*Chávez en las horas de grandeza y
enfermedad
Wilkie Delgado Correa
Cuando en la noche del sábado se anunció
sorpresivamente que Chávez realizaría una importante intervención por cadena de
radio y televisión, un pensamiento y un sentimiento inundó todo nuestro ser
ante la presunción de que la noticia llevaba implícita la gravedad de una
situación determinada.
Y, efectivamente, así fue. Le escuchamos
expectantes, conmovidos y curados de espanto. Pero una vez más
sobresalió invicta la grandeza de Chávez que me hizo recordar una frase de
Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria Cubana, cuando afirmara teniendo como
circunstancias las horas de grandeza, dolor y enfermedad, que reza: YO SIEMPRE
LUCHO FRENTE AL DESTINO.
En su intervención no faltó nada de lo que es
característico y propio de Chávez. Hizo acopio del humor y del enfoque
coloquial en ese instante signado por una gravedad extrema. Desbordó su
íntima entraña sentimental al cantar con emocionante tono el himno de su fuerza
armada. Repasó momentos de su trayectoria política en que tuvo que luchar
frente a su destino, exponiendo su vida a peligros que pudieron conducirlo a la
muerte. Fueron jirones e hitos de su existencia que lo hicieron grande y que
permitieron que pudiera conquistarse y construirse una verdadera patria.
Puso énfasis en el protagonista principal que le ha
acompañado en su protagonismo individual, es decir, el pueblo, del cual han
surgido los factores que pueden decidir la continuidad de la revolución
bolivariana: el partido y el polo patriótico, las organizaciones sociales
diversas, las fuerzas armadas bolivarianas, el sistema político estatuido por la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, la dirección colectiva del proceso revolucionario reflejado en
miles de cuadros a todos los niveles y, en especial, a nivel nacional, que
deben garantizar la unidad y la victoria en el futuro.
Finalmente, su fe en que la ciencia y los factores
divinos puedan revertir y vencer la situación adversa de una enfermedad tan
esquiva y grave como el cáncer. Pero sobre todo resaltó su preparación para
asumir con dignidad y valor la alternativa peor, y en ese instante se manifestó
la previsión del genio político para aconsejar a los patriotas, al pueblo, a
sus seguidores, la necesidad, más que nunca, de unidad en cualesquiera de las
circunstancias, y la apelación del apoyo de todos a la propuesta de Nicolás
Maduro como sucesor temporal o definitivo al frente del gobierno y de la Revolución.
Hizo un llamado especial para que, ante las próximas
elecciones de gobernadores, el pueblo se crezca y respalde las candidaturas de
los candidatos bolivarianos, que es hoy más importante que nunca. Ahora es un
momento excepcional en que los revolucionarios y patriotas deben estar donde se
espera que estén, y dispuestos a vencer todo vestigio de acomodo o división, ya
que en política no es otra cosa que la muerte.
Así que a partir de ahora, estamos seguros de que
Chávez seguirá luchando, íntegro y grande, frente a su destino, y esperamos,
como anunciara, que en poco días podamos tener noticias alentadoras de que la
vida sigue su curso desafiando circunstancias adversas en medio de las batallas
continuas que libran todos los días los líderes revolucionarios consecuentes como
Chávez al frente de su país.
De momento, para compensar la gravedad de este minuto
histórico de fin y comienzo de año, esperamos el alegrón que debe significar la
victoria en las elecciones del 16 de diciembre, inspirada en el apoyo y la
solidaridad con el líder bolivariano, así como el éxito de la operación y la
pronta recuperación del presidente Hugo Chávez. Ese el regalo que esperamos y
esas son las felicidades que deseamos al pueblo venezolano, latinoamericano y
mundial.
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