miércoles, 21 de marzo de 2018

Trabajo de ángeles



Indira Ferrer Alonso
  Mientras conversaba con una doctora sobre los esfuerzos que realizan los trabajadores de la Salud para ofrecer un buen servicio, le escuché una frase que desconectó mis oídos y mi pensamiento, al punto de obviar sus siguientes palabras: “Este es un trabajo de ángeles”.
  Aquella afirmación me llevó a recorrer las historias de tantas personas que he tenido la oportunidad de conocer como profesional y como paciente, y a las que he admirado por su entrega, su competencia y sobre todo por la capacidad de querer y respetar a los demás. Profesionales que no solo son buenos por lo que saben, sino porque no olvidan que nadie necesita tanta ayuda como el que sufre de una enfermedad.
  Recordé entonces al urólogo aquejado de cáncer que no abandonó su consulta, a pesar de que urgía operarlo; a la gastroenteróloga septuagenaria que se mantiene trabajando a pesar de que cada vez tiene más dificultades para caminar; al neurocirujano que no se ha conformado nunca con las carencias y ha vivido impulsando soluciones científicas; y a la ginecobstetra que sin ser amiga, ni pariente, con desvelo de madre cuidó mi embarazo gemelar, y me apoyó incondicionalmente cuando parecía que no tendría un feliz término.
  ¿No son manos de ángeles, esas que extraen a la madre un riñón, lo colocan en el vientre de la hija nefrótica y logran que ambas se recuperen? ¿Acaso no son manos de ángeles, las que abren el pecho para corregir cardiopatías; las que hacen que un niño con  parálisis cerebral pueda caminar o las que devuelven a una anciana la visión? ¿No son manos de ángeles, también, las que inyectan, curan, vigilan la tensión arterial y los niveles de glucosa en sangre, o las que simplemente toman la mano de la gestante durante la cesárea para calmarla y disipar su miedo?
  Gracias a un ejército de batas blancas, que arranca de la muerte miles de vidas, que evita sufrimientos y da esperanzas, Santiago de Cuba tiene resultados en Salud que se traducen en historias de supervivencia y de alegría familiar ante la recuperación del paciente salvado por la medicina. Decir que en esta provincia en el último año han muerto menos niños al nacer y que son mayores las posibilidades de sobrevivir para aquellos que padecen cardiopatías congénitas; que hubo más personas salvadas por trasplante de órganos, incluso con donantes vivos; y que fue mejor la calidad de servicios como Cuidados Intensivos y Neonatología, es hablar del esfuerzo y la consagración de más de 51 mil santiagueros que trabajan por el bienestar del pueblo.
  El sistema de Salud es una legión de hombres y mujeres que están muy lejos de ser perfectos y forman parte de mecanismos que no siempre funcionan bien; sin embargo, a fuerza de talento y humanismo, a veces obran como ángeles y hacen verdaderos milagros.

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