Aída
Quintero Dip
Ya
he olvidado el tiempo en que estoy tan familiarizada con una frase acuñada por
los santiagueros que es todo alegoría: Santiago siempre está en 26.
Puede
leerse en los sitios más emblemáticos de la ciudad, pero también en una unidad
de comercio y gastronomía, en un hospital, una escuela o una cooperativa.
Más
que una frase constituye un símbolo que refleja la energía e ímpetu en el
pueblo para continuar mereciendo ese concepto, que cada uno de los que habitan
esta tierra asume como propio.
Se
dice con conocimiento de causa que Santiago de Cuba siempre está en 26, porque
en esta tierra reina el aire de la epopeya del 26 de julio de 1953, y su gente vive al compás de la heroicidad de esa gesta
de la que son sus herederos más cercanos.
Pero
hoy, a 51 días del aniversario 60 del
asalto al cuartel Moncada, en la legendaria urbe las armas de entonces se han
trocado en implementos de labor para levantar obras, remozar o reparar, como está ocurriendo con unas 30
instalaciones para beneficio de la salud entre hospitales, policlínicos,
clínicas estomatológicas y consultorios médicos.
Cada
día trato de reverenciar a Santiago con mi desempeño y mi amor incondicional,
mucho más ahora que asemeja un hervidero constructivo, puede ser en el área
monumental del 26 de Julio que abarca el Tribunal Provincial, el parque-museo-biblioteca Abel Santamaría, la Ciudad Escolar 26 de Julio, o la
avenida de Los Libertadores donde se remozan 24 bustos de los generales de la
guerra de independencia.
Sus
habitantes no esperan la efeméride con los brazos cruzados, están cual orfebres
puliendo, creando, perfeccionando, con el orgullo de trabajar por engrandecer
la obra colectiva y reverenciar la historia legada por los héroes que todavía
nos acompañan, y los mártires que regaron con su sangre generosa el camino de
la libertad.
Ahora
recuerdo y comparto la buena razón que tuvo el escritor y patriota Pablo de la Torriente Brau para
escribir una sentida frase: “Si ninguna ciudad en Cuba posee tan rica belleza
que Santiago, ninguna tampoco puede aventajarla en interés histórico…”
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