jueves, 25 de julio de 2019

Santiago de Cuba vibra al compás de estos tiempos


Aida Quintero Dip  Fotyo: Miguel Rubiera Jústiz 

   Pasan los años y cada vez se acentúa con mayor fuerza esa majestuosidad que encumbra y honra a Santiago de Cuba, una de las siete primeras villas fundadas por Diego Velázquez, en 1515; la tierra que en el devenir histórico de la nación entregó sus mejores hijos y dio a la Patria lecciones de heroísmo y gloria.
      Se yergue en 2019 como una urbe vetusta y renovada para perpetuar la memoria y cual museo a cielo abierto, que enamora a los visitantes y a quienes la habitan, por sus tipologías arquitectónicas, valores histórico-patrimoniales e idiosincrasia de su gente llana y afectuosa.
      Ese acervo de historia, heroicidad y rebeldía que aviva el corazón de sus nativos se acrecienta en cada época y ante cada generación, mucho más en estos tiempos en que se aprestan a celebrar el aniversario 504 de la otrora villa, el venidero el 25 de julio.
      Regalos bien ganados son las obras que se levantan para beneficio del desarrollo socioeconómico y para elevar el nivel de vida de su pueblo, que imprimen un sello de crecimiento, renovación y modernidad que realzan la legendaria localidad, ejemplo de acendrado patriotismo para la isla.
Sus hijos e hijas se vanaglorian de vivir en una tierra donde siempre es 26, digna de la gesta de 1953, pero cuando el calendario marca ese primer día de enero de 1959 el aire de grandeza señorea y sus hombres y mujeres se consagran con más pasión al trabajo y a la innovación.
     Ha  sido dignificada con las más altas condecoraciones: Título Honorífico de Ciudad Héroe de la República de Cuba y la Orden Antonio  Maceo, recibidas de manos de un hijo bueno que le dio las gracias por su ejemplo y apoyo en las jornadas difíciles de la guerra y en las de consolidación de un socialismo próspero y sostenible.
      Santiago de Cuba es también un retrato que conserva su pasado con el Castillo del Morro San Pedro de la Roca, Patrimonio de la Humanidad; su Ayuntamiento, uno de los primeros de América emplazado por Hernán Cortés, donde Fidel proclamó la libertad definitiva; e importantes museos como el Emilio Bacardí, primero fundado en Cuba.
      Cual reliquia está el Museo 26 de Julio, en el antiguo Cuartel Moncada, y su venerado cementerio Santa Ifigenia con los restos del Héroe Nacional José Martí, de veteranos de la guerra de independencia, mártires de la gesta de 1953, de la clandestinidad y de toda la etapa de lucha insurreccional e internacionalistas.
Desde el cuatro de diciembre de 2016 creció la dimensión de ese altar de la Patria, al atesorar en un monolito las cenizas del eterno líder de la Revolución cubana Fidel Castro, para estar bien cerca de los fundadores de la nación, Martí y Carlos Manuel de Céspedes, y también de Mariana Grajales.
      “Donde no hay una piedra que no haya sido pedestal de un héroe”, su pueblo bebe cada día de la savia de insignes hijos como Antonio Maceo, Guillemón Moncada y Frank País, dispuesto a cantarle, quererla siempre y entregarle el sudor y la sangre cuando haga falta, como dijo el poeta.
      Con sus puertas abiertas a la guitarra y sus casas que nunca se cerraron para dar abrigo a los revolucionarios perseguidos, Santiago no es solo museos y gloriosa historia, vibra al compás de estos tiempos, al ritmo de la Revolución, defendiendo, construyendo, creando para enaltecerla.
      Inspiración ayer y hoy es Santiago, donde su pueblo siempre ha respondido, ha sido fiel y ha multiplicado sus energías y motivaciones cuando a la Patria le ha hecho falta, como el espejo donde se miren los compatriotas para seguir forjando un mejor país para todos.

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