miércoles, 29 de mayo de 2013

El abrazo a Irma y a Magali aún me estremece


Aída Quintero Dip

Hace casi cinco años, durante uno de los recesos de las sesiones del 8. Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba, tuve el honor de abrazar y dialogar con familiares de los Cinco y atesorar imágenes de tan especial momento, como esta con Irma Sehwerert, madre de René, y Magali Llort,  madre de Fernando.

Me sentí halagada al lado de mujeres de acero y de miel  que asumen con un coraje extraordinario la ausencia de sus hijos, que luchan apasionadamente contra la injusticia que los mantiene por casi 15 años alejados de su hogar y de su Patria.

Pienso en ellas siempre,  me solidarizo con su dolor  y su nostalgia y me enorgullezco de su entereza y valor. Pienso en Irma, Magali y Mirtha, la madre de Antonio;  pródigas de ternura y rectitud, suaves como pétalos de rosas, pero fieras como leonas en la pelea por la libertad de sus hijos.

Mucho tienen los Cinco de las madres que los engendraron y educaron porque con cariño contribuyeron a forjar esa voluntad de acero que los distingue, esa capacidad de crecerse y proseguir sembrando amor ante la adversidad.

Creyeron que no podrían sobrevivir a esa terrible experiencia. Únicamente el orgullo de saber que fueron capaces de sacrificar su juventud y su tiempo para evitar más muertes en nuestro país, les daba fuerzas para seguir adelante y mantener esta lucha que aún perdura y continuará hasta que regrese el último de ellos.

Vuelvo a pensar en Irma que ahora tiene la dicha de tener a René en casa, y desde su llegada definitiva está contenta, feliz, pues temía por el peligro que corría su vida en los Estados Unidos con su libertad supervisada.

Y pienso en Magali, quien de su Fernando extraña todo y considera alentadora su última visita a la prisión porque afortunadamente pronto el encuentro será en su Patria  y en familia. Después de más de  14 años de encarcelamiento fue la primera vez que pudo reunirse con él y dos hermanas, un hecho muy emocionante.

La felicidad más grande sería que regresen ya los Cinco y no tener que esperar a que cumplan sus condenas. El caso que más duele y preocupa es el de Gerardo, que legalmente estaría destinado a no regresar nunca.

Y la ignominia contra esos dignos cubanos no puede demorar tanto. Duele escuchar a Mirtha, quien ya cumplió 80 años y teme,  por lo avanzado de su edad, no tener tiempo para esperar el retorno de su hijo Antonio.

José Martí le dedicó una hermosa frase a Mariana Grajales: “Fáciles son los hombres con tales mujeres”, que bien podría dedicarse también a estas madres.

El pueblo, en pago a su sacrificio, no abandonará jamás la lucha hasta conquistar toda la justicia en el caso de los Cinco, y sus madres están en primera fila en ese combate, así lo han confesado y así lo han demostrado.

El reclamo de libertad a tan dignos hombres estremecerá el propio corazón del imperio, en Washington, donde sesionará la segunda jornada de solidaridad 5 por los Cinco, desde este jueves 30 de mayo hasta el 5 de junio, con el fin de propiciar el conocimiento del caso en el pueblo estadounidense, además de abogados, congresistas, científicos, intelectuales y otras personalidades que puedan influir en que se haga justicia.

Seguramente el clamor llegará hasta los oídos del presidente Barack Obama, Premio Nobel de la Paz y Profesor de Derecho Constitucional, quien tiene en sus manos la oportunidad y la potestad de lavar el lodo en el cual se ha sumido el sistema judicial de los Estados Unidos.

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