viernes, 26 de julio de 2019

Ante la Helms-Burton, un pueblo dispuesto a pensar como país

Aída Quintero Dip
   Muchos compatriotas aún recuerdan la conmoción vivida en el
aniversario 20 de la epopeya del Moncada, el 26 de julio de 1973, en
el mismo escenario de los hechos, en Santiago de Cuba, cuando el
Comandante en Jefe Fidel Castro citó los encendidos versos del poeta
revolucionario Rubén Martínez Villena.
  “Hace falta una carga para matar bribones, para acabar la obra de
las revoluciones; para vengar los muertos, que padecen ultraje, para
limpiar la costra tenaz del coloniaje; para poder un día, con
prestigio y razón, extirpar el Apéndice de la Constitución;…” Y
concluyó Fidel emocionado, ante los cerrados aplausos y vítores del
pueblo: “Desde aquí te decimos Rubén que el 26 fue la carga que tú
pedías”.
  Ese gesto altruista de la Generación del Centenario al enfrentar la
dictadura en la segunda fortaleza militar del país, encendió la llama
que alimentó la lucha hasta el triunfo definitivo y simboliza el
pensamiento anticipador de José Martí de que el verdadero hombre no
mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber.
  Constituyó el ideario martiano el aliento político e ideológico que
impulsó la lucha de liberación nacional, con un basamento auténtico y
propuestas concretas para propiciar la transformación radical de la
nación y el pueblo pudiera acceder a la educación, la cultura, la
salud; tener un trabajo decoroso y elevar su nivel y calidad de vida.
   Y la Revolución en el poder cumplió y sobrecumplió el Programa del
Moncada contenido en la histórica autodefensa del joven abogado Fidel
Castro y conocido como La historia me absolverá, expuesto en el juicio
el 16 de octubre de 1953, que siguió a la heroica acción
revolucionaria del 26 de julio de ese año.
  Su mensaje hizo enmudecer a los adversarios dado el valor humano,
testimonial y de denuncia, impactante por sus argumentos y las
acusaciones que entrañaba, sobre la situación en la Isla en la seudo
república, lo que define las características y magnitud del Programa
de la Revolución que avizoró un porvenir mejor para los cubanos.
   Hoy el país está a la altura de las exigencias del indicador del
desarrollo humano que elabora cada año Naciones Unidas: vida larga y
saludable, conocimientos y nivel de vida digno; y su origen fue el
Programa del Moncada cumplido por la Revolución y afianzado por la
nueva Carta Magna proclamada Con todos y para el bien de todos.
   Esa es la obra de 60 años cimentada con trabajo que sucesivas
administraciones de Estados Unidos han tratado de destruir, pero a
contrapelo la Revolución sigue viva, altiva y empeñada en edificar el
socialismo próspero y sostenible, como ha reiterado el General de
Ejército Raúl Castro, uno de los osados asaltantes al cuartel Moncada.
  Su historia, el ejemplo, sus logros es lo que quiere destruir la Ley
Helms-Burton, pero su contraparte de la isla,  la Ley de Reafirmación
de la Dignidad y Soberanía Cubana tiene a la soberanía como  primera
prioridad del Estado, un concepto y una convicción clave que se
replica hoy desde la Punta de Maisí hasta el Cabo de San Antonio.
  Desde que se activó el Título III de la normativa estadounidense,
hijos e hijas de esta tierra irredenta ratifican que la Revolución ha
dado sentido a su vida y nada ni nadie podrá arrebatarles lo
alcanzado con tanto sacrificio en esta isla libre e independiente.
  Cuba es nuestra, nadie puede reclamar derecho alguno sobre nuestras
tierras, escuelas, universidades, hospitales, viviendas, centros
productivos y científicos, es la voz que se multiplica por doquier.
  Se evoca con fuerza el pensamiento emancipador de los próceres de la
Patria. El Lugarteniente General Antonio Maceo enseñó que quien
intente apropiarse a Cuba, solo recogerá el polvo de su suelo anegado
en sangre si no perece en la lucha, mientras tiene plena vigencia la
postura valiente de Fidel, quien reiteró siempre que primero se
hundirá la isla en el mar ante que consintamos ser esclavos de nadie.
  Plan contra plan aprendimos de Martí, valioso arsenal en nuestras
manos para las batallas actuales que se pone de manifiesto en la total
condena a la ilícita Ley Helms-Burton, de marcado carácter
injerencista, inaplicable y sin valor ni efecto jurídico alguno, tal y
como recoge la Ley de Reafirmación de la Dignidad y Soberanía Cubana.
  Al rechazar ese engendro de EE.UU.  se señala que la legislación es
un instrumento político de la agresión de ese país contra Cuba, y se
patentiza con fuerza la convicción de defender la verdad de la nación
ante las nuevas circunstancias de recrudecimiento del criminal bloqueo
económico, financiero y comercial y medidas de todo tipo.
  En la Patria de Martí y Fidel  el pueblo no está de brazos cruzados ante tal
infamia, sigue entregado  en cuerpo y alma al servicio de la nación
y espera inspirado su fecha cumbre, el 26 de Julio, más
cohesionado y dispuesto a pensar como país, a pensar Cuba.

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