Lucilo
Tejera Díaz
En cierta ocasión le preguntaron a un
bailador cuál orquesta de las muchas existentes en Cuba prefería y la respuesta
fue rotunda: "¡La Aragón!".
¿Por qué?, se le pidió, y contestó de forma sencilla y con toda la sinceridad de quien dice su sentir:
-No soy conocedor de los secretos de la música, pero reconozco a la Aragón por su sobriedad al interpretar, ausencia de estridencias, sonoridad que la distingue y que para mí no se altera en diferentes manifestaciones, sea son, cha-cha-chá, bolero, danzón o guaracha, y fidelidad al bailador.
Nada más cerca de la verdad.
Cuando el carpintero y músico Orestes Aragón Cantero decidió en Cienfuegos, el 30 de septiembre de 1939, fundar una orquesta a la que nombró Rítmica 39, lo más seguro es que no imaginó por un momento que aquella agrupación se convertiría en una de las principales y preferidas de Cuba, y que 2019 cumplirá 80 años.
Más tarde le cambiaría la denominación a Rítmica Aragón y finalmente quedó con el sello de Orquesta Aragón, con el cual sería reconocida en todo el mundo.
En 1940 ingresó en la agrupación el violinista y cantante Rafael Lay Apesteguía, quien asumió la dirección en 1948 por enfermedad de Aragón.
La orquesta fue identificándose con una sonoridad, tanto de instrumentos como de voces, que la iban haciendo indiscutible y única, y el cinco de agosto de 1955 se asienta en La Habana, con el contrato de grabar un programa cada día en Radio Progreso.
A comienzos del año siguiente hizo su primera actuación fuera de Cuba, en Panamá, y luego vendrían giras a Venezuela, Guatemala y Estados Unidos.
La incorporación a la “Aragón” del flautista Richard Egües constituyó un paso esencial en favor de ganar en riqueza musical, pues este magnífico compositor, arreglista y ejecutor instrumental, formó junto a Lay un binomio que llevó a la orquesta a planos estelares en Cuba y en diversos países.
También los cantantes José Antonio (Pepe) Olmo y Rafael (Felo) Bacallao contribuyeron a prestigiar a la agrupación.
El musicólogo Radamé Giro aseguró que “no ha habido ninguna charanga en Cuba y quizás en ningún otro país de América que haya tenido tres cantantes con timbres tan iguales.”
En una entrevista de prensa “Pepe” Olmo expresó:
“Mi voz y la de nosotros tres en la Aragón, era muy natural, nada de engolamientos, ni de estilo lírico, éramos voces callejeras, con mucha sencillez, pero inigualables. En fin, te cuento que el secreto de la Aragón eran sus voces, la flauta de Richard Egües, el estilo creativo de la orquesta y la disciplina de Rafael Lay que nos encuadró hacia el éxito".
En 1982 Lay falleció en un accidente de tránsito y Egües pasó a dirigir a la “Aragón” hasta que dos años después asumió esta responsabilidad Rafael Lay Bravo, quien la mantiene en la actualidad.
Números como “El bodeguero”, “Tres lindas cubanas” o “Pare cochero”, entre los muchos que forman el repertorio de la “Aragón” tuvieron una gran repercusión en la vida cotidiana del cubano y sus títulos o fragmentos se incorporaron al habla común del criollo.
¿Por qué?, se le pidió, y contestó de forma sencilla y con toda la sinceridad de quien dice su sentir:
-No soy conocedor de los secretos de la música, pero reconozco a la Aragón por su sobriedad al interpretar, ausencia de estridencias, sonoridad que la distingue y que para mí no se altera en diferentes manifestaciones, sea son, cha-cha-chá, bolero, danzón o guaracha, y fidelidad al bailador.
Nada más cerca de la verdad.
Cuando el carpintero y músico Orestes Aragón Cantero decidió en Cienfuegos, el 30 de septiembre de 1939, fundar una orquesta a la que nombró Rítmica 39, lo más seguro es que no imaginó por un momento que aquella agrupación se convertiría en una de las principales y preferidas de Cuba, y que 2019 cumplirá 80 años.
Más tarde le cambiaría la denominación a Rítmica Aragón y finalmente quedó con el sello de Orquesta Aragón, con el cual sería reconocida en todo el mundo.
En 1940 ingresó en la agrupación el violinista y cantante Rafael Lay Apesteguía, quien asumió la dirección en 1948 por enfermedad de Aragón.
La orquesta fue identificándose con una sonoridad, tanto de instrumentos como de voces, que la iban haciendo indiscutible y única, y el cinco de agosto de 1955 se asienta en La Habana, con el contrato de grabar un programa cada día en Radio Progreso.
A comienzos del año siguiente hizo su primera actuación fuera de Cuba, en Panamá, y luego vendrían giras a Venezuela, Guatemala y Estados Unidos.
La incorporación a la “Aragón” del flautista Richard Egües constituyó un paso esencial en favor de ganar en riqueza musical, pues este magnífico compositor, arreglista y ejecutor instrumental, formó junto a Lay un binomio que llevó a la orquesta a planos estelares en Cuba y en diversos países.
También los cantantes José Antonio (Pepe) Olmo y Rafael (Felo) Bacallao contribuyeron a prestigiar a la agrupación.
El musicólogo Radamé Giro aseguró que “no ha habido ninguna charanga en Cuba y quizás en ningún otro país de América que haya tenido tres cantantes con timbres tan iguales.”
En una entrevista de prensa “Pepe” Olmo expresó:
“Mi voz y la de nosotros tres en la Aragón, era muy natural, nada de engolamientos, ni de estilo lírico, éramos voces callejeras, con mucha sencillez, pero inigualables. En fin, te cuento que el secreto de la Aragón eran sus voces, la flauta de Richard Egües, el estilo creativo de la orquesta y la disciplina de Rafael Lay que nos encuadró hacia el éxito".
En 1982 Lay falleció en un accidente de tránsito y Egües pasó a dirigir a la “Aragón” hasta que dos años después asumió esta responsabilidad Rafael Lay Bravo, quien la mantiene en la actualidad.
Números como “El bodeguero”, “Tres lindas cubanas” o “Pare cochero”, entre los muchos que forman el repertorio de la “Aragón” tuvieron una gran repercusión en la vida cotidiana del cubano y sus títulos o fragmentos se incorporaron al habla común del criollo.
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