Aída Quintero Dip
Dicen que en Villa Clara no durmieron
anoche, no hubo cabida para el sueño, el
pueblo quería vivir intensamente la emoción de ver a su equipo coronarse
campeón en la serie 52 de la pelota
cubana, y de esa forma vestir de júbilo a gran parte de sus parciales en todo
el Verde Caimán.
Los amantes de nuestro
deporte nacional esparcidos por cada rincón de Cuba disfrutamos la victoria,
sobre todo, porque los atletas brindaron un espectáculo digno de una final, con
excelentes jugadas, batazos de leyenda, fildeos fuera de serie, soberbio
pitcheo, todos los ingredientes de un desafío inolvidable.
La anhelada corona llegó en
el quinto juego, tras haber ganado tres contra un Matanzas que también sabía
crecerse en momentos difíciles, tal vez por eso el sabor del triunfo fue más
jugoso todavía.
Este 18 de junio, la ciudad
Naranja parecía “explotar” en un parque Augusto César Sandino eufórico, donde
las personas lloraban, se abrazaban sin apenas conocerse, gritaban, aplaudían, tocaban a sus ídolos
como para comprobar que no estaban soñando, tras 18 años de espera.
También hubo pinceladas de
humor para recordar, con carteles en el público que consideraban a Freddy Asiel
Álvarez domador de cocodrilos, y otros que invitaban a comer en los
restaurantes villaclareños buenos filetes de ese reptil, acompañados de jugos
de naranja.
La entrega de la corona, acariciada durante todo el campeonato por cada
uno de los peloteros, fue un momento cumbre. Parecía que iba a salir por el
techo del “Sandino”, estaba en lo más alto de manos de un héroe de altura, René
González, quien la colocó en la de Moré, un feliz director, caracterizado por
su ecuanimidad y respeto a sus discípulos, que supo inculcar la idea de la
victoria pero con los pies siempre en la tierra, o sea, sobre el terreno de
juego.
Fui feliz con el jonrón decisivo
de Pestano, quien volvió a demostrar en el juego crucial que es el mejor catcher
de Cuba; su vuelacerca con la casa llena colmó de alegría a sus parciales, fue como un
símbolo de su inmaculada carrera deportiva. A partir de ese instante la certeza
de que no habría un sexto juego era evidente.
Actuaciones meritorias hubo
al por mayor, en primer lugar la de Freddy Asiel Álvarez, soberbio siempre
desde la lomita, responsable de cinco
victorias en la postemporada; pero también brillaron otros atletas como por
ejemplo Ariel Borrero, Yenier Pérez, Edilse Silva, Dánel Castro, Jordan
Manduley, Dayron Varona, Jonder Martínez. Los refuerzos desempeñaron un papel importantísimo,
pues se insertaron al Villa Clara como si fuera su propio equipo.
Como Santiago de Cuba no
estuvo en los play off este era mi elenco preferido, y como cubana agradezco el
espectáculo que nos brindaron, lo
disfruté hasta el último out; sus protagonistas demostraron nuevamente que la
pelota es pasión y orgullo, identidad plena.
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