John Vila Acosta
Hoy,
como cualquier otro día, Roberto Pérez Betancourt regó sus plantas al salir el
sol.
Cuatro horas antes despertó, redactó, envió
y publicó. La típica rutina que lo conduce desde hace más de medio siglo aún lo
acompaña, lo enamora, porque según cuenta “no existen dolencias físicas ni
enfermedades que puedan con el tesón del verdadero periodista”.
Pérez Betancourt, reconocido profesional de
la prensa en Cuba, no anda a la velocidad de antes porque sufre de una hernia
discal, tiene dos osteofitos que le oprimen la médula ósea y padece de
broncoespasmo, todo ello a la avanzada edad de 77 años lacera la salud, pero no
la mente.
El retiro me llegó al inicio de la actual
centuria, sin embargo considero que desde la jubilación hasta la fecha las
colaboraciones con diversos medios informativos me mantuvieron activo, jamás
perdí los deseos de hacer periodismo y creo que no los perderé, dice y sonríe.
Reportero y articulista del hoy semanario
Girón, la emisora provincial Radio 26, la televisora TV Yumurí y la
corresponsalía de la antigua Agencia de Información Nacional (AIN) hoy Agencia
Cubana de Noticias ( ACN), todos ubicados en la occidental provincia de
Matanzas, Pérez Betancourt conserva un solo estilo, el periodístico.
Mi librito es el de la puntualidad, uno de
los principales problemas del periodismo en Cuba hoy día radica en la falta de
exigencia para hacer cumplir horarios, existe escasa prontitud para hacer
llegar la noticia en tiempo, opina el también profesor.
Incómodo por naturaleza, Pérez Betancourt
cuenta numerosas desavenencias con directivos a lo largo de su trayectoria
profesional, casi todas provocadas por el maldito defecto de decir lo que
piensa, sin medir los efectos de sus palabras.
El periodismo hay que ejercerlo desde el
compromiso con tu propia ideología y valores, a partir de sentimientos
incorporados a través de la formación humanista, conceptualiza con voz
quebrada, visiblemente emocionado.
Roberto pudiera hablar de muchas cosas, desde
la estrecha relación con su hermano menor Rolando Pérez Betancourt, también
cronista, o de su experiencia como corresponsal de guerra en Angola, y, en
última instancia (o en primera), pudiera hablar del amor.
Después de 55 primaveras de casado conservo
la unión con Delma, ella es mi guía y mi sostén, la persona con la cual
comparto mis momentos más felices y el apoyo firme para soportar adversidades,
sentencia quien fuese presidente de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) en
Matanzas.
Fuera de entrevista, tras la despedida formal
y saludos previos al clásico adiós, Roberto Pérez Betancourt lanza el dardo “no
concibo el periodismo fuera de mi vida porque mi vida la marcó el periodismo”.
Nota: Tuve
el inmenso placer, en mis primeros años del periodismo, de ser junto a Roberto de
la misma familia de la AIN, él en Matanzas, yo en Santiago de Cuba. Una etapa
muy hermosa de la que guardo gratos recuerdos, sobre todo, por sus enseñanzas y
acertados juicios en la vida y el trabajo, como un verdadero maestro en la profesión,
de quien mucho aprendí. Gracias Roberto, este es mi modesto homenaje.
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