domingo, 22 de enero de 2012

Altruismo en la medicina cubana

AÍDA QUINTERO DIP

Cuba ha ganado un prestigio internacional reconocido en el campo de la salud, no únicamente por la calidad de su Medicina y alto nivel y profesionalidad de los servicios que presta, sino también por la integralidad de su recurso humano, de personas dotadas de una capacidad -en ocasiones desconocida en el mundo de hoy- de brindar amor en cada consulta y sentirse identificadas con el sufrimiento de sus semejantes.
Pacientes de Venezuela,Bolivia, Nicaragua, Haití, o de lejanos países africanos, sobre todo los que viven en parajes inhóspitos y de difícil acceso, en comunidades donde nunca había llegado un galeno, son testigos de esa devoción por curar y mejorar la salud de los seres humanos que caracteriza a los médicos, enfermeras y técnicos cubanos que cumplen misión en diversos países.
Tal reconocimiento a los compatriotas del sector eleva nuestro ego; ellos son símbolos de la identidad nacional. Constituye casi una herejía no experimentar orgullo de ser contemporáneos con personas que andan por diversos rincones de la tierra salvando vidas sin distingo de edad, color de la piel, ideología, idioma en que se habla o dinero que el paciente lleva en sus bolsillos.
A una actitud tan desinteresada y devoción por obrar bien, de sentir en lo más hondo el dolor ajeno y hacer hasta lo imposible por aliviarlo, se adiciona el mérito de ejercer la profesión lejos de casa, del cariño de los seres queridos; sin comodidades, a veces con las condiciones indispensables, e incluso, en situaciones de riesgo cuando han atravesado selvas o lagos, o han acudido ante terremotos y tsunamis.
Cada palabra que se escriba para premiar ese esfuerzo y sus resultados sería poco. Cada imagen que se publique no bastaría para mostrar en toda su grandeza el gesto altruista que solo nace y fructifica en almas nobles, de elevados sentimientos de amistad y solidaridad, como caracteriza a ese ejército de batas blancas que honra a la Patria con su desempeño.
Esos mismos valores que con frecuencia enaltecemos de quienes cumplen misión en el exterior, los poseen con creces los que se desempeñan con similar heroicidad y altruismo desde su puesto en la retaguardia, en las unidades asistenciales cubanas.
Abundan historias que merecen capítulos y permitirían evaluar con justeza a esos incansables médicos, enfermeras y técnicos de disímiles especialidades que en los hospitales, policlínicos, consultorios, cuerpos de guardia, y hasta en las farmacias hacen de la Medicina un sentido de la vida y no un medio de vida.
Y quisiera reflejar un ejemplo entre muchos, pues no alcanzarían los días del año para encomiar y honrar a la usanza martiana, la labor de sencillas personas que trabajan en una unidad asistencial insignia, expresión de los avances de la Salud Pública en Santiago de Cuba como el hospital general Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso.
Porque demostraciones de altruismo también abundan en casa, amén de dificultades, carencias e insuficiencias.Coincidirán conmigo en este aspecto, la mayoría de los atendidos en la Sala 5 A del “Juan Bruno Zayas”, con un especialista en Medicina Interna como Enrique Vázquez Sarandeses, asistiendo esmeradamente cada día a sus pacientes con acertados diagnósticos y tratamientos;regalando la mejor de su sonrisa por las mañanas al llegar y cada tarde al despedirse.
Quizás lo más valioso de la labor de este médico es el amor que transpira por la Medicina y por la vida, expresado en buenas acciones, perceptibles también en cada pase de visita enseñando a sus alumnos. Lección tras lección para formarlos integralmente como médicos de una nación como Cuba, que no tiene fronteras y donde el ser humano es lo más importante.
Y puede haber lunares en nuestra Salud Pública, lo admitimos, algun maltrato, un examen incompleto, una atención tardía, un mal servicio… pero son los menos y nunca podrán empañar una obra tan gigantesca hecha por hombres y mujeres con defectos y virtudes, pero bien calificados, enamorados y consagrados, la mayoría, a lo que hacen.
Hay que escudriñar bien en cada hospital, policlínico, consultorio o cuerpo de guardia para valorar que la solidaridad humana, los cubanos no lo ejercemos solo cuando asumimos tareas en el exterior; hay muchos ejemplos que confirman que también se manifiesta en casa, en el responsable puesto de la retaguardia.

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