viernes, 7 de julio de 2017

Roberto Pérez: periodismo en la vida o la vida en el periodismo



    John Vila Acosta
    Hoy, como cualquier otro día, Roberto Pérez Betancourt regó sus plantas al salir el sol.
   Cuatro horas antes despertó, redactó, envió y publicó. La típica rutina que lo conduce desde hace más de medio siglo aún lo acompaña, lo enamora, porque según cuenta “no existen dolencias físicas ni enfermedades que puedan con el tesón del verdadero periodista”.
  Pérez Betancourt, reconocido profesional de la prensa en Cuba, no anda a la velocidad de antes porque sufre de una hernia discal, tiene dos osteofitos que le oprimen la médula ósea y padece de broncoespasmo, todo ello a la avanzada edad de 77 años lacera la salud, pero no la mente.
  El retiro me llegó al inicio de la actual centuria, sin embargo considero que desde la jubilación hasta la fecha las colaboraciones con diversos medios informativos me mantuvieron activo, jamás perdí los deseos de hacer periodismo y creo que no los perderé, dice y sonríe.
  Reportero y articulista del hoy semanario Girón, la emisora provincial Radio 26, la televisora TV Yumurí y la corresponsalía de la antigua Agencia de Información Nacional (AIN) hoy Agencia Cubana de Noticias ( ACN), todos ubicados en la occidental provincia de Matanzas, Pérez Betancourt conserva un solo estilo, el periodístico.
  Mi librito es el de la puntualidad, uno de los principales problemas del periodismo en Cuba hoy día radica en la falta de exigencia para hacer cumplir horarios, existe escasa prontitud para hacer llegar la noticia en tiempo, opina el también profesor.
  Incómodo por naturaleza, Pérez Betancourt cuenta numerosas desavenencias con directivos a lo largo de su trayectoria profesional, casi todas provocadas por el maldito defecto de decir lo que piensa, sin medir los efectos de sus palabras.
  El periodismo hay que ejercerlo desde el compromiso con tu propia ideología y valores, a partir de sentimientos incorporados a través de la formación humanista, conceptualiza con voz quebrada, visiblemente emocionado.
  Roberto pudiera hablar de muchas cosas, desde la estrecha relación con su hermano menor Rolando Pérez Betancourt, también cronista, o de su experiencia como corresponsal de guerra en Angola, y, en última instancia (o en primera), pudiera hablar del amor.
  Después de 55 primaveras de casado conservo la unión con Delma, ella es mi guía y mi sostén, la persona con la cual comparto mis momentos más felices y el apoyo firme para soportar adversidades, sentencia quien fuese presidente de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) en Matanzas.
  Fuera de entrevista, tras la despedida formal y saludos previos al clásico adiós, Roberto Pérez Betancourt lanza el dardo “no concibo el periodismo fuera de mi vida porque mi vida la marcó el periodismo”.

Nota: Tuve el inmenso placer, en mis primeros años del periodismo, de ser junto a Roberto de la misma familia de la AIN, él en Matanzas, yo en Santiago de Cuba. Una etapa muy hermosa de la que guardo gratos recuerdos, sobre todo, por sus enseñanzas y acertados juicios en la vida y el trabajo, como un verdadero maestro en la profesión, de quien mucho aprendí. Gracias Roberto, este es mi modesto homenaje.  

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