sábado, 27 de julio de 2019

Con intensidad se vivió en Santiago otro amanecer del 26 de Julio


Aída Quintero Dip
   Otro amanecer glorioso del 26 de Julio, Día de la Rebeldía Nacional, vivieron este viernes con intensidad los santiagueros, orgullosos de ofrendar a los héroes y mártires de la gesta de 1953 una obra conquistada y renovada en 60 años de victoria revolucionaria.
  Es convicción de su pueblo que Santiago de Cuba siempre está en 26, pero cuando llega este día de julio es como si se revitalizara con mayor fuerza el espíritu creador de sus hombres y mujeres, en pos de nuevas metas y de nuevos desafíos para aportar al avance de la nación. 
  Ya es 26 de Julio y los testigos más cercanos de la epopeya se  afanaron en  cumplir los compromisos con la fecha patria, sobre todo, con las obras en ejecución para saludar la proeza y homenajear a los moncadistas, el más digno tributo que puede hacerse en aras de mejorar la calidad de vida del pueblo.
  En el aniversario 66 de la hombrada heroica, cuyo honor de la celebración nacional mereció la provincia de Granma; en la indómita tierra se hizo realidad la convocatoria de multiplicar la laboriosidad y generosa entrega de su gente, para multiplicar también los resultados en beneficio del desarrollo y de la sociedad.
  Haciendo honor a tanta historia los hijos e hijas de la heroica ciudad recibieron  inspirados su fecha cumbre y le regalan un pueblo cohesionado, de solidez ideológica, capaz de vencer cualquier escollo para mantener invicta la Revolución, por la cual muchos compatriotas dieron su sangre.
   Santiago de Cuba ya nunca fue la misma después del asalto al Moncada; ahora, a 66 años de la osadía de los jóvenes de la Generación del Centenario, tampoco es la misma; sus hombres y mujeres renuevan cada amanecer de esta tierra de tan amorosa dedicación, y la hacen crecer para que su rebeldía, hospitalidad y heroicidad sean eternas.
  El ejemplo de Fidel está más vivo que nunca en este bastión que nunca  le ha fallado a la Patria; elegido por él y sus compañeros de lucha, conociendo de antemano su hidalguía, para protagonizar el ataque a una de las fortalezas militares más importantes de la tiranía de Batista.
  Desde entonces y siempre la indómita urbe ha sido pilar insustituible de la nación, inspiración perenne para el pueblo tanto en los tiempos de incertidumbre y zozobras como en los de triunfo y gloria, con una fidelidad a toda prueba que la enaltece y la honra.
  Hoy los santiagueros siguen creando con optimismo la gran obra colectiva seguros de un prometedor futuro, porque la Patria cuenta  todavía con  brazos  veteranos para defenderla junto a los pinos nuevos que crecen vigorosos.
  La convicción  de la  continuidad e irreversibilidad del proceso revolucionario constituye una garantía  de que Cuba marcha infalible hacia adelante, y que ni Título III ni la injerencista e inaceptable Ley Helms-Burton podrá detener su camino ni destruir su historia.
  Este es un pueblo de paz, pero quien ose pisar su suelo en son de guerra se estrellará con el calibre de los cubanos para salvaguardar su soberanía, y escuchará bien alto el épico poema “Ya estamos en combate” que retumbará como cada mañana de la Santa Ana en los muros del Moncada.

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