miércoles, 24 de junio de 2015

Doña Guiomar, entre el mito y la historia de Santiago de Cuba




María Elena Balán Sainz
   En Santiago de Cuba es donde a veces se recuerda a Doña Guiomar de Guzmán, sobre todo como un personaje de la obra teatral De cómo Santiago Apóstol puso los pies en la tierra, montada por el grupo de Teatro de Relaciones en la década de 1970.
   Para muchos, Doña Guiomar ha sido eso, un personaje de ficción, pero sepa usted que esa mujer tuvo parte activa en la colonización de la Isla.
  Se presume que en 1521 llegó Doña Guiomar a Santiago de Cuba, acompañando a su esposo, el contador Pedro de Paz. Pero no fue durante su matrimonio con ese señor cuando la singular española se hizo sentir en la vida pública de la colonia de aquella época, sino posteriormente, cuando después de quedar viuda se casó con el gobernador Juanes de Ávila.
  Cuentan que cuando murió su esposo, Doña Guiomar se encontraba en Sevilla y nombró a fray Domingo Sarmiento, Obispo de Cuba, para cobrar sus cuantiosas rentas. Pero al darse cuenta de que sus propiedades eran ambicionadas por otro peninsular de  jerarquía que estaba en la Isla, decidió venir nuevamente para Santiago de Cuba en 1540.
  A partir de entonces su nombre apareció con frecuencia en los documentos de Las Indias, por su influencia en la vida política de la colonia. 
  En febrero de 1544 arribó a Santiago de Cuba un nuevo gobernador, el joven licenciado Juanes de Ávila, quien fue a residir a la casa de Doña Guiomar, la cual poseía una de las mejores viviendas de la villa.
  Ya ella era una mujer madura, que había enviudado dos veces y tenía cuatro hijos, pero resultaba muy agradable en su trato y conservaba su atractivo físico.
  Era una dama  astuta, que trascendió el ambiente tradicional de la época en que  las mujeres se dedicaban al bordado y al cuidado de sus hijos.
  A través de sus encantos puso al Gobernador de su parte y ganó pleitos hasta al propio obispo fray Domingo Sarmiento, quien había administrado sus bienes. 
  El hecho de que el Gobernador Juanes de Ávila viviera en su casa, despertó intrigas y chismes, argumentados por el propio obispo, el cual estaba afectado por las decisiones de Ávila a favor de aquella mujer.
  No fue hasta  1545 que contrajeron matrimonio la viuda y el joven gobernador, quien se había granjeado la enemistad de muchos peninsulares a cuenta de Doña Guiomar.  Se dice que ella llegó a ser dueña de la voluntad de sus convecinos y eje de la política de la entonces pequeña ciudad de Santiago de Cuba.
  Para la época en que vivió fue, sin dudas, una mujer excepcional, cuya audacia e inteligencia le permitieron ganar un lugar en la colonización de Cuba, de ahí que ahora cuando la villa festeja el aniversario 500 de su fundación, les demos a conocer esta curiosa estampa.

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