Aída Quintero Dip
Me
enorgullece ser coterránea de Eloína Miyares Bermúdez, santiaguera de pura cepa, sempiterna amante de su tierra, de las que
estremece con la miel de su cariño, de las que enaltece, gracias a su sabiduría y dedicación.
Esta mujer es
como un manantial de agua buena, siempre cimentando, sembrando, con una sonrisa
que enamora, con un talento reconocido por sus aportes a la sociedad.
Irradia ejemplo
como cubana de una vida social amplia, madre de varios hijos profesionales de
intensa actividad, y científica de renombre consagrada a elevar la cultura del
idioma. Sobresale su coautoría de una Vacuna ValCuba para mejorar la ortografía.
Eminente
pedagoga e investigadora del Centro de Lingüística Aplicada, de Santiago de
Cuba, Doctora Honoris Causa de la Universidad de Oriente, merecedora del Escudo de la Ciudad, y como para resumir
una vasta obra al servicio del pueblo, condecorada recientemente con el Título
Honorífico de Heroína del Trabajo de la República de Cuba.
Ese
galardón la sorprende en plena actividad creadora, cuando muchas personas de su edad piensan en la
jubilación. Para ella ha sido acicate que la motiva a desempeñarse con
ahínco, además del orgullo de recibirlo junto
a su esposo, Vitelio Ruiz, muy unidos por el amor a la ciencia y a su ciudad, y
ahora este título que los convierte en una pareja de héroes.
Ella es
paradigma del arraigo a su tierra y de la fuerza aglutinadora de la Federación de Mujeres
Cubanas a cuyos Congresos ha honrado con su presencia, a la vez que se honra con
un trabajo destacado como federada de fila, por su especial carisma para
explicar, convencer, enseñar.
Este 52.
aniversario de la organización femenina lo recibe en plenitud de facultades, con
la madurez de los años y la vitalidad del primer día, lo que indica que su
querida FMC podrá contar con su concurso como en los días fundaciones de agosto
de 1960.
En una
ocasión en que tuve la dicha de entrevistarla me expresó:”Santiago
de Cuba es para mí la vida. He viajado, pero estar en mi tierra natal es lo que
más deseos de vivir y de realizarme me aportan. Adoro todo cuanto tenga que ver
con Santiago: su paisaje, los niños, los peloteros, los artistas, su historia extraordinaria, y nuestro pueblo con
su carácter, su alegría y personal comunicabilidad.
“Hasta
comerme un mango de bizcochuelo es especial para mí. Me estimula
ser santiaguera, vivir, crear aquí, y las muestras de cariño que he recibido
como reconocimiento a mi obra, que es también de Vitelio, mi compañero en la
vida y el trabajo, y de Cuba entera”.
Ella es
parte de esa fuerza poderosa que representa la mujer en la Revolución cubana, inspiración
para que las nuevas generaciones de federadas beban de su energía creadora y
vitalidad.
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