lunes, 13 de agosto de 2018

Exaltan en Santiago de Cuba legado de Fidel Castro en Constitución



Escrito por Martha Cabrales Arias

   Para Hildegardes Corrales la inclusión del término fidelista en el artículo cinco de la nueva Constitución es de lo más significativo y justo entre los cambios en la nueva ley de leyes que estudian los cubanos.
  Para esta santiaguera, que desde sus años juveniles se dedicó por entero a las transformaciones económicas y sociales a raíz del triunfo de la Revolución, en enero de 1959, añadir el legado de Fidel Castro a la definición del Partido Comunista como único, martiano y marxista leninista, resulta trascendental.
  Para Corrales se trata del reconocimiento a la inmensa obra del líder histórico como artífice de estas seis décadas del proceso emancipador vivido por los cubanos y a la organización política que él encabezó como fuerza dirigente superior de la sociedad y el estado.
  Tras estudiar minuciosamente el documento que centrará el debate de la población a partir de hoy lunes, 13 de agosto, ella resalta también las novedades relacionadas con las estructuras y el gobierno del Poder Popular, sobre todo a partir de sus propias experiencias cuando se desempeñó en esas faenas.
  Los casi 10 años en que trabajó como secretaria de la Asamblea provincial del Poder Popular avalan sus opiniones, enfiladas principalmente a considerar convenientes y superiores las nuevas propuestas, que propiciarán mayor participación y poder de decisión de los representantes de la comunidad.
  Opinó que en la nueva normativa nacional se eliminan eslabones que a la larga resultaban inoperantes y entorpecían en ocasiones las soluciones y la rapidez para las decisiones acerca de problemas que afectan a los ciudadanos.
  Elementos relacionados con la concepción de la ciudadanía efectiva y las posibilidades que se abren para los casamientos entre personas del mismo sexo estuvieron también entre los criterios expresados por la licenciada en Derecho en curso para trabajadores de la Universidad de Oriente.
  Esos conocimientos jurídicos respaldan también sus valoraciones en torno a las tradiciones legislativas del país y el apego de los luchadores independentistas cubanos, en todas las épocas, a los conceptos derivados del cumplimiento estricto de la ley, expresado en las Constituciones que emanaron de la insurgencia.
  Aludió también a los empeños constitucionalistas tras la victoria revolucionaria y a la necesidad actual de llevar a la Carta Magna las nuevas realidades de la economía y la sociedad cubanas, bajo la premisa de que 'la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, del cual dimana todo el poder del Estado.'



