martes, 19 de agosto de 2014

Amor, primero amor hacia los venerables ancianos




                                                                   El arte de envejecer es el arte de
                                                                   conservar  alguna esperanza
                                                                                        André Maurois 
    Aída Quintero Dip
    Por derecho propio los ancianos deben ocupar un sitio de privilegio en el Santiago de Cuba de hoy y del futuro, en esa ciudad más bella, ordenada y disciplinada que  soñamos y que está en nuestras manos lograr, para disfrutar sus encantos patrimoniales, históricos, culturales y  de su gente de singular cubanía.
   Pero tal porvenir hay que cimentarlo desde ahora para que esa hermosa etapa de atinados consejos y un caudal valioso de experiencia y sabiduría, se complemente con una atención esmerada en cada estructura de la sociedad, donde se les creen condiciones óptimas para una superior calidad de vida.
    En esa aspiración de bienestar supremo para este grupo etareo no pueden faltar  las expresiones de afectos, cariño y apoyo sin medida en el hogar y en el seno de la familia, y en cada espacio público donde estas personas se encuentren, una cultura que es imprescindible ir arraigando.
   Insertada en uno de los programas más sensibles forjados por la Revolución, la Atención al Adulto Mayor prioriza en este territorio la asistencia integral, con énfasis  en la salud, así como la reparación, mantenimiento  y construcción de áreas más confortables como los hogares de ancianos y casas de abuelos. 
   “La mentalidad no debe ser que ya vivieron lo que iban a vivir, sino intentar mejorar su calidad de vida, para que el tiempo que les queda sea el mejor”, según criterios de expertos que han hecho investigaciones sobre longevidad y envejecimiento y salud.
   Con ese precepto como bandera se trabaja y avanza en la atención a los santiagueros y santiagueras de la tercera edad, como una de las estrategias del Estado y fruto de la labor conjunta del Gobierno y el Sistema de Salud, y con la premisa de que la solución de las múltiples necesidades del anciano no es un favor que le hacemos, sino una retribución merecida por lo que hizo con otras generaciones durante su paso por la vida.
   La provincia de Santiago de Cuba cuenta con más de 171 mil 600 adultos mayores que representan un envejecimiento poblacional del 16,2 por ciento, con 13 casas de abuelos y 11 hogares de ancianos, diseminados por los nueve municipios, con uno  insignia: el América Labadí, de la Ciudad Héroe, docente y de referencia.
   En correspondencia con el propósito de crear estilos de vida más saludables y hacérsela más placentera, también funcionan unos mil 700 círculos de abuelos que rebasan los 76 mil 400 participantes,  quienes  socializan diversas actividades y, sobre todo, realizan ejercicios físicos que redundan en más salud.
   Actualmente hay déficit de especialistas en Gereatría -solo 17-, para asumir  el  socorro a los ancianos, pero eso no es obstáculo, puede paliarse la situación con los numerosos másteres y diplomados en Gerontología y  Gereatría que laboran  en las áreas de salud.
    Ese empeño ha contribuido a cambios en el estilo de vida que coadyuvaron  a la reducción del número de caídas y accidentes, entre otros beneficios, además de una asistencia integral de psicología, estomatología, servicio social, enfermería y otras ramas consagradas a los pacientes geriátricos, así como también el apoyo y orientación a los familiares.
   Ahora el énfasis está en la necesidad de conseguir mayor respaldo de la familia al adulto mayor y en consolidar la atención a trastornos emocionales como la depresión, para enfrentar el envejecimiento de la población de manera más armónica, teniendo en cuenta que la esperanza de vida al nacer de los cubanos es de 77,98 años.
   Por eso se potencia  la gereatrización de los servicios de salud con hincapié en los organismos que interactúan con el sistema sanitario, por ejemplo a la hora de construir hay que tener conciencia de que la población envejece y deben evitarse las barreras arquitectónicas y hacer asideros en sitos públicos para impedir las caídas y accidentes. 
Incluso,  urge  sensibilizar  a los colectivos en entidades del Comercio Interior donde confeccionan ropas y calzados inadecuados para personas de este grupo etareo, y hay que mirar con luz larga porque para el año 2025 se pronostica que Cuba estará entre las naciones más envejecidas de América Latina.
   El Programa Social de Atención al Adulto Mayor se erige sobre tres pilares fundamentales: proyección del adulto mayor como agente de cambio en la comunidad; legitimación de un programa sociocultural como estímulo para su participación social,  y articulación de una estrategia para garantizar la accesibilidad de los ancianos.
   Existen proyectos para la creación de Casas de Abuelos de nuevo tipo, diseñadas para pacientes geriátricos con discapacidad física, lo que  permitirá la permanencia de estos durante ocho horas laborales y que los familiares puedan trabajar tranquilos con la garantía de que los dejan en buenas manos.
   Lo que sobra es voluntad política  en aras de perfeccionar la atención a nuestros venerables ancianos y mejorar el confort de sus espacios habituales, pero siempre dándoles amor, primero amor.

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