que se respiraba, que llegó a su clímax, subraya, con el discurso siempre visionario y aleccionador de Fidel.
Cuántos ejemplos perviven en la memoria del pueblo para andar tras sus huellas: ahí están los moncadistas Abel Santamaría, Boris Luis Santa Coloma, Mario Muñoz Monroy, José Luis Tassende, Renato Guitart, y Melba Hernández y Haydée Santamaría, símbolos del estoicismo de las cubanas.
Ellos y otros tantos buenos hijos de Cuba cimentaron la obra que sucesivas administraciones de Estados Unidos han tratado de destruir, pero a contrapelo la Revolución sigue altiva y empeñada en edificar el socialismo próspero y sostenible, como ha reiterado el General de Ejército Raúl Castro, uno de los asaltantes al cuartel Moncada.
Como chispa convertida en fuego, la llama del 26 de julio de 1953 ha iluminado por los mejores senderos a Cuba y a los pueblos hermanos América Latina y el Caribe, continuadores del ejemplo de la Patria de José Martí y abanderados de las ideas de su líder histórico Fidel Castro.
con alegría, evocación y reconocimiento de cómo ha germinado en los pueblos hermanos del continente la semilla del Moncada.
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