lunes, 31 de diciembre de 2018

La infatigable Santiago, baluarte de la Revolución




Aída Quintero Dip
  Por su protagonismo en épicas batallas que dieron glorias a Cuba en el camino hacia la libertad, la heroica ciudad de Santiago de Cuba y su pueblo esperan la celebración del aniversario 60 del triunfo de la Revolución bajo el influjo de su ancestral patriotismo.
  Como un monumento a cielo abierto la legendaria urbe testifica episodios relevantes de la historia de la Patria y tributa esencias a la nación, porque su espíritu rebelde tiene la fuerza y capacidad de conmover más allá del patrimonio puramente visible.
  Santiago de Cuba abraza el festejo de una de sus fechas cumbres exhibiendo singularidad entre lo antiguo y lo moderno, con nuevas obras que elevan la calidad de vida de su pueblo, y fábricas e industrias en diversos sectores que reflejan su influencia decisiva en el acontecer socioeconómico nacional.
  Una de las siete primeras villas fundadas por Diego Velázquez, en 1515, renació en su esplendor a raíz de su medio milenio, tras un devastador huracán, con sus tipologías arquitectónicas, valores histórico-patrimoniales e idiosincrasia de su gente, y esa majestuosidad que la distingue y la honra.
  Lo legitiman su Ayuntamiento, uno de los primeros de América emplazado por Hernán Cortés, donde Fidel y los barbudos anunciaron la libertad en 1959;  importantes museos como el Bacardí, primero fundado en Cuba, además del Castillo del Morro San Pedro de la Roca, Patrimonio de la Humanidad.
  Tierra “donde no hay una piedra que no haya sido pedestal de un héroe”, escenario de hechos notables como el asalto al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953, para reiniciar la lucha independentista; y el levantamiento armado de la ciudad, el 30 de noviembre de 1956, para apoyar el desembarco del Granma, que condujeron a la victoria del Primero de Enero, con el aporte definitivo de la Sierra Maestra.
  Su venerado cementerio Santa Ifigenia atesora los restos de José Martí, de veteranos de la guerra de independencia, mártires de la gesta del 26, de la clandestinidad y de toda la insurrección e internacionalistas, y desde 2016 creció su dimensión como sagrado altar de la Patria, al guardar en un monolito las cenizas del líder de la Revolución Fidel Castro, junto a los fundadores de la nación.
  Andar por su Plaza de Marte, Parque Céspedes, Paseo Martí, Avenida de los Libertadores, Plaza de la Revolución es beber de la savia de Antonio Maceo, Guillermón Moncada, Mariana Grajales, Frank País y tantos otros que el pueblo honra desde la heroicidad y el trabajo.
  Pero la urbe no es exclusivamente museos y gloriosa historia, vibra al compás de 60 años de Revolución en el poder, con sus puertas siempre abiertas a los revolucionarios perseguidos para darles ayer abrigo, y con sus hombres y mujeres laboriosos que la engrandecen hoy con sus propias manos.
  Se ha reanimado en todos los órdenes y ha crecido en unidades de servicios a la población que mejoran la vida de su gente, sobre todo en el sector del comercio y la gastronomía con restaurantes y cafeterías que complacen el gusto más exigente, además de abrirse al Trabajo por Cuenta Propia como alternativa de la economía a tono con los nuevos tiempos.
  Cuenta con centros de la enseñanza referentes para el país como el seminternado de primaria Abel Santamaría, modelo de la educación cubana, la Universidad de Oriente, fragua de revolucionarios y de profesionales calificados en ramas disímiles del saber, y la Universidad de Ciencias Médicas, primera creada en Cuba tras el triunfo de la Revolución.
  Tiene al puerto Guillermón Moncada, enclave privilegiado por la cercanía de importantes rutas marítimas vinculadas al comercio internacional que se moderniza como terminal multipropósito y permitirá, especialmente a las provincias orientales, abaratar los costos por concepto de fletes, tanto en importaciones y exportaciones como en operaciones de cabotaje, entre otros beneficios socioeconómicos.
  La Empresa de Equipos Médicos (Retomed), inaugurada en 1988 por Fidel,  se convirtió en un referente en la producción industrial cubana, y fue reconocida por el Comandante en Jefe como el mayor exponente de la “Revolución en todos los órdenes de la medicina”.
  Esa industria, como tantas otras, ha enfrentado los embates del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos, sin dejar en ningún momento su objeto social fundamental: la fabricación de equipos médicos, además de otros surtidos que la convierte en una de las instituciones con mayor protagonismo en la reanimación de la ciudad durante varios años.
    La refinería Hermanos Díaz, el Laboratorio Farmacéutico Oriente, pilar en la industria farmacéutica;  el Centro de Biofísica Médica y el Centro de Electromagnetismo Aplicado, abanderados de la ciencia; el Combinado 30 de Noviembre, inaugurado por Ernesto Che Guevara, el combinado textil Celia Sánchez Manduley, inaugurado por Fidel, y la molinera Frank País, contribuyen al auge santiaguero en época de Revolución.
  Cuna del son y de la trova, por su rico acervo, tradiciones y desempeño actual se le considera una plaza fuerte en la cultura, con un sitio emblemático como el Teatro Heredia; y es tierra de sobresaliente desarrollo deportivo con un aporte notable al país de atletas de alto rendimiento.
  De esta necesaria e infatigable tierra diría Fidel el primer día de la libertad: ‘’No se trata de halagar demagógicamente a una localidad determinada, se trata, sencillamente, de que Santiago ha sido el baluarte más firme de la Revolución”. Y entonces profetizó lo que es una certeza: ‘’En Santiago de Cuba y en la Sierra Maestra tendrá la Revolución sus dos mejores fortalezas’’.
  A la luz del aniversario 60 de la Revolución, la Ciudad Héroe y sus hijos e hijas se sienten cómplices vinculados a su historia, y al valioso legado con el cual nacieron, el mismo que les permitió caminar con pasos seguros y los inspira a seguir creciendo.

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