Claudia Patricia Domínguez del Río
Como el Maestro,
que aún nos guía, con increíble actualidad, desde su ideario pedagógico, calificó
la doctora en ciencias Carolina Gutiérrez Marroquí, al Héroe Nacional
José Martí.
La profesora de
la Universidad de Holguín, con más de 40 años de experiencia en el magisterio,
ha dedicado gran parte de su vida como investigadora a conocer al Apóstol en
toda su dimensión.
Antes de ir a la
escuela ya conocía a Martí, pues en mi casa había un busto pequeñito fabricado
en serie en 1953, el año de su centenario y creo que había muchas familias en
Cuba que tenían uno.
Luego en la
primaria tuve maestras muy martianas, virtuosas que agrupaban a lo que ellos
llamaban niños buenos en grupos infantiles martianos, donde se hacían
investigaciones pequeñas sobre la existencia martiana. "Declamábamos sus
versos y a partir de ese momento yo ya me enamoré de Martí", asevera.
Cuarenta y dos años
dejó en la historia y nuestra deuda para con él será siempre inestimable; sin
embargo las nuevas generaciones hoy no sienten por sí solos la necesidad de
acercarse a su imagen.
"Se ha
incurrido en el error de que creyendo se hace trabajo político-ideológico
saturamos al alumno con Martí. Cuando el niño en la primaria conoce los Versos
Sencillos le parecen maravillosos, pero una vez que esto se convierte en una
reiteración durante todas las enseñanzas la figura tiende a aburrir, piensan
que es más de lo mismo y no llegan a descubrir la esencia martiana.
Trasládese solo
el acento que se ha puesto en la figura política hacia el ser humano y será
suficiente. Debemos llevarles a nuestros estudiantes la imagen de un ser humano
superior, no de un mito".
Textos como Para
comprender a Martí, donde Carolina realiza un exhaustivo análisis sobre la
simbología martiana o Ética cristiana en la poesía de José Martí, son algunas
de las publicaciones de las muchas investigaciones que posee esta ferviente
especialista.
Una vez más se
demuestra que el término José Martí está más allá de un sustantivo propio, pues
su nombre pertenece a una clasificación universal, porque los hombres eminentes
mueren al igual que los mortales, pero renacen como propiedad ecuménica.
"Por
habernos legado su ejemplo de sacrificio y virtud, su obra útil y fecunda, su
desaparición física no ha de causarnos pena. Él mismo había dicho que: La
muerte es natural y la vida es hermosa: ¡Hasta mañana! se debe decir al morir,
y no ¡Adiós!".
A 120 años de su
muerte, Martí nunca nos ha dicho ¡Adiós!, ha estado siempre presente y,
mientras lo recordemos, seguirá vivo y actuante, guiando y alentando nuestros
pasos, invitándonos con su ejemplo a hacer y a crecer.
En su caso, es
cierto lo que una vez nos dijo: “Hasta muertos dan ciertos hombres luz de
aurora”. Que no nos falte nunca esa luz en el recuerdo, concluyó la
investigadora."
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