Aída Quintero Dip
Muy pocos dudarían en
destacar los servicios de Salud Pública en Cuba, de alta calidad y gratuitos
para la población, aunque muy costosos para el Estado. Se colocan entre las
principales conquistas de la Revolución que, tras profundas transformaciones políticas y socioeconómicas, enfrentó los
problemas sanitarios, elevó sustancialmente los niveles de vida y salud del
pueblo, y colocó en primerísimo orden una atención médica preventivo-curativa oportuna
y eficaz.
Incrementos de consultas
hospitalarias, la creación del Servicio Médico Rural y el Policlínico Integral para la asistencia
ambulatoria, como Unidad Básica del Sistema Nacional de Salud, signos de
justicia y equidad, caracterizaron el panorama en los años fundacionales, y
resultaron simiente de frutos loables en estos casi 54 años de Revolución en el
poder.
La provincia de Santiago de
Cuba y los trabajadores del sector cumplieron tareas priorizadas desde 1959,
como las campañas de vacunación e higienización, y las donaciones de
sangre, con gran protagonismo de la
comunidad; mientras los policlínicos integrales enfrentaron la lucha por
disminuir la morbilidad y mortalidad de enfermedades transmisibles, que
constituyeron serios problemas de salud en Cuba en la década del 60.
A ese importante paso siguió
la creación de Programas de Atención Médica con acciones concretas y una orientación curativo-preventiva e integral
hacia la mujer, el niño, el adulto; hacia la higiene y la epidemiología, la
estomatología y la docencia, bajo la premisa de que la salud es un derecho del
pueblo.
Un mérito especial en la
elevación de la calidad de los servicios y el interés de convertir a Cuba en
una potencia médica, a partir de concepciones de Fidel; tiene el modelo del
médico de la familia, para potenciar la atención primaria, una gran inversión
social de la Revolución, iniciada en
la ciudad de Santiago de Cuba con 15 médicos y enfermeras en los
policlínicos Armando García, El
Municipal y de El Caney, que se extendió progresivamente y graduó como promedio
por año de 200 a
250 especialistas en Medicina General Integral.
Hoy son notables las cifras
de estomatólogos especializados en Estomatología General Integral, Prótesis, Ortodoncia,
Periodoncia, Cirugía Maxilo Facial, así como técnicos y es creciente a
matrícula en la carrera, lo que indica ampliación del horizonte con énfasis en
la prevención.
Tras el éxodo masivo de
médicos hacia los Estados Unidos únicamente quedaron tres mil en Cuba, y fue
imperiosa la necesidad de fundar la
Escuela de Medicina en la Universidad de Oriente,
en 1962, con apenas 65 estudiantes y profesores de la talla de Onel Valón Jiménez, Alfonso Araujo Bernal y
Enrique González Corona.
Fue el cimiento del
Instituto Superior de Ciencias Médicas primero, y ahora de la Universidad Médica
que ha egresado miles de profesionales que
prestigian nuestra Medicina, haciendo historia en la nación y en tierras
hermanas.
La docencia médica superior
que comenzó hace 50 años en Santiago de Cuba se ha multiplicado con creces;
actualmente ocupan sus aulas miles de
jóvenes santiagueros y de varios países
que serán ejemplo del sentido
altruista de los hombres y mujeres de las batas blancas.
Existe un claustro bien
preparado que garantiza la formación profesional altamente calificada y que desde 1963 desarrolla una labor
meritoria en el campo de las investigaciones científicas.
Esto le ha permitido a la Universidad Médica
conquistar un sitio destacado en el polo científico productivo, de la mano
de colectivos como el Laboratorio de
Anticuerpos y Biomodelos Experimentales, inaugurado por Fidel en julio de 1993; el Centro de Toxicología y Biomedicina, el
Laboratorio de Multimedia y otros de
trascendencia en la asistencia, docencia
e investigación para la salud.
Aunque el criminal bloqueo
le ha hecho mella, a 54 años de la Revolución en el poder abundan logros que
enaltecen el valor de la Medicina
cubana, respetada y admirada en el mundo entero, heredera de una tradición
humanista que no tiene parangón en la historia.
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