viernes, 27 de julio de 2018

Del Programa del Moncada a la actual Constitución, igual esencia

 Aída Quintero Dip
   El Día de la Rebeldía Nacional, el 26 de Julio, es de las fechas más memorables de la Patria, cuando el pueblo rinde tributo a los héroes y mártires de la gesta heroica de 1953, renueva el compromiso de ser fiel a su legado, y, sobre todo, valora cuánto ha hecho la Revolución en el poder para cumplir el Programa del Moncada.
   Este momento de celebración histórica por el aniversario 65 de la epopeya, también convida a reflexionar sobre la grandiosa obra edificada para hacer realidad el profundo anhelo, al fin logrado, de José Martí: “Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”.
   En aquella acción los jóvenes de la Generación del Centenario con Fidel Castro al frente atacaron la segunda fortaleza militar en el país para despertar el archipiélago dormido desde hacía tiempo y mostrar la existencia de una vanguardia y un líder, que esgrimían la táctica de la lucha armada para combatir los males de la nación.
  La Historia me absolverá como alegato de autodefensa en el juicio por esos sucesos y trascendental documento de denuncia de la paupérrima situación socioeconómica que imperaba en el panorama nacional, define las características y magnitud del Programa del Moncada, que es el de la Revolución, con el supremo interés de hacer un mejor país “Con todos y para el bien de todos”, como lo soñó Martí.
   Tanto su letra como su espíritu incitaban a transformar radicalmente las condiciones de la Isla donde, por ejemplo, abundaban los cubanos sin empleo o los obreros industriales y braceros cuyos salarios pasaban de las manos del patrón a las del garrotero, con una vida de trabajo perenne y como descanso la tumba.
   En los profesionales jóvenes caían otros desmanes: médicos, ingenieros, abogados, veterinarios, pedagogos, dentistas, farmacéuticos, periodistas, pintores, escultores, salían de las aulas con sus títulos deseosos de lucha y llenos de esperanza para encontrarse cerradas todas las puertas.
   Por eso el valiente joven abogado Fidel Castro, al mando de corajudos hombres y mujeres, decidió atacar el cuartel Moncada no para propiciar un cambio de un tirano por un presidente al frente de la República, con un consejo de ministros, un congreso y un ejército a la usanza de la democracia representativa de la época.
   La acción del 26 de julio de 1953 resultó una respuesta enérgica y osada al testamento político de José Martí y encarnó su ideario como aliento y bandera de impulso a la lucha de liberación nacional, con un basamento auténtico y propuestas concretas para propiciar cambios profundamente radicales en la nación.
   Otro soberano objetivo apuntaba a que el pueblo pudiera acceder a las diversas esferas del saber, la cultura, la salud, la educación, la ciencia; tener un trabajo decoroso y elevar su nivel y calidad de vida, en esencia dignidad plena, como la primera ley que promulgaba el Héroe Nacional.
   Por su esencia, principios y sentido benefactor da continuidad al Programa del Moncada la Constitución actual, aprobada el 24 de febrero de 1976, en referendo popular, justamente cuando se cumplía el aniversario 81 del comienzo de la Guerra Necesaria de 1895, cuyo artífice principal fue el Apóstol de la Independencia.
   Esa tradición nacida desde el propio inicio de las luchas independentistas en 1868, la patentiza la Constitución de Guáimaro que los patriotas elaboraron y aprobaron, el 10 de abril de 1869, en plena guerra y con artículos hondamente radicales a favor de las masas populares.
   El pueblo de Cuba vive otro momento de alta significación en su historia: la actual Constitución de la República -aprobada en 1976 con el respaldo del 97,7 por ciento de los ciudadanos-, marcha hacia una reforma total, en un proceso que será amplio, participativo  y trascendental.
   La gran responsabilidad de enriquecer y aprobar la Ley de Leyes la tiene el pueblo de esta Isla, como no la tiene nadie en el mundo, una ocasión formidable, única, para seguir construyendo una nación siempre mejor, “Con todos y para el bien de todos”, como lo soñó Martí.

