AÍDA QUINTERO DIP
Esta cubana que vive en la suroriental provincia de Santiago
de Cuba, profesional competente en su giro y muy laboriosa, virtudes que le han ganado méritos y respeto entre sus
congéneres, tiene una historia aleccionadora que constituye ejemplo para muchos
con situación parecida, a la hora de enfrentar los avatares de la vida, por el
coraje con que asume su discapacidad.
Aracelis de la Caridad
Muné Bandera acumula más de dos décadas de buen desempeño, siempre en el mismo lugar
y ahora con la importante función de ser responsable de medicamentos
controlados en la Farmacia Principal Municipal, muy cercana al emblemático hospital provincial Saturnino
Lora, en la Ciudad Héroe
de la República
de Cuba.
En la Empresa Provincial
de Farmacias y Ópticas, a la cual pertenece, invariablemente hubo interés de
que se integrara al trabajo. En ese
momento recibió una silla de ruedas
eléctricas que le facilitaba el traslado
por empinadas calles de la añeja urbe,
desde la casa hasta el centro laboral, y estaba recién graduada de Licenciada en Farmacia de la Universidad de
Oriente.
“Requirió un gran esfuerzo estudiar pero valió la pena, tuve
recompensas, como experiencia puedo decir que la adquisición sistemática de conocimientos por el
discapacitado resulta decisivo para que
la reciban a una con agrado en cualquier centro
laboral, aunque no podemos olvidar la entereza y consagración
de cada persona.
“Yo padecí la poliomielitis antes del triunfo de la Revolución, enfermedad que me dejó profundas secuelas, mas mi familia no se echó a morir ante el infortunio, luchó para que fuera útil, independiente, para que pudiera valerme por mí misma. Lo logré, ahora me siento realizada, me respetan, me escuchan, yo siento que mi desempño también es importante.
"El contexto familiar tiene una valía de primer orden para la integración plena del discapacitado; mi mamá me llevaba en sillas de ruedas a la escuela, cuando ella no podía por cualquier causa, lo hacía mi hermano u otra persona, en ocasiones vecinos o amigos, hasta que inicié los estudios en la Enseñanza Superior.
"La solidaridad y comprensión son también elementos esenciales en el proceso de adaptación e integración. Cuando defendí mi tesis con buenos resultados y quise que me ubicaran en el Laboratorio de la Universidad de Oriente porque vivía al frente, me pusieron objeciones, surgieron miles de inconvenientes, pretextos; pero no me amedrenté, seguí mi camino".
Ahora sonríe antes de confesar: "Alcancé lo que quería, tengo este trabajo que se ajusta a mis aspiraciones en la vida, y en la profesión que escogí; en mi puesto me valoran y siempre he recibido apoyo, comprensión y respeto".
Por suerte como ella, por el ejemplo que representa, hay otros discapacitados con resultados que enaltecen la geografía santiaguera, que marchan cabeza erguida ante los prejuicios, sin perder la ternura y la capacidad de sobreponerse a los inconvenientes.
"Nos vamos imponiendo con voluntad -acentúa Aracelis de la Caridad- y receptividad de quienes nos rodean. Estamos ganando una crucial batalla para aportarle como cualquier otro ciudadano a la sociedad, nos sentimos reconocidos, hemos avanzado, pero aún quedan resquicios, y hay que cerrarles todas las puertas.
"Sé de personas que por la discapacidad que presentan les ponen trabas para incorporarlas al empleo, violando leyes que las protegen, promulgadas por el Estado cubano. Pienso que hay que ser más severos con quienes adoptan estas posiciones.
"Casos así merecen la crítica, porque tal postura no se corresponde con los principios que la Revolución nos ha inculcado y enseñado en más de 50 años de aleccionador proceso, como ser solidarios, lo que se demuestra no solo a la hora de cumplir una misión en el exterior en la medicina, la educación, la cultura, el deporte o la agricultura; también se mide cuando manifestamos ese sentimiento con nuestros propios compatriotas, subrayó esta mujer altamente sensible y que anda sin complejos con la cabeza erguida.
La lucha por la equidad y la justicia en Cuba no tiene parangón. El empeño se ha visto coronado con resultados, y mucho ha tenido que ver la postura de la Federación de Mujeres Cubanas, organización que hoy 23 de Agosto cumple 52 años de creada por inicitva de Fidel y Vilma, y de la que Aracelis de la Caridad también es fruto.
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