Israel Hernández Álvarez
La noticia la hizo pública la entonces Agencia de Información Nacional (AIN), el 24 de abril de 1986: “El Buró Político del Comité Central del Partido acordó en reunión efectuada en el día de hoy que la provincia de Sancti Spíritus sea la sede del acto central por el XXXIII aniversario del asalto al cuartel Moncada”.
Como se indicaba en la propia nota, tal decisión acrecentó el entusiasmo, la combatividad y el espíritu creador de las masas trabajadoras y de todo el pueblo espirituano; pero sin dudas la mayor apoteosis se vivió los días 26 y 27 de julio, por la presencia en tierras espirituanas del Comandante en Jefe Fidel Castro.
Una selección de obreros, campesinos, estudiantes y cederistas destacados ocuparon las 10 mil sillas situadas en la amplia explanada del reparto Los Olivos, en la ciudad cabecera de la provincia, y a continuación se congregaron decenas de miles de habitantes del territorio.
Justo cuando a las seis de la tarde el reloj digital instalado en el edificio de 12 Plantas dejó escuchar un fragmento de la canción Pensamiento, del legendario trovador Ángel Rafael Gómez (Teofilito), arribó a la tribuna el entonces Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros; se iniciaba así el acto nacional por la efeméride del 26 de Julio.
¡Fidel!, ¡Fidel!, ¡Fidel!. Era el mismo nombre que en cada sitio de la geografía cubana se coreaba al arribar a ellos el máximo líder de la Revolución, sin embargo a los espirituanos se les antojaba más vibrante y sonoro en esa ocasión, quizás por tenerlo tan cerca.
La inmensa mayoría de la población del territorio vivió, aquel sábado, momentos de emoción y de sano orgullo, sobre todo cuando Fidel comparaba lo que era Sancti Spíritus antes y después de 1959.
Inmensa fue la alegría durante las dos horas y 42 minutos de duración del acto, al término del cual los reunidos en la zona de Los Olivos, convertida en esos instantes en Plaza de la Revolución, entonaron la Marcha del 26 de Julio, en medio de un oleaje de sombreros y pañuelos en alto, y vieron despedirse al Comandante en Jefe, quien lo hizo con un cariñoso saludo.
Amanecía el 27 y aún el guía de la Revolución permanecía en el terruño del Mayor General de las gestas mambisas Serafín Sánchez Valdivia. A las nueve y 33 minutos de la mañana arribaba al Hospital Provincial Clínico Quirúrgico Docente, que funcionaba desde hacía tres años con 774 camas de ingreso, pero sin inaugurarse oficialmente.
Al correr el velo que cubría un modesto monumento lumínico a la entrada del centro se dejó ver el nombre del legendario Comandante Camilo Cienfuegos que desde entonces identifica a la instalación.
Luego de recorrer varias áreas en el edificio escribió: “Este hospital está bien, eso lo dice todo” y antes de marcharse, indicó que debía asumir la misión de convertirse en un centro de alto nivel científico y desarrollar las investigaciones”, lo cual se ha cumplido durante sus 30 años de existencia en los que sobresalen casi 200 investigaciones de alto impacto en la asistencia y la docencia.
La Facultad de Ciencias Médicas fue la segunda institución visitada aquella mañana de radiante sol, y también quedó inaugurada por el Líder, quien fue recibido entre vítores de alumnos y trabajadores.
Al firmar el libro de visitantes expuso: “El edificio es excelente, deseamos que los profesores, estudiantes y trabajadores sean superiores”, y, por iniciativa de los alumnos, la mesa que se utilizó para estampar su rúbrica engrosó el fondo de la sala de historia como símbolo y constancia de la estancia de Fidel en la Facultad.
La Escuela de Iniciación Deportiva y el aeropuerto fueron los siguientes lugares en los que estuvo. En la primera dijo que con la matrícula de más de mil alumnos, Sancti Spíritus tendría el mayor per cápita de deportistas por habitantes en Cuba, y eso nos motiva, agregó, para ser campeones en todo.
En la terminal aérea observó la ampliación llevada a cabo en la pista de aterrizaje, gracias a lo cual se extendió hasta mil 800 metros y ello facilitaba las operaciones de pequeñas y medianas naves.
Igualmente estuvo en el periplo de Fidel la Planta Potabilizadora, que formaba parte de un conjunto hidráulico que permitió triplicar el suministro de agua de 180 litros por segundo del antiguo acueducto de la ciudad.
Fidel encargó a las direcciones políticas y administrativas del territorio revisar las plantillas con exceso de personal en centros laborales. A veces son tan infladas, manifestó, que no pueden cubrirse totalmente y aseguró que esa situación, además de subutilizar los recursos humanos, creaba problemas a la economía como, por ejemplo, mayor demanda de transporte, alimentación y otros servicios.
Fueron varias horas junto al pueblo, en las que Fidel comprobó la disposición de este en el proceso de enmendar errores y tendencias negativas que se suscitaban en el país.
La capacidad del líder histórico de la Revolución, quien indagó, sugirió, extrajo de su memoria datos, cifras y planteó soluciones, ha quedado en el recuerdo de los espirituanos, quienes ahora nuevamente laboran con entusiasmo y exhiben resultados que los han hecho, otra vez, acreededores de la sede nacional del “26”.
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