jueves, 26 de julio de 2018

La santiaguera Gloria Cuadras y la Generación del Centenario

Aída Quintero Dip
  Cuando se celebra con renovado patriotismo la histórica fecha del 26 de Julio, Día de la Rebeldía Nacional, en Santiago de Cuba se evoca a Gloria Cuadras de la Cruz (1911-1987), destacada combatiente de estrechos vínculos con Fidel y la Generación del Centenario.
   Veterana luchadora desde la época de Gerardo Machado, el asalto al cuartel Moncada, en 1953,  la conmovió de la misma manera que estremeció a todo el país, y le dio la esperanza de labrar un futuro mejor para su sufrida Patria.
   En sus testimonios rememoraba con vehemencia el justo instante en que conoció a Fidel y la seguridad de que tenía delante al hombre que cambiaría definitivamente el destino de Cuba.
  Con frecuencia recordaba que ante su insistencia por asistir al juicio de los asaltantes a la fortaleza militar, un oficial de la dictadura inquiría por qué tanto interés en ver a Fidel y en seguir aquel hecho, y ella sencillamente decía que era un buen hombre, revolucionario, honesto y además muy galante.
  Junto a su esposo, Amaro Iglesias, rescató los restos de los muertos por aquellos sucesos para darles digna sepultura, y asumió la misión de cuidar las tumbas de los mártires de la  epopeya y de mantener relaciones plenas de cariño y respeto con sus familiares.
   Santiago de Cuba no olvidará nunca su bravura y pasos sigilosos en tiempos de clandestinaje en la lucha por la libertad desde su ciudad natal, junto a Haydée Santamaría, Frank País, Vilma Espín, Armando Hart, Pepito Tey, Tony Alomá y Otto Parellada.
  Con esa hornada de jóvenes revolucionarios desempeñó un rol protagónico en el levantamiento armado de la urbe, el 30 de noviembre de 1956, para apoyar el desembarco del yate Granma que venía desde México con Fidel Castro al frente para ser libres o mártires, como había vaticinado.
  Asumió la gran responsabilidad de ser una de las máximas organizadoras del Movimiento 26 de Julio junto a Frank, y fue el enlace entre esa generación y la precedente, como luchadora experimentada y compañera de avatares de Antonio Guiteras.
  Gloria se distinguía por sus convicciones muy sólidas e ímpetu poco común y cuando, por determinadas causas, se frustraban los anhelos libertarios no desmayaba ni un ápice su quehacer.
  Su emblema era confiar siempre en el pueblo y en la fuerza de los buenos hijos de Cuba, así lo confesó muchas veces.
  Laboró con esmero para apoyar a Eduardo Chibás, y con la muerte del hombre que esgrimía ''Vergüenza contra dinero'',  el Partido Ortodoxo fue a la quiebra, pero Gloria buscó nuevos derroteros y los encontró en los jóvenes de la Generación del Centenario que atacaron el Moncada con la guía iluminada de Fidel.
  A la justa causa de esos valientes cubanos se entregó en cuerpo y alma, y no se olvidan sus valiosos servicios junto a su esposo y a otros compañeros de lucha para saber dónde estaban enterrados los muertos por el ataque a la fortaleza el 26 de Julio.
  De su colaboración, expresó una vez la Heroína del Moncada Melba Hernández Rodríguez del Rey:
  “Ellos cuidaron de nuestros gloriosos cadáveres hasta dejarlos depositados en Santa Ifigenia y siempre nos mandaron mensajes de que estaban bien cuidados y de que se les ponía flores. Siempre muy cerca de nosotros el pueblo de Santiago de Cuba y muy especial el caso ejemplar de esa luchadora que se llamó Gloria Cuadras.”

