Wilkie Delgado Correa
En fin, detrás del pedido de libertad para los 5
están los deseos incumplidos e insatisfechos hasta ahora, sin que ninguna razón
humana o divina lo justifique. Así que una vez más se impone la demanda de
OBAMA GIVE ME FIVE.
Cuando en el año viejo, que pasa ineluctablemente
como otros tantos de la historia, no se ha logrado por el esfuerzo o la suerte
lo que se merece, necesita o aspira legítimamente, resulta natural que se pida
un deseo de alcanzarlo, al fin, en el año nuevo. Eso de esperar, con esperanza
fundada o intuida, que se concrete un deseo como si fuera un adorado sueño, tal
vez surgió, como algo insito en la naturaleza y los destinos humanos, desde los
mismos inicios del calendario o calendarios que presiden la existencia de los
pueblos en distintas partes del mundo.
Muchas veces cada ser humano carga sobre sus hombros
insatisfacciones, frustraciones, desarraigos, privaciones, condenas, despojos,
desgracias, dolores, y otras situaciones adversas, que aspira a poder cambiar a
través de resortes diversos que se sintetizan en los deseos de felicidades en
todas sus manifestaciones. Por otra parte, si ha estado libre de alguna cuota
de adversidad o desgracia, y sólo ha experimentado una cierta felicidad
prolongada o momentánea, menor o mayor, su aspiración lógica es que la
prosperidad de esa especie de estado de gracia se mantenga o alcance un nivel
de mayor satisfacción.
Por lo tanto, con el inicio del nuevo año 2013,
quiero en nombre mío y de millones de personas de un confín a otro del mundo,
pedir un deseo común sui géneris que tiene relación con dos valores esenciales
para la humanidad: la justicia y la libertad. Y no se trata de una aspiración
imposible, incluso no se trata de un pedido difícil de satisfacer a la luz de
la verdad, la ética, y el derecho justo y humanitario por quien corresponde
atenderlo y llevarlo a la práctica.
La libertad solicitada tiene un vínculo esencial con
la justicia que la puede legitimar, porque una violación flagrante de las
normas de los procedimientos judiciales ha mantenido en las prisiones de los
Estados Unidos a cuatro de los cinco Héroes cubanos y a uno lo retiene en
territorio estadounidense, después de cumplida su condena, en una libertad
supervisada que en realidad significa una prisión territorial, pues se le
impide el regreso a su patria.
Gerardo, Antonio, Ramón, Fernando y René tienen el
privilegio, como prisioneros, de ser acreedores de una demanda universal de
liberación, expresada en un clamor diario, y que se mantiene activa y
crecientemente fiel, a pesar de todo, por más de catorce años. Y esta demanda y
clamor solidarios a favor de los Cinco llegan a todas las esferas de la Casa Blanca en las más
variadas formas y surgidos de personas simples, personalidades, organizaciones
políticas, religiosas, sindicales, sociales y de instituciones y foros
internacionales de Estados. Nunca antes una causa de prisioneros ha alcanzado
tal magnitud de fuerza solidaria a pesar del manto de silencio que, junto con
la condena, se diseñó como estrategia para que no fuera evidente la despiadada
venganza que se llevó a cabo contra ellos por el sistema judicial
norteamericano a solicitud de su gobierno. Las razones políticas fueron más
decisivas para condenarlos, que las evidencias delictivas esgrimidas y
acumuladas contra ellos. Pienso que hay motivos para preguntarse si la Comisión de Clemencia,
encargada de someter a la consideración del mandatario norteamericano los casos
posibles de indulto, habrá incluido o pensado incluir a los Cinco en el listado
en alguna oportunidad.
La campaña internacional presidida por el lema OBAMA
GIVE ME FIVE entraña un pedido de justicia o clemencia, según la quiera aceptar
el presidente norteamericano, para que ejerza sus facultades constitucionales y
decrete el indulto a favor de estos Cinco antiterroristas cubanos.
Hasta ahora, como ha sido tradicional en ocasión del
día de Acción de Gracias, el presidente Obama ha cumplido con el consabido
indulto de dos pavos. Este año pasado los favorecidos fueron los pavos
denominados “Gobbler” y “Cobbler” de 19 semanas y unos18 kilos de peso, que han
sido librados del “holocausto” en que se convierte la cena durante los festejos
en esa fecha. En estas ocasiones, tal como expresó Obama en su primer indulto
de esta naturaleza, el presidente ha tenido “la responsabilidad como dirigente
del país más poderoso del mundo: indultar a dos pavos.” Luego de este acto
oficial los pavos salvados se trasladan a la finca Mount Vernon, en Virginia,
donde residió George Washington, donde generalmente les espera una temprana
muerte natural, según las estadísticas.
En la ceremonia del 2012 -una foto lo muestra
sonriente, junto a su hija vestida de azul y con un ancla blanca al frente-,
Obama dijo que quería dar a las aves una segunda oportunidad. Expresó que “se
dice que la vida está llena de segundas oportunidades, y este noviembre no
podría estar más de acuerdo con ese sentir.”
En el indulto a seres humanos, Obama ha sido, quizás,
uno de los presidentes más remisos a ejercerlo. Lo hizo por primera vez durante
su mandato con 9 convictos, y el más reciente en 2012 incluyó a 8 presos, todos
con condenas pendientes menores, que incluían causas de venta ilegal,
narcotráfico y fraude, delito fiscal y financiero, y condenas de 3 años de
libertad condicional (la misma que está vigente para René en la actualidad) y
de treinta meses por conspiración.
No obstante esta realidad durante su primer mandato,
hay que tener esperanza que durante su segundo mandato presidencial Obama
recuerde que éste constituye su segunda oportunidad para el ejercicio del
indulto de los Cinco, pues si como ha expresado “la vida está llena de segundas
oportunidades”, sólo durante este mandato suyo tendrá la oportunidad de ejercer
la justicia o la clemencia tan solicitada por millones de voces y reiterada con
una constancia a prueba de toda frustración y desengaño.
Tantos deseos de justicia, libertad y felicidad
acumulados durante más de catorce años están a la espera de la decisión de
Obama, en una fecha posible y anhelada, que podría ser tomada en la Casa Blanca en la
segunda oportunidad de su mandato presidencial. La petición o solicitud es
precisa, significativa, persuasiva y conminatoria: OBAMA GIVE ME FIVE. Detrás
de ella hay millones de voluntades, de voces justicieras y libertarias, de
conciencias de la ventura y del bien de la humanidad sufrida.
En fin, detrás de ella están los deseos incumplidos e
insatisfechos hasta ahora, sin que ninguna razón humana o divina lo justifique.
Así que una vez más se impone la demanda de OBAMA GIVE ME FIVE.
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