Aída Quintero Dip
Hace apenas tres días, tuve
la satisfacción de participar en una actividad de reconocimiento a seis destacados
investigadores santiagueros que me hizo crecer como ser humano. Me sentí halagada al encontrarme allí para
honrarlos por la obra que han dedicado al estudio, divulgación y enaltecimiento
de los valores de la historia de Cuba, y
especialmente, de la legendaria ciudad de Santiago de Cuba.
Los doctores y profesores Manuel Fernández
Carcasés, Reynaldo Suárez Suárez e
Israel Escalona Chádez, así como el arquitecto Omar López Rodríguez, el M.Sc.
Rafael Duharte Jiménez y el licenciado en Periodismo Joel Mourlot Mercaderes
fueron investidos con la Placa
de Reconocimiento José María Heredia, la más alta distinción que otorga la Dirección Provincial
de Cultura, como premio a sus aportes
relevantes a favor de la cultura nacional y en defensa de la identidad.
Los años de consagración a
tales empeños, los libros que han escrito y lauros que han merecido, la pléyade
de jóvenes que han formado en las universidades, su alta contribución a la historiografía cubana,
hablaron por cada uno de ellos ante un auditorio emocionado, sobre todo de
familiares e intelectuales, que los congratuló con cerrados aplausos y sinceros
abrazos.
En correspondencia con la sobresaliente
trayectoria de los galardonados, la propuesta fue promovida por la filial
santiaguera de la Unión Nacional
de Historiadores de Cuba (UNHIC), y evaluada y aprobada por el Consejo Técnico
Asesor de la
Dirección Provincial de Cultura, que preside la Dra. Marta Cordiés
Jackson.
Particularmente yo los
conocía y había interactuado de alguna manera con todos, sentía respeto y cariño por cada uno; a Duharte
y a López los entrevisté en mis afanes
reporteriles; con Carcassés y Escalona he compartido escenarios de trabajo; Suárez
fue profesor de mi hija en la carrera de Derecho, y Mourlot es mi colega en el periódico Sierra Maestra.
Con la modestia que lo caracteriza, Omar López
agradeció en nombre de los homenajeados la entrega del reconocimiento que los honra, primero -dijo-,
por llevar el nombre de un hijo ilustre de Santiago de Cuba como José María
Heredia, y por recibirlo precisamente en el
Museo Casa Natal del primer poeta romántico de América, en el centro histórico de la Ciudad Héroe.
El también Conservador de la Ciudad sintetizó su sentir
al citar a nuestro José Martí: “Toda la gloria del mundo cabe en un grano de
maíz”, y expresó que a ellos los une su
amor a la historia y a Santiago, como hombres plenos que están en la batalla de
la ciencia y la conciencia para ser partícipes activos del mejoramiento humano
y del logro de un mundo mejor.
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