El 26 de Julio, Fidel y los versos de Rubén Martínez Villena


Aida Quintero Dip

 Santiago de Cuba volvió a ser epicentro de la celebración del Día de la Rebeldía Nacional este 26 de Julio, motivación patriótica que se recibió
Testigo excepcional del ataque a la segunda fortaleza militar del país, en 1953, los hijos de esta tierra rebelde no olvidan el heroísmo de los jóvenes de la Generación del Centenario al encender la llama que alimentó la lucha hasta el triunfo definitivo, en enero de 1959.
Cada vez que se acerca otro 26 de Julio y el aire de grandeza prevalece en la oriental urbe, se recuerda el gesto altruista de quienes simbolizaron el pensamiento anticipador de José Martí de que el verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber.
No hubo mejores intérpretes de la prédica martiana que los osados asaltantes del cuartel Moncada, persuadidos de que había llegado la hora de estallar la carga para matar bribones y acabar la obra de las revoluciones, como vislumbró en sus versos Rubén Martínez Villena.
Tras el triunfo de la Revolución, en cada conmemoración de la epopeya el pueblo rinde tributo a sus héroes y mártires con resultados en la vida socioeconómica, y se siente más identificado con los ideales de los que asumieron valientemente el enfrentamiento al régimen de Fulgencio Batista.
Pero una de las celebraciones más recordadas que conmovió a los santiagueros y caló hondamente en el sentimiento nacional fue la de 1973, en el aniversario 20 de la gesta, cuando el Comandante en Jefe Fidel Castro citó los encendidos versos del poeta revolucionario Martínez Villena.
“Hace falta una carga para matar bribones, para acabar la obra de las revoluciones; para vengar los muertos, que padecen ultraje, para limpiar la costra tenaz del coloniaje; para poder un día, con prestigio y razón, extirpar el Apéndice de la Constitución;… para que la República se mantenga de sí, para cumplir el sueño de mármol de Martí;… para que nuestros hijos no mendiguen de hinojos la patria que los padres nos ganaron de pie”.
Y Fidel concluyó emocionado, ante los cerrados aplausos del pueblo: “Desde aquí te decimos Rubén: el 26 fue la carga que tú pedias”.
En la labor periodística de ese digno cubano que llegó a ser un intelectual de gran prestigio, está la esencia, no solo de su estro lírico y ensayos literarios, sino de la evolución de su pensamiento político, puesto al servicio de las mejores causas en la prensa revolucionaria.
Uno de los presentes en ese acto de 1973, el combatiente y periodista Manuel Antonio García, recuerda el ambiente patriótico y emotivo que se respiraba, que llegó a su clímax, subraya, con el discurso siempre visionario y aleccionador de Fidel.
Cuántos ejemplos perviven en la memoria del pueblo para andar tras sus huellas: ahí están los moncadistas Abel Santamaría, Boris Luis Santa Coloma, Mario Muñoz Monroy, José Luis Tassende, Renato Guitart, y Melba Hernández y Haydée Santamaría, símbolos del estoicismo de las cubanas.
Ellos y otros tantos buenos hijos de Cuba cimentaron la obra que sucesivas administraciones de Estados Unidos han tratado de destruir, pero a contrapelo la Revolución sigue altiva y empeñada en edificar el socialismo próspero y sostenible, como ha reiterado el General de Ejército Raúl Castro, uno de los asaltantes al cuartel Moncada.
Como chispa convertida en fuego, la llama del 26 de julio de 1953 ha iluminado por los mejores senderos a Cuba y a los pueblos hermanos América Latina y el Caribe, continuadores del ejemplo de la Patria de José Martí y abanderados de las ideas de su líder histórico Fidel Castro.
con alegría, evocación y reconocimiento de cómo ha germinado en los pueblos hermanos del continente la semilla del Moncada.

