miércoles, 16 de enero de 2013

Segundo Frente, símbolo de renovación


Aída Quintero Dip
Segundo Frente es un monumento de la Revolución y a la Revolución. Recorrer su geografía y compartir con su gente tan franca y patriótica, es inyectarse de ese legado ancestralmente rebelde y del espíritu emprendedor que le caracteriza.
Un orgullo late en el corazón de los pobladores de esa serranía, al reconocer que todo cuanto se ha creado allí en más de medio siglo de victoria,  es ciento por ciento obra de la Revolución.
Protagonista singular de la lucha por la definitiva soberanía de la Patria, se descubre al sur de la Sierra Cristal, entre las montañas de Mícara, ese sitio pródigo de hazañas laborales y virtudes revolucionarias. En el regazo histórico de la Sierra Maestra, a 59 kilómetros de la ciudad de Santiago de Cuba, resalta  el municipio de Segundo Frente como prueba irrefutable de una nueva época.
Cincuenta y cuatro años atrás era diferente la imagen de aquel desolador poblado, con habitantes hambreados y presos de la ignorancia, la insalubridad y el dolor, devenidos en valientes guerreros para salvar la nación.
Al triunfo de la Revolución, Mayarí Arriba tenía un panorama deprimente y propio de la pobreza general que abatía al país antes de 1959. Un solo médico instalado en el barrio La Prueba, apenas cinco panaderías particulares, ningún medio de transporte público, un hospital en Soledad de Mayarí, un viejo centro telefónico, cinco escuelas, ausencia casi total de expresiones artísticas y desarrollo del deporte, la ciencia, la seguridad social, la cultura general, en fin del derecho a la vida.
Allí también la historia había sembrado el afán de redimir la Patria; allí estaban las huellas indelebles de José Martí, uno de los más grandes cubanos de todos los tiempos; de Máximo Gómez y Antonio Maceo, los excelsos guerreros que dieron lecciones de valor y dignidad en el combate por la independencia de Cuba, y de muchos seguidores que alzaron voces y machetes para acuñar el propósito de libertad o muerte.
Los hombres y mujeres de Segundo Frente bebieron de la savia de esos tres insignes patriotas y  asumieron como propia la herencia dejada a su paso, en 1895, por estas tierras indomables, luego del desembarco por Playita de Cajobabo y Duaba.
En ese paraje la fuerza impetuosa de los anhelos libertarios posibilitó la creación de las condiciones para la constitución, el 11 de marzo de 1958,  del II Frente Oriental Frank País García, al mando del entonces comandante Raúl Castro y bajo el influjo del máximo líder Fidel, reconocido por la osadía de asaltar el cuartel Moncada, pronunciar su alegato La historia me absolverá y desembarcar con el yate Granma, con un grupo de valientes.
La localidad  es rica en tradiciones de lucha desde los nativos aborígenes en contra del conquistador hispano y el africano esclavo contra el amo blanco, del nativo que se incorpora a la guerra de independencia; ejemplos no faltan de la lucha del campesinado en la neocolonia por reivindicaciones, como en el  Realengo 18, con su líder Lino Álvarez, y el Primer Congreso Campesino en Armas, en septiembre de 1958.
A cada paso en Segundo Frente es posible escuchar testimonios  -algunos inéditos- de combatientes y colaboradores que tuvieron el privilegio de estar junto a Raúl y a Vilma, la insigne heroína a la que prodigaron un cariño muy especial y hoy rinden honores en el mausoleo que atesora sus restos, junto a otros rebeldes que dieron hasta su sangre por la libertad.
Ahora en esas legendarias serranías está la mano salvadora de la Revolución por todas partes, edificando una obra hija de un sueño conquistado con hidalguía y amor.
La historia recogida en museos y monumentos y, sobre todo, en la memoria de su gente, está a la vista para recordar los aportes de esta región a la gestación y auge del proceso revolucionario cubano. Para resguardarla está el Complejo Histórico del II Frente Oriental Frank País que preserva los trascendentes  acontecimientos que protagonizó el Ejército Rebelde, en el territorio que abarcó este frente guerrillero desde su fundación hasta el Primero de Enero
Tierra que hechiza, además, por su naturaleza exuberante y espíritu creador de los hombres y mujeres,  no asombra que esté a la altura de estos tiempos de desafíos constantes ante las amenazas del imperio que no admite que un pueblo no se plegue a sus designios.
El secreto de los constantes y ascendentes resultados en la vida socioeconómica del municipio, está en la unidad de acción y labor cohesionada de todos sus factores, y un pueblo siempre presto a dar el paso ante cada  tarea y cada reto.
Sus principales asentamientos desde San Benito de Mayarí, Loma Blanca, Seboruco, Sabanilla, Boca de Mícara, Soledad, San Nicolás, hasta Tumba Siete y El Cristal son testigos del auge de los renglones fundamentales como el café, la madera y el ganado, así como la producción de viandas y hortalizas. Un punto aparte merece la producción cafetalera en el municipio mayor productor del grano en el país.
En los servicios de salud casi inexistentes antes de 1959, dispone de varias unidades asistenciales y consultorios del médico de la familia, que constituyen un verdadero lujo para los pobladores, quienes reciben estos servicios gratuitos como en toda Cuba, y de manos de profesionales muy calificados, muchos de los cuales nacieron en esos parajes.  
Resalta la obra transformadora de la Revolución Educacional, iniciada con la apertura del II Frente cuando se organizaron los maestros rebeldes, dirigidos por la guerrillera Asela de los Santos Tamayo; pero hoy esa preterida zona de antaño está sembrada de escuelas donde alumnos y maestros forjan y fomentan saberes que se difunden y enaltecen a toda Cuba.
Dar el ejemplo primero ante cada convocatoria de la Revolución es la filosofía que motiva la actuación de los mayariceros, conscientes de que es la única fórmula para seguir fortaleciendo una obra con la frescura y transparencia de los riachuelos de la sierra.

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