AÍDA QUINTERO DIP
Aunque pareciera que un poeta de la exquisitez y valía de Rubén Martínez Villena tenía muy poco que hacer en una redacción de periódico, ciertamente su multiplicidad de talento y el imperativo de alzar su poderosa voz de patriota, a favor de la nación cubana, lo convirtieron en un profesional de la pluma.
En la labor periodística de quien llegó a ser un intelectual de gran prestigio, está la esencia, no solo de su estro lírico y ensayos literarios, sino de la evolución de su pensamiento político, puesto al servicio de las mejores causas en la prensa revolucionaria.
Este devenir comienza con la publicación de los primeros artículos de tipo político acreditados en el periódico Heraldo de Cuba (marzo, 1923) y en El Universal (octubre, 1923), cuando el joven recién graduado de abogado se encuentra inmerso en la llamada “Campaña por la regeneración de Cuba”, más conocida en la historia como Movimiento de Veteranos y Patriotas, desde el cual redactó muchos de los boletines aparecidos en aquella época, en la prensa nacional.
Sus escritos fueron exponentes de una rebeldía innata contra la injusticia y una crítica acerba contra los gobernantes de turno.
Así su prosa, tan honesta como vertical, desemboca en la corriente firme del marxismo-leninismo y toma -ya en el lenguaje, ya en el enfoque- dimensiones nunca antes logradas por el poeta que, al renunciar a la fama y a las comodidades materiales, alcanzó la inmortalidad.
Los trabajos de Martínez Villena en la revista Venezuela-Libre -fundada y dirigida por él con un matiz francamente antiimperialista- ponen de manifiesto a un periodista de prosa ágil, dinámica y selecta, y marcan un hito de ascenso que reflejan la madurez del intelectual revolucionario.
Constituyen un legado sus últimos artículos, escritos bajo la indignación debido a la masacre cometida por el gobierno de Ramón Grau San Martín contra la masa de pueblo, el 29 de septiembre de 1933, en la ceremonia de depósito de las cenizas de otro destacado revolucionario cubano, Julio Antonio Mella, su entrañable amigo y guía político, que había sido asesinado en México, el 10 de enero de 1929.
El periodismo le sirvió de arma de combate y modo expresivo a este poeta que comprendió el valor de la prensa y la necesidad de utilizarla como vehículo de agitación y propaganda. Tan así lo concibió, que en los últimos meses de su azarosa vida de revolucionario señaló: “Un Partido sin un órgano de opinión es igual a un hombre sin lengua”.
Es precisamente en la década del 1923 al 1933 que el líder deviene en periodista y refleja en su obra su toma de conciencia acerca de la necesidad de emplear la profesión en la divulgación de las ideas revolucionarias. Es así como sale de su pluma una prosa manifiesta de combate mediante ensayos, proclamas y artículos en defensa del proletariado y de su Partido de vanguardia.
Con su dinamismo peculiar Rubén Martínez Villena mostró en sus trabajos el pulso de la época, lo cual constituye tarea esencial del periodista en cualquier tiempo.
Es ineludible recordar lo útil de su existencia, cuando se cumplen 78 años de su muerte, ocurrida el 16 de enero de 1934. De él dijo Raúl Roa García, el Canciller cubano de la Dignidad: “Desafió mil veces la muerte y quemó alegremente la vida”.
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