jueves, 13 de marzo de 2014

Melba, mucho más que una heroína



Por Randy Alonso Falcón

Siempre risueña, siempre heroína, siempre patriota. Melba Hernández fue un personaje de leyenda, pero, sobre todo, un gran ser humano.
Nunca pudieron doblegarla las adversidades: ni la caída de sus compañeros de lucha, ni la prisión, ni el acoso de la dictadura o la enfermedad prolongada. Venció cada combate a golpe de convicciones, de ingenio, de genuina sonrisa.
Combatiente del Moncada; gestora, junto a Yeyé, de la impresión y divulgación de la Historia me Absolverá; participante en los preparativos del Granma; guerrillera en la Sierra Maestra. Mujer para grandes empeños.
A la Revolución consagró cada minuto de su vida. Y a los niños y jóvenes, a quienes siempre acogió en su casa, les brindó consejos, los alentó a la lucha. Fue como una madre para muchos.
Martiana de savia y acción, se erigió en figura señera en la solidaridad con el legendario pueblo vietnamita, acosado primero por el imperio francés y después por las tropas yanquis. Su voz se escuchó en los más diversos escenarios del mundo condenando la agresión de las potencias contra el pueblo de los anamitas. “La influencia vietnamita profundizó mis sentimientos de amor hacia todos los pueblos del mundo” – diría.
Cada vez que se vaya a evocar la ternura, la limpieza del alma, la bondad verdadera, habrá que pensar en Melba.
Junto a Vilma, Celia y Haydée, ella es símbolo del heroísmo y la entrega a la Revolución de la mujer cubana.

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