jueves, 14 de junio de 2018

Ernesto Guevara March evoca al Che


 
La Habana, 14 jun (ACN) Dice que no sabe hablar como sus hermanos, pero que no dejará de hacerlo a los 90 años del nacimiento del Che. Ernesto Guevara March rompe su silencio para evocar al padre que, en sus cartas, con sus consejos, confiesa, les moldeó el alma para después. 
  «Por supuesto, todos nosotros hemos sufrido y lamentado siempre la temprana ausencia física de un hombre como él, no obstante, somos felices, porque llevamos su sangre y sus genes e integramos una familia muy bonita”, manifiesta en una entrevista que publica hoy el diario Juventud Rebelde.
  Mi núcleo en particular (mi esposa y mis tres hijos) son actualmente una de mis más grandes alegrías, declaró Ernesto Guevara March, graduado en Derecho en la URSS en 1987.
  «Mis hermanos y yo venimos de una pareja inicial que se encontró en medio de una guerra de liberación de nuestra patria. ¡Qué cosa más bonita! Mi madre participó en la lucha clandestina primero en Santa Clara. Ya fichada por los órganos represivos de la tiranía batistiana, es decir, “quemada”, tuvo que subir a la Sierra del Escambray, y allí conoció a mi padre, comentó.
  «Ambos participaron en la lucha en el centro del país. Y la toma de Santa Clara fue un suceso extraordinario, un eslabón clave para el triunfo de la Revolución", señaló.
  «Quiero aclararles que es muy difícil no ser un tanto injusto cuando un hijo habla de un padre sin hablar de la madre. A ella la llamaré indistintamente ahora, Aleida, Josefina o Doctora (estos últimos, nombres de guerra) y a veces sencillamente Madre. Y a mi padre le diré Comandante Guevara o sencillamente Che.
  «Sé que enseñó bien a sus cuatro hijos. En las cartas de ese ícono de millones de hombres en el mundo que es el Che, nos legó una Revolución hecha y nos pidió estudiar y ser revolucionarios", añadió.
  «Tal como explica mi propia madre en su libro Evocación, mi vida al lado del Che, vinculada con el movimiento revolucionario como combatiente clandestina en la antigua provincia de Las Villas, cumplió las órdenes de trasladar a diferentes compañeros hacia las montañas y subió al Escambray también para llevar 50 mil pesos, colocados a su espalda con esparadrapos, lo que le hizo más difícil su caminata hasta Gavilanes, el primer campamento organizado por el Comandante Guevara en el territorio libre de aquella provincia central del país.
  «Aleida ha sido madre y padre: ¡eso forma parte de las cosas más singulares de mi vida! Y como madre y padre dirigió a la familia a su forma, y nosotros cuatro lo agradecemos. Esa abnegación suya hace que yo ahora no pueda mencionar al Che sin hablar de ella, que se levantaba siempre a las cinco de la mañana, y en muchas ocasiones, se despedía de nosotros para ir a cumplir distintas tareas, como cortar caña, por ejemplo".
  «De ahí que ¡tengo el honor de ser el hijo del Che con una madre así! Los unió un amor grande que se ve en sus cartas, señales de una relación afectiva bella. ¡Me encanta el modo en que se conocieron, se enamoraron y se amaron! Y aprovecho para que se vea la gran sensibilidad de aquel hombre estricto y exigente, lleno de ternura".
  «En mi concepto el amigo verdadero constituye una estructura vital de una sociedad, que se convierte en una parte de tu familia. Pongo de ejemplo a José Ricardo, hijo de Papi, el de los hermanos Tamayo; a Camilo Sánchez, hijo del comandante Sánchez Pinares; a Pantoja, hijo del capitán Olo; y a otros que igualmente son como hermanos para todos nosotros… Nuestro padre, en sus cartas, nos moldeó el alma para después.
  «Yo, por ejemplo, recuerdo y quiero y protejo en mi memoria a los hombres de la Seguridad Personal que en ausencia del Che nos cuidaban cuando niños: a Felo, villareño; a Néstor, habanero; a Misael, oriental… Los veíamos como maestros o como padres nuestros… A los varones nos enseñaban hasta el acto de orinar. De los tres solo vive Néstor, de piel negra. A los dos que murieron hace algún tiempo los enterramos con el dolor de la familia. Misael nos enseñó a tirar con el fusil Brno 2, calibre 22", agregó.
  «Con el tiempo fui del Comando de Misiones Especiales del Minint, donde llegué a ser teniente, un honor para mí. Entonces tenía 23 años. Cuando disparaba en nuestras prácticas, me venía a la mente la leyenda de mi padre".
