María Elena Balán Sainz
En Santiago de Cuba es donde a veces se
recuerda a Doña Guiomar de Guzmán, sobre todo como un personaje de la obra
teatral De cómo Santiago Apóstol puso los pies en la tierra, montada por el
grupo de Teatro de Relaciones en la década de 1970.
Para muchos, Doña Guiomar ha sido eso, un
personaje de ficción, pero sepa usted que esa mujer tuvo parte activa en la
colonización de la Isla.
Se presume que en 1521 llegó Doña Guiomar a
Santiago de Cuba, acompañando a su esposo, el contador Pedro de Paz. Pero no
fue durante su matrimonio con ese señor cuando la singular española se hizo
sentir en la vida pública de la colonia de aquella época, sino posteriormente,
cuando después de quedar viuda se casó con el gobernador Juanes de Ávila.
Cuentan que cuando murió su esposo, Doña
Guiomar se encontraba en Sevilla y nombró a fray Domingo Sarmiento, Obispo de
Cuba, para cobrar sus cuantiosas rentas. Pero al darse cuenta de que sus
propiedades eran ambicionadas por otro peninsular de jerarquía que estaba en la Isla, decidió
venir nuevamente para Santiago de Cuba en 1540.
A partir de entonces
su nombre apareció con frecuencia en los documentos de Las Indias, por su
influencia en la vida política de la colonia.
En febrero de 1544 arribó a Santiago de Cuba
un nuevo gobernador, el joven licenciado Juanes de Ávila, quien fue a residir a
la casa de Doña Guiomar, la cual poseía una de las mejores viviendas de la
villa.
Ya ella era una mujer madura, que había
enviudado dos veces y tenía cuatro hijos, pero resultaba muy agradable en su
trato y conservaba su atractivo físico.
Era una dama
astuta, que trascendió el ambiente tradicional de la época en que las mujeres se dedicaban al bordado y al
cuidado de sus hijos.
A través de sus encantos puso al Gobernador
de su parte y ganó pleitos hasta al propio obispo fray Domingo Sarmiento, quien
había administrado sus bienes.
El hecho de que el Gobernador Juanes de Ávila
viviera en su casa, despertó intrigas y chismes, argumentados por el propio
obispo, el cual estaba afectado por las decisiones de Ávila a favor de aquella
mujer.
No fue hasta 1545 que contrajeron matrimonio la viuda y el
joven gobernador, quien se había granjeado la enemistad de muchos peninsulares
a cuenta de Doña Guiomar. Se dice que
ella llegó a ser dueña de la voluntad de sus convecinos y eje de la política de
la entonces pequeña ciudad de Santiago de Cuba.
Para la época en que vivió fue, sin dudas, una
mujer excepcional, cuya audacia e inteligencia le permitieron ganar un lugar en
la colonización de Cuba, de ahí que ahora cuando la villa festeja el
aniversario 500 de su fundación, les demos a conocer esta curiosa estampa.
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