Aída Quintero Dip
Un pueblo más laborioso e
inclaudicable y una ciudad cada vez más heroica y hospitalaria, es el mejor
regalo que en nombre de los santiagueros me atrevo a ofrecerle al líder
histórico de la Revolución,
Fidel Castro, y a su tropa rebelde, precisamente hoy cuando se rememora y celebra
el aniversario 54 de su entrada triunfal a La Habana libre y soberana de 1959.
Interpreto el sentir de mis
coterráneos al expresar que el compromiso supremo de los nacidos en esta
legendaria tierra de historia y de titanes, es mantener la solidez ideológica
como bandera, sin vulnerar un solo principio, como un bastión inexpugnable donde se estrelle cualquier maniobra enemiga
por destruir un proceso que tanta sangre ha costado.
Hoy cuando disfrutamos la
libertad que llegó de los brazos de enero oliendo a pólvora e hidalguía con
Fidel y sus valientes compañeros de armas al frente, tengo un recuerdo sagrado
para los héroes y mártires, muchos de los cuales entregaron lo mejor de sus
años a la causa, y otros ofrendaron lo más preciado por la soberanía de Cuba:
su propia vida.
Tengo el orgullo de vivir como
parte de un pueblo agradecido hacia quienes se sacrificaron a tan alto precio.
Y como solo hay una manera de responder a ese gesto altruista, nos empeñamos
desde comienzo del 2013 a
cosechar logros en la educación, la salud, la agricultura, la industria, a
pesar de los estragos del huracán Sandy; y en la defensa de la Patria, la mejor ofrenda
que Santiago de Cuba, de tan rica tradición de lucha, puede hacerle al país.
Aún envueltos en la alegría
por el influjo del Año Nuevo, en que hemos elevado nuestra autoestima en cada
abrazo de felicitación, también nos aprestamos a dar el aporte que más apremie para
perfeccionar la gran obra colectiva que hemos forjado, siguiendo las huellas de
quienes dieron el primer paso en el largo sendero hacia la libertad.
Especialmente los niños,
niñas, adolescentes y jóvenes, el relevo que con tanto esmero se prepara en las
aulas, para que nuestra bandera siempre ondee en lo más alto; tiene una deuda
muy grande con quienes hicieron la historia y aún la engrandecen con su
actuación, su ejemplo y magisterio.
Fidel y los líderes
históricos de la Revolución
cubana tienen motivos para sentirse orgullosos de los santiagueros, en este enero, cuando la Patria celebra con la
mirada puesta en el porvenir y el interés supremo de trabajar y luchar por que
nuestro sui géneris proceso siga siendo irreversible y modelo parta el mundo.
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