  «En una academia en la Unión Soviética me hice Oficial Operativo de la Contrainteligencia, en 1990. Siempre tuve conmigo los consejos de mi padre en sus cartas.
  Refirió que es coordinador de la empresa La Poderosa, "específicamente con lo que tiene que ver con la parte extranjera.  Es una agencia de viaje, turística, especializada en motos, en la Harley Davidson, la más fuerte, la que más se conoce y que más mercado tiene en el exterior, la que en general gusta más como moto de paseo"
  " Yo voy en una de ellas guiando a los turistas. Se llama La Poderosa como un homenaje a aquella Northon de 500 cc con que el Che y Alberto Granados recorrieron los territorios latinoamericanos", acotó.
  Precisa Juventud Rebelde que Guevara March recuerda entonces que las misivas de su padre eran la antesala de cómo veía el futuro.
  «Con sus cartas a nuestra familia nos fue preparando para el porvenir. Para eso nos alertó sobre la vida y nos ofreció enseñanzas. Estaba convencido de que podría morir", expresó.
  «¡Ah, una noticia curiosa! Nunca mi madre, Aleida March, lo ha dicho y hoy yo puedo, y a estas alturas quiero revelarlo: Ella le pidió al viejo ir a combatir a Bolivia cuando las condiciones lo permitieran, y él prometió que así sería, pero en definitiva no pudo abrirse el segundo frente que se esperaba crear».
  Guevara March contó que estuvo en Angola casi dos años, primero en Cahama, después en Benguela, Lobito y en otras zonas de guerra. "Claro que armado y como oficial operativo de la Contrainteligencia Militar".
  Sobre el ajedrez manifestó que era el deporte favorito del Che. "Porque era el que más se acercaba a lo militar, donde ejercitaba la táctica y la estrategia, la ofensiva, la contraofensiva y, en definitiva, la defensa con las piezas como el caballo, el alfil, las torres, los peones, como si fueran piezas de un combate a tiros.
   A continuación afirma que " Mi padre fue, ante todo, muy generoso y humanitario, pese a las calumnias de los enemigos. El mejor ejemplo de eso es ir a pelear a otras tierras. Lo dejó todo, el cariño nuestro y el del pueblo, para que otros niños, jóvenes y personas, otras familias, pudieran tener garantizadas la salud, el estudio, los cuidados médicos, sus derechos humanos, en fin, el bienestar y la felicidad.
  Inspirado por el diálogo, Ernesto comienza una evocación histórica. Recuerda que, ya graduado de médico, su papá inició, desde Buenos Aires, su segundo viaje por América Latina, el 7 de julio de 1953.
 De esta gira resalta que en Bolivia captó el impacto de la revolución de 1952; en Guatemala fue testigo del derrocamiento de Jacobo Árbenz; en Costa Rica, Guatemala y México tuvo contacto con revolucionarios cubanos, sobrevivientes de los acontecimientos del 26 de julio de 1953 y conoció a Fidel Castro. Ahí decide incorporarse al movimiento revolucionario liderado por este, que (luego del desembarco del Granma) inició la lucha en Cuba.
  «En carta del 10 de diciembre de 1953 a su tía Beatriz, desde Costa Rica, le confesó que en Guatemala se perfeccionaría y lograría lo que le faltaba para ser un revolucionario auténtico", aseguró.
  "Le decía: “Además de médico, soy periodista y conferenciante… te abraza y te quiere tu sobrino, el de la salud de hierro, el estómago vacío y la luciente fe en el porvenir socialista, Chau, Chancho”.
  «El 12 de febrero de 1954, al final de otra carta a Beatriz se despidió de este modo: “Un abrazo de acero de tu proletario sobrino”.
  «Y en carta a sus padres desde la Cárcel de Gobernación, de México, el 6 de julio de 1956, les contó: “Un joven líder cubano me invitó a ingresar al movimiento de liberación armada de su tierra, y yo, por supuesto, acepté. Mi futuro está ligado a la Revolución Cubana. O triunfo con esta, o muero allá. Por mi vida he pasado buscando mi verdad a los tropezones. Solo llevaré a la tumba la pesadumbre de un canto inconcluso”.
  «Y en otra misiva, esta vez a la madre, le dijo: “Mi profesión actual es la de saltarín, hoy aquí, mañana allí. Los signos son buenos, auguran victoria. Pero si se equivocaran… al fin hasta los dioses se equivocan. Mi trayectoria es esencialmente aventurera y la lucha será de espaldas a la pared, como en los himnos, hasta vencer o morir…”» concluye Ernesto Guevara March.