Aída Quintero Dip
La lucha por la
liberación definitiva de los Cinco antiterroristas cubanos, cuatro de los
cuales permanecen en prisión y uno en libertad supervisada los Estados Unidos,
ha tenido en los últimos días jornadas intensas y un refuerzo notable en la voz
de familiares que se han multiplicado junto al clamor de amigos solidarios de
diversas partes del mundo.
Moviendo corazones y
conciencias en pos de tan justa causa, conmoviendo a diversos auditorios de
Perú se escuchó la dulce voz de Adriana, la esposa de Gerardo, contra quien se
ha ensañado el odio visceral del imperio hacia Cuba, al estar condenado a dos
cadenas perpetuas más 15 años.
Igual impacto causó
su presencia en Bolivia. Allí tuvo el honor de intercambiar con el presidente
Evo Morales y con colaboradores cubanos de la Salud, y recibió una inyección de optimismo y fe
en la victoria, tras explicar pormenores del proceso judicial contra los Cinco
y contar anécdotas de su relación con el Héroe que mantienen vivo el amor de la
pareja.
Otra cubana que
busca solidaridad, una esposa que apela a la conciencia del presidente
estadounidense, Barack Obama, fue Rosa Aurora Freijanes, compañera en la vida
de Fernando, quien estuvo en México donde contactó con comités de solidaridad con la justa causa de nuestros
compatriotas, los que no obstante a
tanta injusticia y arbitrariedades,
siguen siendo ejemplos de firmeza y estoicismo.
Los reclamos de
justicia hacia los antiterroristas cubanos se extendieron a Venezuela, en el
encuentro internacional de solidaridad
con la Revolución Bolivariana,
y fue principal protagonista la juventud, siempre apegada a los ideales más
nobles y altruistas.
Aylín, la hija mayor
de Ramón, quien integró la delegación cubana a esa cita, convocó a intensificar la lucha para que los
Cinco Héroes regresen lo más pronto posible a casa y al seno de la
familia, que tanto necesita de ese cariño y afecto, sobre todo los
hijos, las esposas y madres.
Una causa que ha tenido
como máxima que un día sin combate es un día perdido, una causa que no ha
mermado un ápice de fuerza ni de pasión,
aunque este 12 de septiembre cumplirá 14 años.
Es que la vida de ellos está signada
por el heroísmo, que a pesar del
silencio que se cierne sobre ellos, trasciende;
sin dejar a un lado la esperanza y la ternura, amén de ese amor supremo por la Patria capaz de suscitar
las proezas más inverosímiles.
Imposible es guardar silencio ante la injusticia contra esos jóvenes, declarados
culpables en fraudulento y cínico proceso
por cumplir el sagrado deber de
prevenir a su pueblo de la muerte; imposible la indiferencia ante tanta
hidalguía, reconocida por su pueblo y por hermanos honestos del mundo que se
han sumado a esa causa en busca de la libertad.
Sólo esa fortaleza que
proviene de sólidos principios, les ha permitido a Gerardo Hernández, Ramón
Labañino, Fernando González, Antonio Guerrero,
y René González mantener intacta
su capacidad de luchar y de amar ante la
injusticia y en circunstancias tan adversas.
Al mirar a las esposas, madres, padres, hijos y
hermanos de René, Gerardo, Fernando, Ramón y Antonio y comprobar la firme
esperanza que sienten de reencontrarse más temprano que tarde, con sus seres
queridos, necesariamente hay que recordar los versos de Pablo Neruda, cuando
escribió: Será dura la lucha/ la vida será dura/ pero vendrás conmigo.
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