viernes, 11 de enero de 2013

Celia es también Cuba


Quiero compartir en mi página esta hermosa reseña que mi colega Mayté ha dedicado a la Heroína Celia Sánchez Manduley, motivada también por la feliz circunstancia de que mi hija es una de las tantas Celia que en Cuba honran a esta mujer imprescindible en la Revolución.

Mayte García Tintoré
Escribir de una flor hecha mujer; niña de cabellos oscuros y ondeados convertida en guerrillera; amiga inseparable, y por qué no, la más fiel, siempre resulta un privilegio.
La recuerdo, sin haberla conocido, con esa mariposa en el pelo y una sonrisa contagiosa que inspiraba confianza, certeza. Era de Media Luna, Pilón, Manzanillo, Granma, mejor dicho, era de Cuba, porque no hubo rincón que no sintiera su muerte aquel 11 de enero de 1980.
Heroína de la Revolución, de la Sierra y el Llano, fue de las primeras mujeres en empuñar las armas, indispensable en la preparación del desembarco del yate Granma, y en el apoyo a los expedicionarios; en la Sierra Maestra y junto al Ejército Rebelde.
Celia Esther de los Desamparados Sánchez Manduley,  profetizó su nombre cuando incólume marchaba al lado de los desposeídos, los más necesitados; defendiendo las causas más justas, construyó, creó, revolucionó; todo lo que tocaba lo convertía en oro, no en vano el amor de su pueblo.
Lilian, Carmen, Caridad y Aly, fueron seudónimos que usara la primera mujer que ocupó la posición de soldado combatiente en las filas del Ejército Rebelde, sin embargo Norma, la inmortalizó, se enraizó entre las tropas.
En una carta enviada por los guerrilleros de la Sierra Maestra a Frank País, revelaron el papel vital de Celia durante la guerra cuando escribieron: “En cuanto a la Sierra, cuando se escriba la historia de esta etapa revolucionaria, en la portada tendrán que aparecer dos nombres: David y Norma”.
Se desempeñó en el cargo de secretaria de la Presidencia del Consejo de Ministros de Cuba, tras el triunfo de Enero de 1959; estuvo inseparablemente fundida a la historia misma de la Revolución y fue la más ferviente intérprete del pensamiento de Fidel, hasta el último aliento de su vida.
Tras su muerte, nacía una generación apodada con su nombre, y hoy son muchas las CELIAS que inspiradas en su ejemplo le dan prestigio a esta nación, muestran la valía de sus mujeres y la enteraza de este pueblo que defiende la libertad; ella fue el alma de Fidel, y él es Cuba.

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